_
_
_
_

Morena pone fin a casi un siglo de gobiernos del PRI en el Estado de México

Delfina Gómez se convierte en la primera mujer gobernadora de la entidad, arrincona al PRI y apuntala la hegemonía de López Obrador a un año de las presidenciales

Delfina Gómez durante una conferencia de prensa en Toluca (Estado de México) el 4 de junio de 2023. Foto: CLAUDIO CRUZ (AFP) | Vídeo: EPV
Zedryk Raziel

Morena, la formación política del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha asestado una estocada al PRI, el partido más antiguo de México, el que el siglo pasado gobernó los 32 Estados del país sin tregua para la oposición, el partido que el imaginario colectivo mexicano ha personificado en un dinosaurio atemporal. La abanderada de Morena, Delfina Gómez, ha vencido en la elección por la gubernatura del Estado de México a Alejandra del Moral, la candidata del PRI y alfil del gobernador mexiquense, Alfredo del Mazo, de acuerdo con el conteo rápido de votos del Instituto Nacional Electoral (INE), un cálculo elaborado a partir de una muestra de casillas. Por primera vez el Estado de México será gobernado por una mujer y por un partido diferente al Revolucionario Institucional (PRI) en 94 años. La abanderada morenista cierra la noche con una ventaja de nueve puntos, una diferencia que dimensiona la magnitud de la histórica derrota del tricolor y deja en claro el mensaje del electorado mexiquense para el partido que ha conducido el destino del Estado durante casi un siglo. “Han sido 100 largos años de corrupción y abandono, pero los tiempos cambian y el pueblo se organizó y venció. Este pueblo consciente, que no sabe rendirse, hoy dio una lección de dignidad. Vencimos al abandono y a la corrupción”, ha dicho la candidata de la coalición Juntos Hacemos Historia tras el cierre de las urnas la tarde de este domingo.

El saldo de esta elección es una operación de suma cero con enormes consecuencias políticas para ambos partidos. Por un lado, el presidente López Obrador amplía el territorio bajo la influencia de su partido (desde hoy, Morena gobierna en 21 Estados, dos tercios del país), mientras que el PRI continúa padeciendo de la sangría que le ha hecho perder en los últimos años varias gubernaturas y que le ha arrinconado en la esquina de la irrelevancia política. La derrota del tricolor es especialmente dura en el Estado de México, no solo por la potencia electoral que representa el Estado (tiene el padrón más grande del país, con 13 millones de votantes), sino porque es hogar del mítico Grupo Atlacomulco, el clan político y familiar que ha controlado el partido y el Gobierno en el Estado de México durante décadas. Aunque el PRI ha retenido el poder en Coahuila, el otro Estado que estaba en juego en la elección de este domingo, al perder el Estado de México, ha perdido un ancla, un bastión, una fuente de identidad. Hay quienes sostenían que el Estado de México era “la joya de la corona” del tricolor. En realidad era el trono completo.

Delfina Gómez, una maestra de escuela pública, logró la gubernatura mexiquense en su segundo intento, de la mano de la coalición formada por Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde. En 2017, la maestra Delfina, como la llaman sus simpatizantes, contendió por primera vez y fue vencida por Del Mazo, descendiente de la realeza del Grupo Atlacomulco, hijo y nieto de dos gobernadores —llamados como él, Alfredo del Mazo— y primo del entonces presidente de la República, Enrique Peña Nieto. El parentesco con el mandatario federal le valió el apodo de El Primazo durante la campaña de 2017. La derrota de Gómez hace seis años fue, sin embargo, marginal, señal del progresivo debilitamiento del PRI en el Estado y a nivel nacional. La morenista perdió por apenas 170.522 votos, una diferencia de 2,8% entre el primer y el segundo lugar. Lejos habían quedado los tiempos en que el tricolor ganaba la gubernatura por dos dígitos (en 2011 la diferencia fue de 41 puntos; en 2005 fue de 23 puntos).

El otrora partido hegemónico ha perdido cada vez más terreno y se ha visto en la necesidad de forjar alianzas con otras fuerzas políticas para sobrevivir, incluidos los partidos de los que fue acérrimo enemigo en el pasado: el conservador Acción Nacional (PAN) y el izquierdista De la Revolución Democrática (PRD). A la fecha, al partido tricolor le quedarán solo la gubernatura de Coahuila, que ha retenido con Manolo Jiménez como abanderado, y la de Durango, que comparte con sus socios electorales de Va por México. El debilitamiento del PRI también ha ido de la mano de un drástico desfondamiento de sus filas de militantes. Hace seis años, el tricolor reportaba al INE tener una base de ocho millones de afiliados. Hoy le quedan poco más de dos millones.

A pesar de que Gómez perdió en 2017 la elección, Morena no dejó de conquistar poder en el Estado de México. Un año después, en los comicios para renovar los 125 ayuntamientos y la Cámara de Diputados estatal, Morena y sus entonces aliados del Partido del Trabajo y Encuentro Social ganaron 57 alcaldías, varias dominadas históricamente por el PRI y el PAN, y también conquistaron 52 de 75 curules en el Congreso. En las elecciones de 2021, donde se volvieron a poner en juego todos esos cargos, el PRI formalizó por primera vez su alianza con el PAN y el PRD y logró recuperar algo de terreno (el bloque morenista solo logró retener 29 alcaldías y 33 diputaciones).

Esa aparente contención, sin embargo, resultó insuficiente en la última elección por la gubernatura. Del Moral, que fue dirigente estatal del tricolor y secretaria de Desarrollo Social del Gobierno de Del Mazo, ha tenido que cargar con el descrédito asociado al PRI por una baraja de casos de corrupción: los sobornos de Odebrecht, la Casa blanca de Peña Nieto, la Operación Safiro, el Pemexgate, todos nombres en clave popular que sintetizan enormes desvíos de recursos públicos. Todavía hace unos días al PRI y a Del Moral les estalló un último escándalo de corrupción: la revelación de que durante la gestión de De Mazo el Gobierno estatal desvió 5.000 millones de pesos mediante contratos con compañías fantasma, empresas que existen en papel, pero que no tienen infraestructura ni personal. Algunas de esas contrataciones se suscribieron desde la secretaría que dirigía Del Moral. La mañana de este domingo la abanderada priista fue cuestionada sobre esos desvíos mientras se dirigía a su casilla a emitir su voto. Del Moral hizo como que no oyó la pregunta y siguió caminando sonriente.

López Obrador aprovechó en 2018 un voto antipriista que le catapultó a la Presidencia de la República, volviéndolo el candidato a Palacio Nacional más votado de la historia de México. La figura del mandatario, líder único de Morena y tótem de la izquierda mexicana, ha estado presente en todas las elecciones recientes, ya sea para alegar la continuidad de su proyecto como para diferenciarse de él y criticarlo. Delfina Gómez le ha aludido en su discurso de esta tarde. No ha sido gratuito. A él le debe su candidatura y el impulso electoral. “Esta victoria es parte de un proceso que comenzó hace años, es parte de una lucha más grande, una lucha liderada por alguien que ha logrado inspirarnos a nosotros”, ha dicho la maestra sin mencionar al dirigente por su nombre. “Gracias por enseñarnos este nuevo camino en el que el pueblo es origen y destino, en donde no hay espacio ni tiempo para la corrupción, y en donde todos los mexicanos podemos encontrarnos para avanzar juntos. Desde aquí reafirmo el compromiso de profundizar el proceso de la Cuarta Transformación y gobernar bajo los valores de humildad y entrega que caracterizan a este movimiento”, ha agregado.

El líder de Morena, Mario Delgado, ha descrito la derrota del PRI y el triunfo de Morena en términos de lucha de clases. “Ganamos la batalla maestra, triunfó la honestidad sobre la corrupción, la sencillez sobre los privilegios, la cercanía al pueblo frente a la indolencia, el humanismo frente al racismo. Por fin, en una batalla que duró casi un siglo, el pueblo del Estado de México el día de hoy ha decidido poner un punto final al Grupo Atlacomulco y sus corruptelas para dar inicio al gobierno de la honestidad y de la Cuarta Transformación”, ha indicado. Delgado también ha dicho que el Estado de México debe ser la brújula que guíe al partido hacia 2024 y ha enviado una advertencia velada a los aspirantes presidenciales de Morena, las llamadas corcholatas: que deben comprometerse a aceptar el resultado de la encuesta mediante la que se definirá la candidatura para que el movimiento se mantenga unido. “El Estado de México ya se convirtió en el referente rumbo al 2024, si hacemos las cosas como la hicimos en el Estado de México, estoy seguro de que vamos a ganar”, ha dicho el líder morenista.

Del Moral y su equipo de campaña se resistieron hasta el final a reconocer los saldos desfavorables. Tanto la candidata como el dirigente del partido, Alejandro Moreno, cantaron victoria desde el primer momento, hubo porras y aplausos y gritos de júbilo, una fiesta sostenida en el vacío. Pero poco a poco, de manera silenciosa, se dio una desbandada del war room de la candidata, se fue apagando la algarabía. Pasadas las nueve y media de la noche, por fin salió Del Moral a reconocer su derrota. “Saludo a la maestra Delfina Gómez, que será la próxima gobernadora del Estado de México, y le deseo todo el éxito, por el bien de las familias mexiquenses. En democracia, para ganar, hay que saber perder, y yo soy una demócrata”, dijo la aspirante priista. Los tres dirigentes de Va por México —Marko Cortés, del PAN; Jesús Zambrano, del PRD, y el propio Alito Moreno, del PRI— ya no estaban con ella en el mensaje de la derrota. Se marcharon horas antes de Toluca, capital del Estado de México, y se apresuraron a llegar por vía aérea a Coahuila, donde el triunfo era más seguro, donde se vislumbró un asidero, donde el dinosaurio se guareció de la lluvia de meteoritos.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Zedryk Raziel
Reportero de EL PAÍS México, especialista en la cobertura de asuntos políticos y de corrupción. Licenciado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Ha sido colaborador en el diario Reforma y el portal Animal Político. Es coautor de ‘El caso Viuda Negra’ (Grijalbo, 2022).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_