Los elfos asesinan a Papá Noel
Las palabras del año en otros países apuntan un tiempo de ira, odio y bazofia que ya es política de Estado
Esta columna requiere un poquito de paciencia por su parte, sobre todo si es alérgico a los anglicismos. Y al odio.
No analizaremos “arancel”, una palabra sin alma ni personalidad que ha elegido la FundéuRAE como la más representativa del año, sino las que han seleccionado vecinos más perspicaces. El diccionario de Oxford optó por ...
Esta columna requiere un poquito de paciencia por su parte, sobre todo si es alérgico a los anglicismos. Y al odio.
No analizaremos “arancel”, una palabra sin alma ni personalidad que ha elegido la FundéuRAE como la más representativa del año, sino las que han seleccionado vecinos más perspicaces. El diccionario de Oxford optó por rage bait, algo así como meter cizaña, irritar, extender la rabia y provocar la ira para conseguir audiencia. Lo practican los haters, los políticos amantes de la disrupción y lo promueven las redes, que encuentran en ese discurso una autopista al éxito seguro. El algoritmo no quiere ni oír hablar de peace and love.
Oxford reincide en el espíritu de esta época porque el año pasado ya seleccionó brain rot, el deterioro mental que genera el abuso de las redes. Al otro lado del Atlántico, la editorial Merriam-Webster, responsable del principal diccionario de inglés de Estados Unidos, ha escogido slop: la bazofia que produce de forma masiva la Inteligencia Artificial. La Sociedad de la Lengua Alemana eligió precisamente Ki-Ära (la era de la IA).
¿Qué está ocurriendo? Cierto que Donald Trump colocó los aranceles en el centro del debate, pero lo que ha colocado sobre todo es su increíble capacidad para leer el presente y sembrar la discordia. Muchos podemos tener ya el cerebro frito por la animadversión y la basura que circula alrededor, pero él ha entronizado el odio como política de Estado y así ha hecho posible el sueño de sus imitadores. Gasolina para el fuego. El alcalde Albiol no estaría desahuciando a cientos de inmigrantes en Badalona con ese orgullo explícito si no fuera por las crueles redadas que vemos en EE UU. Isabel Díaz Ayuso no estaría golpeando a la universidad pública si no hubiera un guion internacional de ultraderecha que primara a los privilegiados frente a los servicios públicos. La presidenta de Extremadura también le copia al sentirse víctima preventiva del Estado porque unos cacos robaron 124 votos que no iban buscando. Y Abascal quiere agua bendita para desinfectar el local donde se despidió a Robe Iniesta. En fin. Este año los elfos no meten horas a favor de Papá Noel, sino del odio. Saben que solo serán héroes si le asesinan, no si le ayudan.
Ojalá no existiera el rage bait, el slop o el brain rot. Pero es lo que hay. (Por cierto, Portugal prefirió “apagón” como palabra del año por el que sufrió por culpa de España, que lo barajó y desdeñó, otra oportunidad perdida). Por mi parte les deseo paz y amor. Y muy feliz Navidad.