Elecciones en la Argentina: simuladores
Martín Gambarotta escribió: “Todo sistema comienza / estafándose a sí mismo / para así poder idear la manera / más eficaz de estafar a los demás”
El 22 de octubre, Patricia Bullrich, candidata de Juntos por el Cambio, quedó fuera del ballotage en el que se elegirá el nuevo presidente de la Argentina. Durante la campaña, fue acusada por Javier Milei (un hombre de extrema derecha que se proclama “libertario” y sostiene que la justicia social es una aberración porque implica “robar a unos el fruto de su tra...
El 22 de octubre, Patricia Bullrich, candidata de Juntos por el Cambio, quedó fuera del ballotage en el que se elegirá el nuevo presidente de la Argentina. Durante la campaña, fue acusada por Javier Milei (un hombre de extrema derecha que se proclama “libertario” y sostiene que la justicia social es una aberración porque implica “robar a unos el fruto de su trabajo para regalarlo a otros”) de haber puesto, como militante guerrillera en los setenta, bombas en jardines de infantes. Ella, que siempre sostuvo que Milei era “peligroso”; le inició una causa judicial. El expresidente Mauricio Macri pergeñó, después de la elección, un encuentro entre Bullrich y Milei. Como resultado, Bullrich anunció que se uniría al libertario. Dijo que se habían perdonado mutuamente porque “cuando la patria está en peligro, todo está permitido” (incluso, parece, la abyección y la codicia). Macri confesó que su hija Antonia le había dicho: “Papá, tenés que apoyar a Milei”, y que “si ella lo dice, es palabra sagrada”. Antonia tiene 11 años. Milei, para explicar su acoplamiento con Bullrich, dijo en una entrevista, con gestos que recordaban al desquiciado personaje de Brad Pitt en Doce monos, que mientras muchos miraban a “la señorita” por internet, él estaba “en medio de sus sábanas”. Supongo que no quiso decir lo que creo que quiso decir porque, si lo hubiera querido decir, las hordas de la cancelación le hubieran caído encima, y eso no pasó. El 19 de noviembre, Milei ―y Bullrich― competirán con Sergio Massa, ministro de Economía de un país cuyo principal problema es la economía, un hombre que ahora parece abducido por el Espíritu Santo y reparte tranquilidad como si él mismo fuera una inmensa pastilla de clonazepam. Hay un poema de Martín Gambarotta: “Todo sistema comienza / estafándose a sí mismo / para así poder idear la manera / más eficaz de estafar a los demás”.