La complejidad del voto hispano en las elecciones de Estados Unidos

La situación de la economía, la educación y el coste de la salud son los temas prioritarios del segundo grupo de votantes más numeroso del país

Partidarios de Donald Trump en Las Vegas durante la campaña de 2020.Ethan Miller (Getty Images)

Ahora que Estados Unidos se encamina hacia otras elecciones presidenciales, los votantes hispanos vuelven a ser objeto de atención. Son el segundo grupo de votantes más numeroso de EE UU y eso hace que todos, candidatos, analistas y periodistas tengan curiosidad por saber cómo van a votar y qué repercusión tendrán en los comicios. En 2024 tienen derecho al voto...

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Ahora que Estados Unidos se encamina hacia otras elecciones presidenciales, los votantes hispanos vuelven a ser objeto de atención. Son el segundo grupo de votantes más numeroso de EE UU y eso hace que todos, candidatos, analistas y periodistas tengan curiosidad por saber cómo van a votar y qué repercusión tendrán en los comicios. En 2024 tienen derecho al voto 36,2 millones de hispanos (ciudadanos estadounidenses adultos), cuatro millones más que en 2020, que representa el 15% de las personas con derecho al voto en el país, una cifra sin precedentes.

Las elecciones estadounidenses frecuentemente dependen de un grupo de Estados cruciales. Este año, esos Estados son Arizona, Nevada, Wisconsin, Michigan, Pensilvania y Georgia. Todos esos Estados cuentan con un número considerable de votantes hispanos, y su desglose demográfico en cada Estado puede ayudar a los observadores a predecir a quién apoyarán esos votantes.

Arizona, uno de los cinco Estados con las poblaciones de hispanos más grandes de todo el país, tiene 1,3 millones de ellos con derecho a voto, que representan el 25% del electorado. En su gran mayoría son estadounidenses de origen mexicano; aunque muchos son inmigrantes, más del 80% ha nacido en Estados Unidos. Se calcula que, en 2020, el 37% de los hispanos en ese Estado votó por Donald Trump y el 61% por Joe Biden, según las encuestas que se hicieron a pie de urna.

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En Nevada, la mayoría de los 485.000 votantes hispanos son de origen mexicano. Al mismo tiempo, alrededor de un tercio de los inmigrantes que viven en el Estado atravesaron ilegalmente la frontera. Por consiguiente, muchos hispanos con derecho a voto —ya nacidos en Estados Unidos— son hijos de inmigrantes sin papeles. Se calcula que en 2020 Biden obtuvo el 61% del voto hispano en Nevada, mientras que Trump obtuvo el 35%.

En cambio, el electorado hispano de Pensilvania es muy distinto. Hay alrededor de 615.000 hispanos con derecho a voto, el 6% de los votantes. La mitad son puertorriqueños, el 13% dominicanos y el 11% mexicanos. Esta combinación y la concentración en el área metropolitana de Filadelfia hacen que los electores hispanos de Pensilvania sean distintos al resto del país. Se calcula que en 2020 el 69% ahí votó por Biden, según esas encuestas.

Ahora bien, aunque es importante observar los patrones Estado por Estado, también es fundamental ver qué ocurre a escala nacional. Al ampliar el campo de visión, este ciclo electoral presenta un panorama preocupante para la campaña de los demócratas con respecto al voto hispano.

La candidata Kamala Harris hereda la campaña de un presidente, Joe Biden, con un índice de aprobación entre los hispanos igual de bajo que la aprobación entre la población general: el 32% en julio de este año, muy por debajo del 74% de aprobación entre los hispanos en abril de 2021. Y en cuanto a intención de voto, Biden y Trump recibían el mismo apoyo entre los votantes hispanos en el julio: el 36% dijo que votaría a Biden, el 36% dijo que lo haría por Trump y el 24% dijo que votaría al candidato independiente Robert F. Kennedy Jr. En cuanto a candidatos demócratas a la presidencia, este porcentaje es inferior al de 2016, cuando Hillary Clinton recibió el 66% de los votos hispanos, y al de 2020, cuando el propio Biden obtuvo el 58%.

La pérdida de apoyo de Biden entre los hispanos, que aún está por verse cómo afectará a su vicepresidenta, se atribuye en parte a que Trump ha logrado conectar con diversos segmentos de este grupo de población: con los cristianos evangélicos sobre el aborto; con cubanos y venezolanos, sobre la política de Estados Unidos en relación con esos países; con los votantes hispanos de Texas que viven junto a la frontera con México sobre el impacto de los inmigrantes en sus comunidades; y con votantes que le dan una importancia especial al trabajo y el esfuerzo.

En parte por eso, en 2020 Trump consiguió el 38% del voto hispano en todo el país, el mejor resultado de un candidato presidencial republicano desde 2004, cuando se calcula que el entonces presidente George W. Bush recibió el 44%. No obstante, a la hora de identificarse con un partido, los votantes hispanos han cambiado poco desde los primeros años de este siglo: en la actualidad, alrededor del 61% se identifica con el Partido Demócrata o se inclina por él.

Para los votantes hispanos, los temas prioritarios son, entre otros, la situación de la economía, la inflación, la educación y el costo de la salud, por delante de la inmigración. Sin embargo, sobre este último tema, hay diferentes opiniones: un tercio de los hispanos adultos afirma que deportar a los inmigrantes que están de manera indocumentada en Estados Unidos mejoraría la situación en la frontera con México.

Por último, a pesar de que los votantes hispanos interesan e importan cada vez más, acuden a las urnas menos que otros grupos; en las últimas elecciones, fueron los que más se abstuvieron de votar. No se sabe si la situación cambiará este año, pero los primeros indicios muestran que los hispanos prestan menos atención a las noticias y a las propias elecciones. Entre todas las incertidumbres de esta campaña, una de las principales es la complejidad del voto hispano y la dificultad para predecirlo.


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