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Elogio del sosiego

Los lectores escriben sobre las vacaciones en casa, las actuaciones judiciales, la política vista como negocio por Trump y el valor de la lectura

Estas vacaciones decidí quedarme en casa. No fui a ningún lado. No viajé. Me dediqué a no hacer nada. A ver pasar el tiempo. A perderlo, si así se quiere decir. Y entre ese no hacer me dediqué a leer. A ver películas. A pasear. A mirar el cielo y el horizonte, los árboles. Y a no escuchar a nadie. Me dediqué a habitar el refugio que es la aldea en la que viven mis padres. Ahora bien, también puedo entender que a la vuelta a lo cotidiano no tenía ningún acontecimiento, ninguna anécdota que contar. Ni fotos ni vídeos que enseñar. En comparación con los demás, yo era un aburrido. Dicen. Aun así, no me arrepiento de mis jugosas vacaciones. Si todo me acompaña, serán una opción por mucho tiempo. De calma. De sosiego. De aislamiento. De desconexión. Una palabra que ahora siempre está en el hablar de todos, incluido el mío.

Manuel Iglesias Nanín. O Carballiño (Ourense)

Criticar a los jueces

En una tribuna en este periódico, la catedrática Ana Carmona condena la crítica a jueces o al poder judicial. El argumento falla en un punto que ella liquida en una frase: ante actuaciones irregulares, el ordenamiento tiene instrumentos adecuados para corregirlo. Aquí está el problema: siempre que la vigilancia y corrección recae en el colectivo a vigilar y corregir, ese mecanismo no funciona. Es el llamado corporativismo. También estoy cansado de que a los ciudadanos se nos trate con condescendencia y nos digan que no se puede criticar a los jueces. Puedo criticar a los diputados por una ley, al Gobierno por una decisión, pero ¿no cómo trabaja un juez? Cada ciudadano tiene su propia educación y bagaje, pero no es difícil deducir, de informaciones de los medios, que hay indicios de delito en el caso de Santos Cerdán. Pero, igualmente, lo de Begoña Gómez parece excesivo después de años de buscar y que no aparezca nada. Veremos si ese mecanismo al que se refiere Carmona acaba actuando sobre dicho juez.

Diego Valdés Carrera. Madrid

Nos venden

Los grandes líderes de antes eran oradores, referentes ideológicos o carismáticos, pero Trump es, sobre todo, un vendedor. Y hoy ganan los que saben venderse. Él se hizo rico y luego quiso comprarse el mundo. Cada vez que se reúne con Putin, Netanyahu o cualquier otro, lo que está haciendo es venderles algo; y el problema es que el resto lo está comprando. Empiezo a pensar que nos vende a nosotros. Y somos baratos.

Matilde Soria Soto. Murcia

Lo bueno de leer

Cada día intento hacer las cosas un poco mejor: fumar menos, hacer algo de ejercicio —aunque solo sea salir a caminar—, acostarme antes, perder menos tiempo con el móvil. Lo hago para sentirme mejor, no para ser mejor que nadie. El debate de esta semana, como tantos otros, tiene un problema semántico de base. No: leer no te hace “mejor persona” que tu vecino. Pero sí te ayuda a mejorar en muchas otras cosas. Al leer ejercitas la atención, trabajas la memoria y amplías tu conocimiento del mundo. Y lo mejor de todo: te libras de pasar los ratos muertos viendo cómo decora su salón la influencer de turno. La cuestión moral, si acaso, podemos dejársela a los curas.

Candela Rodiles. Madrid

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