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El verdadero espíritu navideño

Los lectores y las lectoras escriben sobre el consumismo en estas fiestas, los feminicidios, el resultado de las elecciones extremeñas y el uso de antidepresivos

La Navidad se ha convertido en catalizador para el avance del capitalismo financiero rampante no tanto por el consumo exacerbado de las fechas, que podría darse bajo diferentes sistemas económicos, sino por haber dejado de suponer un dique de contención frente a la implantación del individualismo, requisito sine qua non para encarrilar cualquier modelo de lógica personalista. Contemplando solamente la raigambre litúrgica de la celebración, perdemos de vista la teleología social navideña. No se precisa adscripción al cristianismo para reconocer que algunos elementos fundamentales de su prédica como el perdón, la empatía y la generosidad son cruciales también para preservar la argamasa que cohesiona las relaciones que nos cuidarán durante el resto del año. Estas fiestas pueden ser recordatorio periódico y tiempo de pausa reconstitutiva ante el aceleracionismo productivista que cada día desteje nuestros vínculos volviéndonos vulnerables a su merced. Feliz Navidad.

Daniel Barroso Domínguez. Madrid

Nada cambia

En apenas unas semanas, varias mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en distintos puntos de España. Los titulares se suceden con una inquietante familiaridad, como si la reiteración hubiera reducido el impacto de cada muerte. Tras cada asesinato se repite el mismo ritual: condenas institucionales, minutos de silencio y promesas de revisión. Pero lo que no se revisa con la misma urgencia es por qué las medidas siguen llegando tarde, por qué las órdenes de protección no siempre protegen y por qué la prevención continúa siendo el eslabón más débil. No es una cuestión de falta de diagnósticos, sino de voluntad política sostenida y recursos suficientes. Cada asesinato machista no es solo una tragedia individual: es un fallo del sistema que se repite demasiadas veces. La pregunta ya no es qué ocurrió, sino por qué sigue ocurriendo.

Mihaela Dinca. Castellón de la Plana

Frente común

Digan lo que digan, en las elecciones extremeñas sólo ha triunfado Vox y un poco Unidas por Extremadura. Ni el PSOE ni el PP asumen las responsabilidades de su fracaso. El Gobierno de la comunidad autónoma está en manos de la extrema derecha. Si nuestros políticos de centro y de izquierda fueran buenos estadistas y servidores públicos, aparcarían sus intereses partidistas y formarían un bloque —tienen escaños de sobra— para que los ciudadanos extremeños no pierdan derechos con un Gobierno de Vox. Pero me temo que eso es como pedirle peras al olmo.

Víctor Calvo Luna. Valencia

Calmar no es curar

Ver a mi abuela tomando Escitalopram para soportar la vida sin mi abuelo es triste. Nos recetan el medicamento a ambas por distintos motivos. Mis colegas docentes —más de 12 (de los que sé)— toman Sertralina y Fluoxetina, entre otros. Cada día hay más consumo de antidepresivos. Su uso se ha normalizado para poder seguir adelante y, sin embargo, algo duele en esta “normalidad”.Medicarse puede salvarte y negarlo sería injusto, pero aún me pregunto si estamos disfrazando el dolor o aprendiendo realmente a sanarlo.

Daniela Huerta Escobar. Concepción (Chile)

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