El Sabadell vuelve a Sabadell

Con el regreso a Cataluña de su sede social, el banco busca protección política frente a la OPA del BBVA

Centro corporativo del Sabadell en Sant Cugat del Vallès (Barcelona).Nacho Doce (REUTERS)

La decisión del Banco Sabadell de volver a instalar su sede social en Cataluña siete años después de su marcha por las turbulencias del fallido proceso independentista es un balón de oxígeno para quienes han trabajado a favor de un restablecimiento de la institucionalidad y de la normalización política en esta comunidad. Más allá de las legítimas decisiones empresariales, esta del consejo de administración del banco catalán implica reconocer ese cambio de atmósfera. Tal reconocimiento, además, no tiene por qué perjudicar a la Comunidad Valenciana, que ha acogido la sede desde 2017. La entidad ha garantizado que el regreso a su base histórica no implica el cierre de oficinas, el despido de trabajadores o el deterioro de la atención a sus clientes en esta región.

Pese al mensaje positivo que se traduce en la noticia, el contexto añade evidencias sobre la motivación real del retorno que son también muy claras. El Sabadell vive un momento crítico en plena OPA por parte del BBVA, que aspira a hacerse con su control en una operación que genera grandes tensiones. Con la mudanza aprobada este miércoles, el banco que preside Josep Oliu busca una protección política suplementaria por parte de las autoridades catalanas contra una operación que considera negativa para sus clientes y para sus intereses empresariales. A nadie se le escapa lo que el regreso tiene de oportunidad y de oportunismo.

La OPA del BBVA plantea serias dudas sobre la conveniencia de seguir concentrando el sector bancario en el conjunto de España, pero es precisamente en Cataluña donde esas dudas cobran más sentido. En menos de una década, los catalanes han visto cómo se reducía de forma drástica la competencia entre entidades por la desaparición —mediante fusiones o absorciones— de nueve de las diez cajas de ahorro originarias de la comunidad autónoma. Tal situación en nada ha favorecido ni a los clientes ni a las empresas que buscan financiación en buenas condiciones.

Es relevante la contribución del mundo económico a la estabilidad política e institucional de sus zonas de influencia. También lo es la garantía de tener un sistema financiero abierto a la competencia real. Es esta segunda derivada la que deberá dirimirse en los próximos meses. Los gobiernos, los partidos políticos y los órganos reguladores deban afinar, más aún si cabe, sus posiciones sobre la OPA del BBVA sobre el Sabadell. Independientemente de cuál sea su sede social.

El regreso, en definitiva, hay que analizarlo básicamente en clave OPA, aunque políticamente es sin duda una buena noticia en términos de normalización. Hay que preguntarse, no obstante, por qué no han vuelto más empresas y bancos. Y la respuesta tentativa es que, probablemente, aún queda mucho camino por recorrer.

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