Ocultar el malestar

Los lectores escriben sobre la importancia que le dan al aspecto muchas personas, los incendios y el futuro del planeta, los plazos de las oposiciones y la dificultad de contactar con la Seguridad Social

Una enferma de cáncer recibiendo quimioterapia. RICHARD LAUTENS (GETTY IMAGES)

Hace un año me diagnosticaron un tipo de leucemia. Fue en una fase muy temprana y estoy con un tratamiento relativamente poco agresivo para mi cuerpo, aunque no tanto para mi mente. Hay gente que, cuando me ve, me dice que tengo muy buen aspecto, que parezco normal y que se esperaban verme con otra apariencia y yo, sorprendida, me quedo pensando por qué esperan encontrarme con peor aspecto y qué significa ser normal. También ...

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Hace un año me diagnosticaron un tipo de leucemia. Fue en una fase muy temprana y estoy con un tratamiento relativamente poco agresivo para mi cuerpo, aunque no tanto para mi mente. Hay gente que, cuando me ve, me dice que tengo muy buen aspecto, que parezco normal y que se esperaban verme con otra apariencia y yo, sorprendida, me quedo pensando por qué esperan encontrarme con peor aspecto y qué significa ser normal. También estoy pasando por un proceso de depresión debido a mi estado de salud. Cuando me atrevo a contar que me encuentro mal anímicamente, mucha gente me suele decir que tengo que ser positiva, que alegre la cara y que piense en otra cosa (¿cómo no se me había ocurrido esto?). Vivimos en un mundo muy extraño, donde las enfermedades físicas deben tener signos visibles de deterioro y las mentales se deben disimular. Y yo me pregunto: ¿cómo debo salir entonces a la calle bajo estas circunstancias? ¿No me peino, pero me pinto los labios para que se me vea una bonita sonrisa?

Mila Puig. Barbate (Cádiz)

¡El planeta en llamas!

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“La gente dice que deberíamos dejar un planeta mejor para nuestros hijos. La verdad es que deberíamos dejar unos hijos mejores para nuestro planeta”. Esta frase la pronunció Clint Eastwood, y yo creo que si a lo largo de la historia nos hubiéramos aplicado la segunda parte de la frase, la primera sobraría. Qué pena. Del interés que pongamos en el planeta, depende la vida de este y, por ende, la vida de nuestros hijos, nietos. Es difícil corregir el pasado; no tardemos en construir bien el futuro.

Félix Jiménez Fernández. Madrid

Imposible opositar

Hace un año salió la convocatoria de mis oposiciones. Y aún no hay ni fecha. En las bases se decía que la fecha de realización del ejercicio sería en un plazo de ocho meses máximo. Uno, desesperado ya, se pregunta qué validez tienen las bases de una convocatoria. La dilación sine die de procesos selectivos es frecuente en la Administración pública. Se juega con algo tan sagrado como la salud mental. Por no hablar de que no todos tienen el necesario colchón económico para estudiar indefinidamente. O la dificultad de conciliar paternidades y maternidades y cuidados de terceros con el estudio. La igualdad también es necesaria aquí. El Gobierno debería garantizar un tiempo mínimo de ejecución de estos procesos. La sensación es que no importamos. Hace poco, Yolanda Díaz habló de ternura. Algunos se sorprendieron. Ojalá haya más ternura, más empatía y más sensibilidad con aquellos que dedicamos nuestro tiempo a intentar ocupar un puesto público. De momento, me tomo un descanso para disfrutar del azul del verano y de Nico, mi faro en este duro año.

Guillermo Sáenz de San Pedro. Madrid

Sin respuesta

He llamado más de 100 veces al teléfono gratuito de la Seguridad Social, a distintas horas y en distintos días, para una duda con el ingreso mínimo vital sin éxito: se escucha una grabación, que dice que todos los operadores están ocupados y que llame más tarde. Una de dos: o tengo mala suerte o se trata de una tomadura de pelo. ¿Realmente es una mejora para la ciudadanía tanta tecnologización electrónica?

Juan Miguel Pérez Porras. Fuengirola (Málaga)

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