México vislumbra una revisión más ríspida del TMEC de la mano de Trump

Los analistas advierten de que la evaluación del acuerdo comercial, prevista para junio de 2026, será mucho más radical en materia automotriz y energética

Donald Trump firma órdenes ejecutivas en la oficina Oval en Washington, el 20 de enero de 2025.Anna Moneymaker (Getty Images)

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene prisa. En menos de una semana ha firmado decenas de órdenes ejecutivas, ha anunciado proyectos y compromisos de inversión. Del despliegue de soldados en la frontera con México a la declaración de emergencia energética y el amago de imponer aranceles generalizados del 25% a las importaciones mexicanas y canadienses, el mundo atiende a un alud de nuevas disposiciones dictadas desd...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene prisa. En menos de una semana ha firmado decenas de órdenes ejecutivas, ha anunciado proyectos y compromisos de inversión. Del despliegue de soldados en la frontera con México a la declaración de emergencia energética y el amago de imponer aranceles generalizados del 25% a las importaciones mexicanas y canadienses, el mundo atiende a un alud de nuevas disposiciones dictadas desde el Despacho Oval de la Casa Blanca. El tratado comercial entre México, Canadá y Estados Unidos, el TMEC, no ha quedado fuera de su mirilla. El primer día de su mandato, Trump pidió ya un informe detallado sobre los beneficios de este convenio comercial para su país y, de acuerdo con el diario The Wall Street Journal, el republicano está utilizando la amenaza arancelaria como palanca para acelerar la revisión del acuerdo comercial. Hasta ahora, la evaluación del TMEC está prevista para junio de 2026.

Las fuentes consultadas por The Wall Street Journal afirman que una de las motivaciones del presidente de EE UU para agilizar la revisión del TMEC apuntan al sector automotriz. El republicano pretende cambiar las reglas vigentes en esta área para propiciar el regreso de las armadoras estadounidenses, afincadas en México, a su país. Aunque oficialmente no se ha solicitado una nueva fecha de evaluación, en su primer día de mandato, Trump instruyó a su Gobierno a realizar un análisis sobre los beneficios que el TMEC ha dado a Estados Unidos. Ese mismo día, horas después, el mandatario declaró en una improvisada rueda de prensa que podría aplicar nuevas tarifas arancelarias a las importaciones mexicanas y canadienses a partir del próximo 1 de febrero. Desde su campaña, el republicano advirtió de que no dudaría en solicitar, incluso, una renegociación del TMEC, si lo consideraba pertinente. Además de la producción automotriz, el mandatario busca modificaciones sobre energía y política laboral.

El asunto de una revisión más ríspida del TMEC no es menor. Bajo el amparo del TMEC, México se ha convertido en el principal socio comercial de Estados Unidos, desplazando a China y Canadá. El país latinoamericano exportó al mercado estadounidense bienes valuados en más de 466.000 millones de dólares de enero a noviembre de este año, según cifras oficiales. Además de vehículos terminados y autopartes, las empresas mexicanas proveen a EE UU de aparatos mecánicos, equipo médico, bebidas, licores y vinagre, frutas comestibles, enseres eléctricos, muebles, entre otros.

En respuesta a los amagos arancelarios y migratorios hechos por Trump, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha llamado a “mantener la cabeza fría” y a evitar la confrontación. La mandataria ha apostado, desde los primeros mensajes sobre un posible “muro arancelario” contra México, por un mensaje de cooperación entre Norteamérica. Sheinbaum y su gabinete han exaltado en estas últimas semanas los beneficios que el TMEC ha traído para los países firmantes en materia de inversión, empleo y exportaciones. La presidenta ha enfatizado que el comienzo de una guerra arancelaria no conviene a nadie y solo generaría un espiral de inflación para los propios consumidores de EE UU.

Gabriela Siller, directora de Banco Base, advierte de que el primer paso con miras al TMEC ya se ha dado con la solicitud de Trump de un informe para ver qué tan benéfico ha sido el tratado para Estados Unidos. “Trump quiere utilizar el comercio para lograr otros objetivos como los migratorios y que dejen de cruzar sustancias ilícitas a su país y también quiere disminuir el déficit comercial. No creo que el TMEC se vaya a terminar de ninguna manera y tampoco creo que quiera sustituir lo que importa desde México, más bien, Trump tiene el objetivo de recaudar más dinero y tiene todo el poder para imponer aranceles del 5% al 10% en productos seleccionados”, indica.

En un reporte hecho por Banco Base, la especialista ahonda en los miles de millones de dólares en importaciones y exportaciones que unen a México desde hace años y se han apuntalado con el TMEC, antes TLCAN. Actualmente, más del 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino el mercado estadounidense. Siller reconoce que, precisamente, la concentración de los envíos nacionales a EE UU, deja abierta la puerta a que sean utilizadas para presionar al Gobierno mexicano en temas que no están vinculados al comercio, por ejemplo, la migración y la seguridad fronteriza.

El TMEC, firmado en 1994 y renovado en 2020, ha sido un balón de oxígeno para el sector manufacturero mexicano, con su consecuente atracción de inversiones y generación de empleos. No obstante, tampoco ha permitido el desarrollo económico equitativo para los tres países. En el caso de México, aunque en los últimos 30 años se triplicaron las exportaciones mexicanas, también se ha evidenciado que la política industrial local se ha desatendido y se dejó de lado el desarrollo de innovación y patentes en el país.

Para el analista, Pedro Tello, el escenario más probable es que EE UU sí respete el calendario original del TMEC, sin embargo, lo haga con una postura mucho más radical, con miras a obtener mayores cambios a su favor. “Estados Unidos ahora está jugando cartas políticas a través de instrumentos económicos para tratar de sentar a México en la mesa de negociaciones y obtener concesiones importantes en materia de migración, narcotráfico y seguridad fronteriza. En la eventualidad de que Estados Unidos decida imponer aranceles del 25% contra México estaría tomando una decisión muy peligrosa para su propia economía debido a que muchas empresas estadounidenses dependen de las importaciones mexicanas y, con nuevas tarifas, tendrían que alterar sus planes de inversión y empleo, y tendrían pérdidas importantes”, zanja.

Sobre la firma

Más información

Archivado En