Atascados en la 4T
No importa el tema, el tamaño o la circunstancia: la prioridad es tener todo, aplastar, apantallar, humillar


Atascarse es una de las actividades favoritas de la 4T. No importa el tema, el tamaño o la circunstancia: la prioridad es tener todo, aplastar, apantallar, humillar. Hay que atascarse, dar muestra de poderío. No importa cuando ni en dónde ni con quién; puede ser con la oposición con los medios, en un discurso, en un anuncio, contra los adversarios, los periodistas o los propios compañeros del partido. Lo importante es que el poder se vea y se sienta; que se sepa quienes son los poderosos. En el atasque lo importante es mostrar que se es impune porque esa es la fórmula del gozo: enseñar que se es más que los otros.
La casi inexistencia de la oposición ha generado un grave problema en la clase gobernante, pues no tiene con quien contrastarse. Sus verdaderos adversarios son ellos mismos. Por eso el pleito es a muerte entre Adán Augusto y Taibo, entre Luisa María y Andy y hasta entre los hermanos Monreal, que protagonizan en estos días una bronca que va de lo infantil a lo mafioso. En esta dinámica juega también la presidenta Sheinbaum. Lejos de aquel perfil –ciertamente imaginado- de que es una científica, una mujer que pondera el pensamiento por encima de las consignas, que su austeridad es sinónimo de templanza y otras evidentes falsedades, la señora ha decidido participar abiertamente en el atascadero. Los protege, anima, les sirve de escudo. Por eso, no le importa que el enemigo sea pequeño, para ella es un gigante con el que hay que acabar, hacer grande cualquier problema, y dar la pelea como si alguien pusiera en tela de juicio su legitimidad.
¿Tenía sentido hacer un informe ceremonioso cuando su aniversario es en un mes? ¿Por qué no nada más mandarlo como dice la ley? Los informes presidenciales, en la modalidad que tenemos ahora, son una mala herencia del priismo neoliberal que ni el PAN ni Morena han sabido sacudirse o reinventar. Un evento con amigos y colaboradores a los que se les anuncia lo que han logrado con su trabajo. Es fácil hacer un informe presidencial en México: solamente se necesita un texto exultante, saber detenerse en los aplausos y que esté invitado Carlos Slim (el mexicano que seguramente ha asistido a más informes presidenciales, un récord poco envidiable). Poner palabras y frases como adversidad, enemigos, oscuridad, viento en contra, calumnia, respeto, dignidad, pueblo, libertad, más que nunca, superamos, alcanzamos, dejamos atrás, nuevo horizonte y queda mucho por hacer. El informe de Sheinbaum fue una “mañanerota”, una conferencia de prensa rutinaria con diferentes invitados y mucho ornato.
El atasque en la Cámara de Diputados es en la fracción de Morena. Se entiende que quieran tener orden y control. San Lázaro es un lugar en el que, por alguna extraña influencia, la mayoría de la gente que entra ahí suele descomponerse, les crece la autoestima de manera inusitada y todos se creen padres de la patria. El grupo parlamentario de Morena —que es gigante, con 252 legisladores— tiene un vocero: el señor Arturo Ávila. El tipo se desenvuelve con soltura en los medios, pero aparece en todos lados como si en el grupo parlamentario no hubiera una persona medianamente capaz de hacer algo similar. Lo mismo en el caso de Sergio Gutiérrez Luna, que fungió todo un año como presidente en la Cámara y ahora lo hace como ¡vicepresidente! ¿No hay nadie más? ¿De los más de dos centenares de legisladores, ¿a nadie se le antoja ser vocero, aparecer en los medios para cumplir con la emoción diputadil de que los vean en la tele sus seres queridos? ¿A nadie se le antoja un puesto en la Mesa Directiva? ¿Solamente a Gutiérrez Luna?
El agandalle, el atasque es la norma. Andy no fue sorprendido en Acapulco con un ceviche costeño, sino en Tokio con una cena de 47.000 pesos; Noroña se compró una casa de medio millón de dólares en tierra comunal y miente sobre el crédito mientras pide escoltas que lo protejan de su conducta primitiva; la nueva Suprema Corte es tratada como si fuera la dirección jurídica de Morena; no parece haber nada que escape al agandalle, a la desmesura, al atasque.
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