Encuestas, las nuevas elecciones primarias
No existe un método perfecto, lo importante es que el elegido sea aceptado por todas las partes
Para efectos prácticos, las mediciones o evaluaciones de candidatos se están convirtiendo en un proceso de elecciones primarias para los partidos políticos en México. A falta de una regulación u órgano dentro de los institutos que resuelvan sus candidaturas, las encuestas han pasado a ser un instrumento muy útil.
Es muy probable que el método tenga carencias y sea perfectible, pero para efectos prácticos está funcionando tanto para el partido en el Gobierno, como para la coalición opositora. Es revelador que hayan llegado al mismo proceso casi de manera simultánea, por lo menos en lo que se refiere a sus candidaturas para la presidencia de la República.
Si esto es así de facto, es probable que sea necesario pensar en una reforma electoral que pudiera dar un cauce más institucional. No necesariamente para que se estableciera una elección interna primaria con participación presencial, pero sería útil tener lineamientos para que la medición tenga requisitos mínimos, como que sea tener una muestra probabilística, representativa, realizada en vivienda, cara a cara, con un cuestionario balanceado, como mínimo.
Las mediciones o evaluaciones electorales no tienen por qué diferir si las mediciones que se realicen son espejo. Es decir, sus preguntas son similares, el cuestionario en el mismo orden, se realizan en fechas similares, tiene el mismo diseño muestra.
Si bien los métodos de medición son muy similares, las preguntas para tomar decisiones suelen ser muy distintas. Se puede resolver una candidatura en una sola pregunta o en una serie de preguntas con esquema de puntaje. No existe método perfecto, lo importante es que el método se acepte por todas las partes.
Medir el potencial de un candidato no es sencillo, sobre todo porque depende en buena medida de lo que pase en una campaña. Lo que puede ser un candidato muy competitivo en un momento de la contienda electoral podría ser muy débil más adelante.
Las dos variables fundamentales son el nivel de conocimiento y la opinión que se tenga de un candidato. Hay diversas formas de preguntar por el nivel de conocimiento. La menos rigurosa es si sabe o ha escuchado el nombre del candidato. Otra puede ser preguntar si se conoce al candidato o candidata en cuestión.
La imagen del personaje evaluado puede considerar solo las opiniones positivas o puede obtener un saldo entre las positivas y las negativas. Es posible que haya candidatos que tengan opiniones muy positivas, pero si estas son de la misma magnitud que las negativas, pasa a ser un candidato más bien polémico de mérito cuestionable. En un plano cartesiano la mejor posición de un candidato está arriba a la derecha, en la esquina superior derecha.
Ventajas
Sin duda, una de las mayores ventajas de este método de selección es el costo. El costo es menor en dos dimensiones, el económico y el político. En términos económicos, es mucho más barato que organizar una elección interna donde la gente tiene que ir a las urnas. En la dimensión política, este se puede reducir si la medición es acordada en términos técnicos y la pregunta decisiva es aceptada por todas las partes.
En términos democráticos, se puede argumentar a favor que, a diferencia de una elección primaria donde los simpatizantes de un candidato salen a votar, en este caso la participación es irrelevante. La medición se hace sobre el 100 por ciento del electorado. En esos términos se podría definir como un instrumento o una práctica más democrática, pero ciertamente es un argumento que se presta a controversia.
Desventajas
La última ventaja mencionada, algunos analistas la ven de manera crítica porque consideran que la participación es un elemento democrático fundamental. Es decir, no basta con ir a preguntar a la ciudadanía, esta se tiene que manifestar saliendo a las urnas.
Otra crítica tiene que ver con la preferencia partidista de los entrevistados. A diferencia de una elección interna donde sólo participarían aquellos que prefieren o tienen identidad partidista con el partido que lleva a cabo su contienda interna, con este mecanismo se suele seleccionar a todo el electorado independientemente de su filiación.
Esta crítica puede ser salvada si se filtra la población de interés, es decir, los morenistas y sus aliados o, si la medición fuese para el Frente Amplio, se podría filtrar por los simpatizantes de PAN, PRI y PRD.
Finalmente, lo cierto es que las mediciones realizadas para la selección de candidatos han resultado muy similares en sus resultados. Ello no debe sorprender, porque el resultado no se modela, ni se compara con el resultado de una elección donde interviene el elemento participación. La medición se hace sobre el 100% del electorado.
Las encuestas como un sustituto de elecciones primarias son, sin duda, un tema polémico, pero lo cierto es que hoy les están resultando muy útiles a los partidos para resolver sus candidaturas.
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