Quintana Roo, la joya turística de México alberga a la inseguridad como protagonista silenciosa
El Estado elige gobernador y renueva su Congreso mientras arrecia la violencia a causa del crimen organizado
Quintana Roo es uno de los seis Estados mexicanos que el próximo domingo elegirá nuevo gobernador. O probablemente gobernadora, por primera vez en la historia. La joya turística de México lleva ya tiempo sumergida en una violencia incontrolable. La ola de inseguridad impuesta por el crimen organizado ha colocado a este paraíso en la mira de la preocupación internacional y se ha vuelto el protagonista silencioso en la campaña electoral, un espinoso asunto que nadie sabe bien cómo afrontar. Las encuestas casi garantizan la victoria de Mara Lezama, la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que fue reelecta en 2021 como alcaldesa en Cancún. Su popularidad se explica, en parte, por la esperanza de que, al tener el respaldo del Gobierno federal, habrá un mayor apoyo de las fuerzas federales que lleve un poco de paz al caribe mexicano.
Las encuestas previas al 5 de junio han sido contundentes en Quintana Roo. La mayoría da una victoria por encima de los 20 puntos a la alianza de Morena, que va con el Partido Verde, el Partido del Trabajo y Fuerza por México. En segundo lugar está Laura Fernández, por la alianza del Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática. Algunas encuestadoras ubican a Movimiento Ciudadano, con José Luis Pech, en tercer lugar. Otras dan esa posición a la candidata del Partido de la Revolución Institucional, Leslie Hendricks. Además de la gubernatura, la entidad renovará por completo el Congreso estatal.
La corrupción, la igualdad de género, la pobreza y el fomento al turismo han marcado el debate previo a las urnas. Pero el trasfondo de toda discusión ha sido la seguridad, o la falta de ella. Pocos Estados tienen el ingreso de divisas que tiene Quintana Roo. De la mano del turismo llega el crimen organizado, interesado también en el arribo cada año de 12 millones de extranjeros. Y también lo hace la violencia impuesta por estos grupos criminales, explica Manuel Guadarrama, investigador del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). “Hay un problema de inseguridad pública que no ha parado de incrementar a la par de la expansión turística”, dice.
El número de homicidios registrados en el Estado, que tiene solo 1,8 millones de habitantes, ha escalado estrepitosamente en los últimos años. De acuerdo a los números oficiales de incidencia delictiva, se registraron 482 homicidios en la entidad en los primeros cuatro meses de este año. Mientras que en el mismo periodo de 2018, hubo 235 asesinatos, menos de la mitad. El IMCO señala que, a partir del incremento de las cifras de violencia, se produce una caída en la competitividad económica de la entidad. Uno de los indicadores que peor deja parado al Estado, según sus cifras, es precisamente la incidencia delictiva.
Los tiroteos y balaceras en la Riviera Maya ya son parte habitual del escenario de la perla turística. La noche del pasado 6 de mayo un comando armado abrió fuego en una zona de bares y dejó un muerto y seis heridos. El 15 de marzo hallaron restos humanos en una playa a pocos kilómetros de la zona hotelera de Cancún, y pocos días después encontraron un fosa con cuerpos en un área verde de esa ciudad. En enero, dos turistas canadienses fueron asesinados en un tiroteo en el hotel Xcaret, dentro del famoso parque temático en Playa del Carmen. Unos días después y en la misma ciudad, un argentino que trabajaba como gerente de un club de playa fue ejecutado de dos balazos.
Esos son solo algunos de los crímenes de este año. El 2021 finalizó con varios escenarios escalofriantes para el caribe mexicano. En noviembre pasado dos bandas rivales abrieron fuego entre sí en un hotel en Puerto Morelos, un paraje paradisíaco en la Riviera Maya. La situación era tan crítica que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador creó ese mismo mes un batallón con 1.400 de agentes para resguardar la seguridad en las playas.
Cancún, gobernada hasta marzo por Lezama, es considerada una de las ciudades más peligrosas de México. La última encuesta de seguridad urbana del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señaló que al menos el 80% de los residentes mayores a 18 años considera que vivir allí es inseguro. La estadística apunta además una caída en la percepción de la inseguridad entre diciembre del año pasado y marzo de este año de más de cinco puntos. En medio de este asedio, la ciudad ha visto con buenos ojos a la administración de Lezama, asegura el académico y analista político Francisco Paoli Bolio, que ha vendido con éxito una política contra el crimen.
Quien asuma la gubernatura del pequeño Estado del sureste tendrá el desafío de frenar el avance del narcotráfico. Lezama, que antes de ser política era periodista, tiene un punto a su favor en el tema de la seguridad, señala Guadarrama. “Podría alinearse con el Gobierno federal en políticas de seguridad y recibir ayuda de la Guardia Nacional. De otra forma será muy difícil controlar el crimen organizado”, dice. Otro punto que ha sido beneficioso para la candidata es el Tren Maya, la obra estrella del presidente que alcanza a Quintana Roo, entre otros Estados. “La obra pública siempre tiene un impacto positivo en el corto plazo, por la inversión de recursos públicos que significa”.
Paoli Bolio admite que el apoyo del presidente y sus proyectos en la región son una gran ventaja para la candidata, aunque asegura que ella “tiene su prestigio” por la administración al frente de Cancún, que fue valorada positivamente. El analista señala que la pelea política en Quintana Roo siempre tiene como núcleo el turismo por tratarse del tercer ingreso de divisas más importantes del país. Solo está por detrás de las remesas y el sector automotriz. Ese asunto implica otros desafíos, dice: “El impulso a la industria turística trae un montón de necesidades: hoteleras, de transporte, de aviación. Hay varios retos en lo político, pero también en el económico y social”.
La noche del martes, cuando los candidatos cerraron sus campañas, afloró el silencioso protagonista y todos se vistieron con la bandera de la lucha contra el crimen. Laura Fernández, la principal contrincante de Morena, dijo que ya no querían ver “las calles llenas de sangre” como en la Cancún que dejó Lezama. José Luis Pech se sumó a ese relato y aseguró que la población votaría motivados por el hartazgo ante la inseguridad. Lezama optó por apoyarse en la figura de López Obrador y aseguró que en aquel pequeño Estado donde se acaba México y comienza el caribe, donde nunca ha gobernado Morena, era hora de un cambio real.
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