De etarras hemos pasado a perroflautas
Los dirigentes europeos empiezan a sentir que el empecinamiento en el apoyo a Israel y su impunidad tiene riesgos, menos el PP
Estamos de suerte. Los que nos hemos manifestado contra el genocidio en Gaza hemos ascendido de etarras, kale borroka o sitiadores de Sarajevo —las calificaciones que lanzó Isabel Díaz Ayuso ante la protesta durante la Vuelta ciclista— a perroflautas, m...
Estamos de suerte. Los que nos hemos manifestado contra el genocidio en Gaza hemos ascendido de etarras, kale borroka o sitiadores de Sarajevo —las calificaciones que lanzó Isabel Díaz Ayuso ante la protesta durante la Vuelta ciclista— a perroflautas, miembros de batucadas o de asambleas de facultad. Lo primero eran delitos. Lo segundo, un honor. El bando de la decencia siempre tiene mejor banda sonora.
Las movilizaciones contra la actuación desalmada de Benjamín Netanyahu prenden en Europa y nos recuerdan que los principios aún laten entre buena parte de la población más que entre los poderosos. La voz se alza de forma particularmente enérgica en Italia, donde una huelga general y el envío inmediato de otra flotilla de 11 barcos está avisando a Georgia Meloni contra sus amistades. La primera ministra italiana, inteligente, lo reconoció hace pocos días: “No soy estúpida, veo lo que está pasando”.
Los dirigentes europeos empiezan a sentir que el empecinamiento en el apoyo a Israel y su impunidad tiene riesgos. Lo ve la neofascista Meloni en una Italia alarmada con el enorme nivel de violencia en Gaza o lo ve el Gobierno de Alemania, donde una nueva encuesta de YouGov ha constatado que la mayoría de votantes de todos los partidos —incluida la ultraderecha— creen que lo ocurrido es genocidio.
Quien parece no verlo es el PP, que sigue regalando a Pedro Sánchez errores consecutivos con una ceguera incomprensible frente a un Gobierno que llegó al verano en horas bajas. Isabel Díaz Ayuso desvía cada día la atención de los trapos sucios de su novio con declaraciones delirantes, sea para descalificar a los miembros de la flotilla o para mentir sobre el lehendakari Imanol Pradales. Y Génova (Alberto Núñez Feijóo) asiste impotente y torpe ante la demolición de un curso político que debía estar a su favor.
Israel ha detenido a decenas de compatriotas en aguas internacionales que ha declarado zona de exclusión. En un mundo ingenuo, la pregunta no es por qué impide a la flotilla llevar la ayuda a Gaza, sino por qué las potencias europeas no consiguen hacerlo por sí mismas y socorrer a la maltrecha población palestina. Todos los países están acatando en silencio una ilegalidad de Israel.
La nueva flotilla italiana surca el Mediterráneo rumbo a Gaza. Otra con 45 barcos partió de Turquía el jueves. No se pagan con subvenciones, como sugiere Ayuso, sino con la indemnización que Israel tuvo que pagar por cargarse una similar en 2010, cuando causó 10 muertos. La conciencia en Europa parece estar despertando. Y pobre de las generaciones que no tengan su movilización. Tengamos orgullo de esta juventud. Y de sus batucadas.