La vivienda, el caldero de Freud y Jack el Destripador

La respuesta del Gobierno al problema de los alquileres sigue la misma lógica de un chiste viejísimo

Un momento de la manifestación del domingo en Madrid.JUAN BARBOSA

La táctica que emplea el Gobierno con la crisis de la vivienda parece sacada de una de las historias que Sigmund Freud cuenta en El chiste y su relación con lo inconsciente:

“B ha prestado a A un caldero de cobre. Al serle devuelto advierte que presenta un gran agujero en el fondo y reclama una indemnización. A se defiende diciendo: ‘Primeramente, B no me ha prestado ningún caldero; en segundo lugar; el caldero estaba ya agujereado, y, por último, yo he devuelto a B el caldero completamente intacto”.

La respuesta es absurda (hablamos, literalmente, de un chiste), pero los políticos la usan todo el rato. Hace casi 20 años, Slavoj Žižek publicó Irak. La tetera prestada, donde sostiene que la lógica de ese chiste (con una traducción diferente para el caldero) estaba detrás de las justificaciones para la invasión de Irak: “Irak tiene armas de destrucción masiva. Aunque no las tenga, colabora con los terroristas de Al Qaeda. Y aunque no colabore con ellos, su dictador es una amenaza para la seguridad mundial”.

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Pero no hace falta invadir un país para usar esta táctica que quiere vencer por acumulación a costa de la lógica. Ante cualquier problema, muchos políticos optan por negarlo: “No hay crisis, no hay corrupción, no hay pandemia…”. Al mismo tiempo, niegan ser responsables de ese problema que no existe: “Es la herencia recibida, son unas pocas manzanas podridas, es una crisis global…”. Y, finalmente, se atribuyen el mérito de lo que ni existía ni era su culpa: “Llegan los brotes verdes, yo destapé la corrupción de mi partido, yo he traído las vacunas…”.

La vivienda también parece el caldero de Freud. Los políticos ignoran el problema y, a la vez, le echan la culpa a los demás: según a quién preguntes, la responsabilidad es del Gobierno, de las autonomías o del Ayuntamiento en cuestión. Y eso que llevamos décadas con hipotecas y alquileres absurdos: unos cuantos tuiteros recordaban estos días las protestas de hace 20 años a favor del derecho a la vivienda, con eslóganes como “no vas a tener una casa en la puta vida”.

Ahora estamos en la fase en la que alguno prepara el terreno para decir que nos devolvió el caldero intacto. Pedro Sánchez ha anunciado la prórroga del bono de 250 euros para menores de 35 años. Y esto, como señalan muchos tuiteros, en realidad es una ayuda a los caseros. Si a tu casero ya le pagas 1.000 y se entera de que te han dado una ayuda de 250 euros, pues entonces seguro que podrás pagar 1.250. Otros tuiteros recuerdan que los caseros más generosos proponen “repartir” el bono: “Ni para ti ni para mí: 1.175″. No es un temor infundado: un editorial de Cinco Días ya denunciaba hace tres años con datos de un estudio del Banco de España que estas ayudas se trasladan al alquiler.

El socio del PSOE en el Gobierno, Sumar, se ha unido a las críticas al bono, pero este partido venía de un fin de semana complicado: la vicepresidenta Yolanda Díaz publicó un tuit durante la manifestación por la vivienda del domingo en el que decía que “es hora de actuar: frenar la compra especulativa y bajar los alquileres. Casas para vivir y no para especular”.

Como han respondido muchos tuiteros, este es el mensaje que escribiría un ciudadano indignado o un político de la oposición, pero no alguien que está en el Gobierno, incluso aunque no sea la socialista Isabel Rodríguez, ministra de Vivienda. “Esto con un Gobierno progresista nunca pasaría”, le contesta @tresmasciento. “Vamos a empezar a trabajar la posibilidad de que Yolanda Díaz sea en realidad dos personas que no se hablan entre ellas”, escribe @lorzagirl. También le recuerdan la pancarta que dice: “Sois Gobierno, dejad de tuitear” (@leyresantosv). El mensaje de Díaz sumaba unas 4.000 respuestas 24 horas más tarde. Y con razón: con ese “es hora de actuar”, en lugar de “es hora de que actuemos”, parece que la vicepresidenta quiere bajar el precio de la vivienda con indirectas, como cuando Miguel Gila se enfrentó a Jack el Destripador: “Alguien le ha subido el alquiler a alguien…”.

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