Reconocer al otro
Los lectores escriben sobre el drama de los migrantes, la guerra entre Israel y Hamas, la desigualdad según el género o el lugar de residencia en España, y sobre las consecuencias del androcentrismo en el ámbito de la salud
Mi madre, de 70 años, me acaba de mandar una foto de un bolso que ha comprado a un chico que estaba vendiendo en la calle. Hablando con ella me dice que, además, lo invitó a desayunar. Hoy, en Asturias, hace frío, llueve y hay alerta roja por vientos. Mi madre cobra una pensión, vive con poco más de 500 euros al mes y tiene un corazón tan grande que se pone en el lugar de ese joven que cruza el Estrecho en patera, jugándose la vida, para acab...
Mi madre, de 70 años, me acaba de mandar una foto de un bolso que ha comprado a un chico que estaba vendiendo en la calle. Hablando con ella me dice que, además, lo invitó a desayunar. Hoy, en Asturias, hace frío, llueve y hay alerta roja por vientos. Mi madre cobra una pensión, vive con poco más de 500 euros al mes y tiene un corazón tan grande que se pone en el lugar de ese joven que cruza el Estrecho en patera, jugándose la vida, para acabar vendiendo bolsos en un pueblo de Asturias. Ese gesto de vecindad, de reconocer al otro, esa sonrisa, ese compartir lo poco que se tiene me llena de orgullo. Ojalá hubiera más personas como tú, mamá. Más personas capaces de sentir empatía y ver en todas esas personas que vienen a nuestro país, precisamente eso, personas luchando por una vida mejor y no una amenaza a la que perseguir u odiar.
Sara Paz Suárez. Los Campos (Asturias)
Detalles del horror
Una chica con las manos atadas es obligada a bajar, a rastras, de un vehículo. Cuando se la ve de espaldas su pantalón claro evidencia de la forma más cruda un miedo insuperable. Entre las imágenes caóticas de los ingresos a un hospital, una criatura se agarra a la camilla en la que trasladan a su madre; a continuación, por la pantalla pasa el cuerpo de un joven transportado entre otros y, fugazmente, se ve el rostro desolado de una muchacha que no quiere apartarse de su lado. No pudimos hacer nada para evitar lo primero. No deberíamos perder la oportunidad de intentar que no tenga continuación lo segundo.
Miguel Delgado Almendros. Madrid
La desigualdad crece
En un editorial reciente, EL PAÍS afirmaba que según informes de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, entre 2013 y 2023 la renta per cápita en España ha crecido un 16,4%. Ese dato, que es buenísimo, debería repercutir en todos los estamentos sociales, pero no es así. La tasa de desigualdad se ha mantenido en el mismo alto nivel que estaba. Solo entre 2022 y 2023 habían descendido en 800.000 personas quienes estaban en riesgo de pobreza. Esto significa que las ayudas puntuales, que bienvenidas sean, surten efecto, pero no afectan a la estructura de desigualdades. La desigualdad estructural continúa en personas, en género, en edades y hasta en regiones.
Julio García-Casarrubios Sainz. Ciudad Real
Androcentrismo
A menudo, las mujeres salimos del médico con un diagnóstico equivocado. Para identificar las enfermedades se suelen tener en cuenta las manifestaciones que estas provocan en el cuerpo masculino, pero no en el femenino. Por tanto, muchas dolencias pasan desapercibidas y no se recomienda el tratamiento adecuado a la paciente. Por ejemplo, la mortalidad en mujeres que sufren infartos es mucho más elevada que en hombres. Al presentar diferentes síntomas, estos no son detectados a tiempo. Los hombres sienten presión y dolor en el brazo izquierdo. Las mujeres sentimos una fuerte presión en el pecho y dificultad para respirar. Síntomas que se pueden confundir con un ataque de ansiedad y hacer que una acabe en casa con ansiolíticos.
Esther R. Quintana. Barcelona