Ayuso y Sánchez deberían dar las uvas juntos

Tanto las políticas económicas del Gobierno como las de Madrid merecen elogios

Sánchez y Ayuso se saludaban el pasado día 13 en el palacio de La Magdalena de Santander al comienzo de la última Conferencia de Presidentes.Javier Etxezarreta (EFE)

¿Cómo puede ser que tengamos la mejor economía del mundo (desarrollado) con una política tan mala? ¿Cómo es posible que nuestro Congreso, convertido en una red social donde sus señorías compiten a hacerse zascas y desplantes, rija los destinos del país que, de media, más crece y más empleo genera, ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

¿Cómo puede ser que tengamos la mejor economía del mundo (desarrollado) con una política tan mala? ¿Cómo es posible que nuestro Congreso, convertido en una red social donde sus señorías compiten a hacerse zascas y desplantes, rija los destinos del país que, de media, más crece y más empleo genera, donde más sube la Bolsa y, a la vez, mejor se controla la inflación y el déficit público? ¿Qué tipo de milagro opera para que unas leyes que son resultado del caos (desde accidentes como que un diputado de la oposición se equivoque al votar hasta cambalaches con prófugos para retorcer el Código Penal) den unos frutos tan lustrosos?

Los agoreros dicen que la economía española solo gana en tamaño porque vienen más inmigrantes y turistas, y que repartimos miseria. Pero si los inmigrantes vienen aquí, y no a Alemania, por algo será. Y que los servicios funcionen mejor que la industria no equivale al monocultivo de la sombrilla y las tapas. Batimos récords exportando servicios no turísticos, como consultoría, ingeniería o telecomunicaciones, gracias a la combinación entre un capital humano altamente cualificado (que nuestras universidades han creado con presupuestos ridículos y un personal ridiculizado) y extraordinariamente competitivo.

Creo que el éxito económico de España depende de sus tres puntos más criticados: el sindiós autonómico, la neoliberal Ayuso y el progresista Sánchez. Primero, en muchas áreas, Madrid, País Vasco, Cataluña, Andalucía y demás comunidades se han convertido en Dinamarcas y Noruegas: sociedades con idiomas y culturas parecidas que compiten por inversión interna y extranjera, se siguen de cerca, entre la envidia y la admiración, se copian las mejores prácticas y se critican las malas. Naciones hermanas que aprenden las unas de las otras. Y aquí toca aplaudir a las que proponen modelos inspiradores, como la política industrial vasca o el liberalismo de Ayuso. Madrid es un prodigio económico. Con mil problemas, pero menos que la mayoría de regiones europeas.

Y también felicitemos al Gobierno central. La política que emana de la maquinaria mediática de La Moncloa es hostil y visceral, pero las políticas públicas que han salido de su aparato de expertos, de sus mujeres y hombres del traje gris, han sido constructivas y cerebrales: ERTE, subidas del salario mínimo, compatibilizar subsidio de paro con empleo, acuerdos con empresarios y sindicatos para flexibilizar la salida del mercado laboral. Visto así, quizás Ayuso y Sánchez deberían dar las uvas juntos. Feliz 2025.

Más información

Archivado En