Elecciones en la Argentina: el día después

Gane quien gane, Sergio Massa o Javier Milei, el país será un lugar distinto. Gane quien gane, hay algo que ya ganó

Simpatizantes del candidato presidencial argentino Javier Milei, en Buenos Aires el 22 de octubre.MATIAS BAGLIETTO (REUTERS)

El domingo próximo se realizará en la Argentina la votación presidencial definitiva. Y ese adjetivo, “definitiva”, suena, más que nunca, definitivo. El 19 de noviembre se acerca a un ritmo agónico, pero solo puedo pensar en el lunes 20, el día después. Gane quien gane, Sergio Massa o Javier Milei, la Argentina será un lugar distinto. Gane quien gane, hay algo que ya ganó. Millones de ciudadanos coinciden en resucitar discusiones zanjadas ―que...

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El domingo próximo se realizará en la Argentina la votación presidencial definitiva. Y ese adjetivo, “definitiva”, suena, más que nunca, definitivo. El 19 de noviembre se acerca a un ritmo agónico, pero solo puedo pensar en el lunes 20, el día después. Gane quien gane, Sergio Massa o Javier Milei, la Argentina será un lugar distinto. Gane quien gane, hay algo que ya ganó. Millones de ciudadanos coinciden en resucitar discusiones zanjadas ―que en los setenta hubo “una guerra” en la que se cometieron “excesos” pero no hubo “terrorismo de Estado”―, coinciden en que la salud y la educación no son derechos “porque alguien los tiene que pagar”, coinciden en que la moneda nacional debe ser reemplazada por el dólar. Coinciden en dinamitar consensos sobre al aborto legal, los derechos de las mujeres y las disidencias. Todo eso, si estaba larvado, ya despertó, y quien gobierne tendrá ―tendría― que tenerlo en cuenta. No será fácil, dicen, y al decirlo suelen referirse a la economía. Pero no será fácil en ningún sentido. El lunes 20 no sucederá mucho: es feriado. La oposición intentó pasarlo a otra fecha, porque el festivo hará que mucha gente ―sobre todo sus votantes― prefiera irse de vacaciones en vez de quedarse y votar, pero el oficialismo obturó esa posibilidad porque mucha gente ―sobre todo sus votantes― preferirá quedarse y votar en vez de irse de vacaciones. Después de eso espera un país en el que los 40 años de democracia que se celebran este año no significan, para muchos, nada, como se deduce del hecho de que coinciden con las palabras de su candidato, Javier Milei, que sostiene que el de Alfonsín, el primer presidente democrático luego de la dictadura que estuvo en el poder entre 1976 y 1983, y que tomó la decisión de juzgar a los militares que secuestraron, torturaron y mataron a miles de personas, fue “el peor Gobierno de la historia”. Después de eso espera, quiero decir, un país que no conocemos.

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