Que sepas que aquí ha muerto Unidas Podemos
Andalucía fue clave en los orígenes del conflicto que vive la izquierda en este final de legislatura, tras las elecciones autonómicas de 2022 que debilitaron al partido morado
En la reconfiguración de la izquierda de cara a las próximas elecciones generales algo ha salido decididamente mal. Se había encontrado una líder con buenos resultados de popularidad en las encuestas, Yolanda Díaz, y lo que es más importante, una impecable labor al frente del Ministerio de Trabajo. Se contaba con la aspiración, siguiendo el ejemplo del Frente Amplio de Chile, de unir lo que Vistalegre II había fragmentado. Desde el otoño de 2021 había tiempo suficiente para lograrlo. Sin emba...
En la reconfiguración de la izquierda de cara a las próximas elecciones generales algo ha salido decididamente mal. Se había encontrado una líder con buenos resultados de popularidad en las encuestas, Yolanda Díaz, y lo que es más importante, una impecable labor al frente del Ministerio de Trabajo. Se contaba con la aspiración, siguiendo el ejemplo del Frente Amplio de Chile, de unir lo que Vistalegre II había fragmentado. Desde el otoño de 2021 había tiempo suficiente para lograrlo. Sin embargo, a escasos meses de la cita municipal y autonómica, en la recta final de una legislatura llena de sobresaltos y enconamiento en la derecha, el conflicto interno vuelve a dividir a la izquierda. ¿Cuándo fue el momento en que se torció todo? Aunque siempre se señala el acto de Valencia donde Díaz se reunió con líderes progresistas, sin Irene Montero e Ione Belarra, como el casus belli emocional que abrió las hostilidades, hace falta mucho más que una cuestión de formas para llegar al punto actual.
Es el lunes 9 de mayo de 2022. Pablo Iglesias, el líder que nunca se fue, hace patente en los micrófonos de Hora 25 lo que hasta entonces sólo habían sido sólo rumores de desencuentro. La razón es el registro, el viernes anterior, de Por Andalucía para las elecciones autonómicas andaluzas, una confluencia de la izquierda donde se hallan, entre otros, Podemos, Izquierda Unida y Más País. Unas tensas negociaciones hasta el último minuto han dejado fuera a los morados formalmente. “Causa vergüenza. Es la peor manera de empezar algo necesario: el frente amplio” comenzó a narrar un Iglesias serio pero contenido, que situó el problema en que Díaz eligió a dedo a Inmaculada Nieto, la candidata propuesta por IU, en vez de a Juan Antonio Delgado, el parlamentario auspiciado por Podemos para encabezar la candidatura. “Si lo dice la jefa, aunque no estemos de acuerdo, lo tenemos que asumir”. Iglesias pone encima de la mesa la necesidad de realizar primarias para solventar estos desencuentros.
Podemos siempre ha señalado Andalucía como la génesis donde se fraguaron los problemas posteriores: decisiones de despacho, ausencia de primarias y el papel de Díaz favoreciendo a otros para restar autoridad a los morados. Justo las tres acusaciones que sobrevuelan el conflicto actual. Efectivamente, el proceso de confluencia a estas autonómicas fue la clave donde todo se empezó a romper, pero por razones bien diferentes a las que Iglesias señaló en la radio aquel día. Podemos había ido perdiendo fuerza en todos los territorios y necesitaba Andalucía como bastión con el que negociar en un futuro con Díaz. Podemos, al no conseguir imponer a su candidato, primero entorpece el proceso de confluencia, para después amagar con presentarse solos. Toda esta jugada acarrea una consecuencia desastrosa para los morados y es que dañan irremisiblemente a Unidas Podemos. Muestran sus cartas demasiado pronto, dejando ver que buscan un trato unilateral con Díaz sin contar con sus socios de Izquierda Unida.
Ocho meses antes, en septiembre de 2021, las cosas son muy diferentes. Pablo Iglesias e Irene Montero participan en la fiesta del PCE demostrando gran sintonía con el partido al que formalmente pertenece Díaz, que cierra el evento de los comunistas en un multitudinario mitin en Rivas, Madrid, donde asiste la plana mayor de los morados. También en ese mes se empiezan a dar las reuniones entre Ione Belarra y Lilith Verstrynge, secretaria de Organización de Podemos, con Ernesto Alba y Toni Valero, secretarios generales del Partido Comunista e Izquierda Unida en Andalucía. El objetivo es conformar una candidatura amplia para las autonómicas, donde Podemos, asumiendo su debilidad en la región, pide a los comunistas que piloten el proceso. Sin embargo, en esas reuniones existe una idea que va más allá de la candidatura andaluza: la necesidad de fortalecer Unidas Podemos territorialmente para que sirva de esqueleto a la reconfiguración nacional de la izquierda.
Si el centro de gravedad era únicamente el carisma de Díaz se corría el peligro de volver a repetir el experimento de Ahora Madrid con Manuela Carmena, donde la alcaldesa se emancipó de los partidos que la llevaron al Ayuntamiento. Al fin y al cabo, Díaz, aun siendo la líder del espacio por designación de Iglesias, no era orgánicamente dirigente de nada, ya que Unidas Podemos, a pesar de crearse en 2016, no había dado el paso de ser algo más que un grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados. Es el PCE, con las reticencias de Podemos pero incluso también de algunos dirigentes de Izquierda Unida, quien en los años precedentes había intentado crear grupos conjuntos en los territorios, siguiendo la máxima de Julio Anguita: “Hay que mezclar las militancias en trabajos concretos”. Es, siguiendo esta línea, cuando el sábado 30 de octubre de 2021 las direcciones andaluzas de IU, el PCE y Podemos, junto con un centenar de cuadros, se reúnen en Mollina, Málaga, para elaborar un plan de acción para las autonómicas.
Y sí, como en todo proceso electoral, el candidato fue un punto de discrepancia en aquel otoño de 2021. Se pensó en Alberto Garzón, también en un conocido periodista andaluz como independiente, pero ninguna de las dos opciones cuajó. Quizá si hubieran aceptado no estaríamos en el escenario actual. Surgieron entonces los nombres de Toni Valero e Inmaculada Nieto, pero Podemos era reticente a la segunda, sin aportar candidatos propios hasta que llegó diciembre. Se celebra un acto por el 4-D, el aniversario de las multitudinarias manifestaciones a favor de la autonomía de 1977. Podemos exige a última hora que intervenga Juan Antonio Delgado, guardia civil y parlamentario morado. Siendo de origen gaditano se acuerda aprovechar la percha de la huelga por la negociación del convenio del Metal en la provincia, en esos momentos en su punto álgido. Con él sube al estrado Ernesto Alba, también de Cádiz. Mientras que el dirigente comunista se ciñe al guión previsto, Delgado pronuncia un discurso, de manera sorpresiva, como si fuera ya el candidato consensuado para las autonómicas.
Es a partir de ese momento donde, de acuerdo al manifiesto del 4-D por un frente amplio, se instituye una mesa de partidos progresistas andaluces conducida por mediadores independientes, donde ya se halla, entre otros, Más País. Paralelamente, Podemos e IU continúan con la hoja de ruta del encuentro de cuadros en Mollina y comienzan la elaboración de un programa electoral: son parte del mismo espacio, presente en el Gobierno de España, y lo lógico parece llevar propuestas conjuntas a esa mesa de partidos. Es entre el 22 de febrero y el 1 de marzo de 2022 cuando se producen dos reuniones cruciales, entre la dirección nacional de Podemos y las direcciones andaluzas de IU y el PCE: el objetivo es cerrar cuanto antes el asunto del candidato. El presidente Moreno Bonilla no ha convocado aún las elecciones pero todo el mundo intuye que el anuncio está al caer. Es entonces cuando Podemos revela lo que de facto ha hecho en el acto del 4 de diciembre: el candidato ha de ser Juan Antonio Delgado.
En esas reuniones se produce una conversación entre Lilith Verstrynge y Ernesto Alba, donde el secretario general de los comunistas andaluces expresa que la imposición de Delgado como candidato en una reunión a puerta cerrada les resulta inasumible. Cuando Teresa Rodríguez abandona Podemos en febrero de 2020, deja a los morados en Andalucía bajo mínimos. En los siguientes meses de ese año, Adelante Andalucía, la anterior coalición, se rompe. Son los cuadros comunistas sobre los que recae la responsabilidad, el resto de la legislatura, de defender las posiciones de Unidas Podemos. Tras esa labor, su militancia no aceptaría quedar relegada de nuevo por una decisión de despacho. Es entonces cuando Alba propone primarias abiertas con voto telemático y en urna. Sin embargo, Verstrynge las rechaza, ya que sabe que de ser presenciales su organización puede perder frente a IU. Es entonces cuando Alba pronuncia una frase demoledora: “Que sepas que aquí ha muerto Unidas Podemos”.
¿Tan importante era Juan Antonio Delgado para Podemos, un hombre sin experiencia previa en la política andaluza? Desde las primeras reuniones de septiembre han pasado siete meses. Que en todo ese tiempo no se haya podido consensuar un cabeza de lista, que ni siquiera Podemos acepte unas primarias, tiene un significado que sobrepasa las elecciones autonómicas: los morados están mirando Andalucía en clave nacional con el objetivo de tener fuerza en una negociación unilateral con Díaz. El problema es que, por el camino, han enturbiado la relación con el único aliado fiable que les queda en ese momento: los comunistas. Es entonces cuando Díaz, el 3 de marzo de 2022, aprovechando un acto sindical en Sevilla, se reúne de manera discreta y por separado con los integrantes de la mesa de partidos. Verstrynge y Alba acuden juntos. ¿Ha tenido algún efecto el vaticinio del líder comunista? La respuesta es que esta será la última ocasión donde asistan a una reunión del mismo lado.
Díaz explica a los partidos sus tres condiciones para implicarse en la campaña andaluza: que la coalición se conforme en un proceso sin conflictos mediáticos, que implique a todas las organizaciones y que se elija a un candidato independiente. Tras estas reuniones multilaterales, el 28 de marzo se produce en Sevilla la primera foto conjunta de los líderes territoriales de Izquierda Unida, Podemos, Más País, Equo, Partido Comunista e Iniciativa del Pueblo Andaluz. En esta reunión se propone un acto para el 30 de abril que serviría de presentación de Por Andalucía. Pero no solo. Se piensa como oportunidad de reunión de todos los líderes nacionales, que Andalucía sea la pionera de lo que está por venir en el resto de España. Es decir, que la puesta de largo en el Magariños hubiera sucedido año y medio antes y con Unidas Podemos como aglutinador del proceso. Sin embargo, ese acto nunca se llegó a celebrar. La razón es que hasta finales de abril, ya con las elecciones convocadas, Podemos no se vuelve a sentar con IU, negándose esta vez a que Más País ocupe el número uno por Sevilla.
A partir de aquí, ya sólo queda el desenlace de la historia. Podemos convoca unas primarias internas para respaldar a su candidato que finalizan el 4 de mayo. El resto de partidos siguen trabajando respecto a lo acordado con Díaz, a la que esperan de nuevo en la Feria de Sevilla. La visita se produce el 5 de mayo. Ese mismo día, a las diez de la mañana, Inmaculada Nieto es elegida por todos los partidos que han seguido la hoja de ruta. A la una de la tarde se produce la foto de familia sobre el albero y entre casetas. Díaz no ha elegido a la candidata, tan sólo muestra su apoyo a lo decidido, incluso no habiéndose cumplido las condiciones que puso para implicarse en la campaña. Entonces se produce un momento desconcertante para todos: Podemos se suma a la foto sin haber participado en los contactos de las últimas semanas. Sólo queda un día para que se cumpla el plazo de inscripción de candidaturas.
¿Esa foto significa que Podemos se integra en Por Andalucía? Lejos de la imagen y de lo que transmite, el viernes 6 de mayo Podemos ya no coge el teléfono a IU, interviniendo Josep Vendrell, jefe de Gabinete de Díaz, como mediador. Los morados proponen unos cabezas de lista que creen inasumibles para el PCA, especialmente en Córdoba, territorio histórico de los comunistas. Y aquí surge una pregunta de difícil respuesta, ¿piensa Podemos que el PCA no va a aceptar?¿Sus condiciones son un castigo, un farol o la decisión firme de ir solos buscando una última coartada para la ruptura?¿Sobre quién recaería el daño de que Podemos se quede fuera en la primera coalición en que se implica Díaz? Quizá el desenlace contenga la respuesta. La dirección comunista acepta la propuesta sobre las 11 de la noche. Podemos no tiene preparados los documentos ni nadie en la oficina del registro electoral. De ahí que se queden fuera de las listas inscritas a nivel formal, aun yendo luego como parte de Por Andalucía.
El rocambolesco episodio final no pasa desapercibido. Las redes arden durante ese fin de semana y, lo que hasta entonces ha quedado bajo radar, acapara el interés mediático, oscureciendo un proceso que ha durado nueve meses. Cuando Iglesias interviene en Hora 25, el lunes 9 de mayo, los detalles sólo son conocidos por los protagonistas y nadie ha tenido tiempo aún de ordenar los acontecimientos para obtener una imagen general de lo sucedido. Hay un pasaje especialmente revelador. Aimar Bretos, director del programa, pregunta si esto puede ser un anticipo de lo que está por venir con el proyecto de Díaz. Iglesias responde que “si es así podemos dar por muerto el proyecto. Cuando dos formaciones no se ponen de acuerdo hay que dejar votar a todo el mundo, no valen excusas sobre el voto en urna”. Iglesias es el único que conoce en aquel estudio que IU propuso primarias en la reunión del 1 uno de marzo, digitales y en urna, de ahí que tenga que buscar esa peculiar formulación de la “excusa” para defender su narración.
Sumar, lo que Iglesias da por muerto antes de comenzar, se registra como asociación una semana y media después, el 18 de mayo de 2022. Los tiempos son claves en esta historia y esta decisión resulta del todo menos casual. Díaz ha aprendido de la experiencia andaluza que no puede quedar a expensas de esperar las decisiones de Podemos, que interpreta que han tenido como objetivo dañar su liderazgo. La cuestión es que Unidas Podemos, la coalición que gobierna junto al PSOE, de la que la ministra de Trabajo fue nombrada líder por Iglesias, ha sido sacrificada por Podemos sin obtener ninguno de sus objetivos. Lo peor está por llegar. El 7 de junio, en plena campaña electoral andaluza, Irene Montero destituye a su jefa de gabinete, Amanda Meyer, de IU. El 22 de julio de 2022, Belarra destituye a Enrique Santiago como secretario de Estado de su ministerio. En esos días escribo que Unidas Podemos ha muerto de facto, sin saber que la frase ya había sido pronunciada cinco meses antes.
Podemos clama ahora contra el peso de Compromís y Más País en el nuevo escenario. Sus afines en redes califican de traidora a Díaz. Más allá de los deseos y afinidades de Díaz, si Unidas Podemos hubiera salido reforzado de las elecciones andaluzas, como así intentaron los cuadros andaluces comunistas y de Podemos desde la reunión de Mollina, la historia hubiera sido otra. Algo quedó. Ambos partidos han logrado acuerdos para presentarse conjuntamente en seis capitales andaluzas, algunas de ellas junto a Más País. Si esta hubiera sido la tónica nacional ni Díaz tendría el liderazgo incondicional del nuevo espacio, ni Podemos sería hoy ajeno al mismo, por contra UP sería columna vertebral de lo que está por venir. Hoy se vuelve a hablar de primarias. La historia se repite a nivel nacional, ya, después de la tragedia, como farsa. Todo comenzó en Andalucía.