México acusa el desgaste de las campañas: el tercer debate presidencial fue el menos visto
Alrededor de 11,6 millones de adultos sintonizaron el último intercambio entre los candidatos, dos millones menos que el segundo y 200.000 menos que el primero, según datos del INE
El tercer debate presidencial fue el menos visto de estas campañas. Eso arrojan las mediciones publicadas por el Instituto Nacional Electoral (INE). El último intercambio entre los candidatos tuvo una audiencia de 11,6 millones de personas mayores de 18 años, lejos de los 13,6 millones que hicieron del segundo cara a cara el más seguido desde que se tienen registros y apenas por debajo de los 11,8 millones que sintonizaron el primero. La cifra sube hasta los 13,9 millones si se considera a los menores de edad que se unieron a la transmisión. Los datos suponen una señal de desgaste cuando la contienda llega a la recta final. Los mexicanos acudirán a las urnas el próximo 2 de junio.
El último debate, titulado Democracia y Gobierno: diálogos constructivos, tuvo una audiencia más femenina que masculina: un 55% de los espectadores fueron mujeres. El bloque temático que interesó más a la ciudadanía fue el de migración y política exterior, que tuvo 12,1 puntos de rating, según el INE. El segmento sobre la política social fue el menos sintonizado, con 9,7 puntos, seguido por el de seguridad y crimen organizado, con 11,6. El bloque de cierre sobre democracia, pluralismo y división de poderes, en el que los candidatos tuvieron la oportunidad de plantear preguntas a sus contrincantes, tuvo 12 puntos. El comunicado en el que se ofrecen las cifras no especifica cuántos espectadores suponen los puntos de rating.
“El INE reconoce el interés de la ciudadanía en los debates presidenciales, cuya finalidad es garantizar que las y los mexicanos cuenten con información suficiente sobre las candidaturas para emitir un voto informado”, señaló el instituto sobre el ejercicio del pasado domingo. Una de las críticas recurrentes en los debates de esta campaña ha sido la ausencia de propuestas y proliferación de ataques y descalificaciones personales.
En este último encuentro, Claudia Sheinbaum, la candidata de Morena y puntera en las encuestas, se enganchó menos en los ataques de la opositora Xóchitl Gálvez, su principal perseguidora, y optó por desarrollar sus propuestas. “No nos merecemos un debate presidencial lleno de calumnias y mentiras. Debemos respetar la investidura presidencial”, afirmó la aspirante del partido de Andrés Manuel López Obrador.
Gálvez, en cambio, pidió a sus rivales no tener miedo al contraste de ideas. “La soberbia es un pecado que se paga en vida, yo sé que ella no cree en los pecados”, señaló la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México, una respuesta directa a las declaraciones de Sheinbaum sobre que las elecciones serán un “trámite” y en línea con los ataques que lanzó contra su rival por utilizar la imagen de la virgen de Guadalupe, a pesar de que ha dicho que no es creyente.
Jorge Álvarez Máynez, el abanderado de Movimiento Ciudadano, calificó el nivel de debate de sus contrincantes de “lamentable”. “Si nosotros no hubiéramos estado en los debates, la campaña hubiera sido de dos personas diciéndose: ‘tú eres una corrupta, tú eres una mentirosa”, dijo sobre los motes que Sheinbaum y Gálvez se pusieron mutuamente: “la candidata de las mentiras” y “la candidata del PRIAN”. Una encuesta de Enkoll para EL PAÍS puso como ganadora del debate a la aspirante oficialista, con el 49% de opiniones favorables, frente a un 26% de su rival. Otras mediciones, como la de Massive Caller, aseguró que el 53% de sus encuestados vieron que Gálvez tuvo las mejores propuestas.
Las horas previas al último debate estuvieron marcadas por la convocatoria de la Marea Rosa, una concentración de ciudadanos que se oponen al Gobierno de López Obrador y que por primera vez hizo explícito su apoyo a Gálvez. Había grandes expectativas sobre el impacto que podían tener las concentraciones en el Zócalo de Ciudad de México y otras ciudades del país para impulsar a la candidata opositora. Hubo también interés en la presentación de Máynez, envuelto en la polémica reciente sobre si debía declinar para que la oposición concurriera con una candidatura de unidad. Era también una cita importante para Sheinbaum, que salió a refrendar la ventaja que le dan las encuestas.
Los datos de audiencia del INE, sin embargo, señalan que cada espectador sintonizó el debate durante 34 minutos en promedio, a pesar de que duraba casi dos horas. La medición del impacto real de los debates y de tres largos meses de campaña se verá en la participación ciudadana que se registre en dos semanas, cuando México vote por la presidencia, la renovación del Congreso y nueve gubernaturas.
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