Raúl Martínez Ostos, director de Barclays México: “La reforma de pensiones es una ventana que no quieres abrir”
En el marco de la 87 Convención Bancaria, el director general del banco inglés en México asegura que los mercados están tranquilos con la contienda electoral en México y se concentran en la estadounidense
Para los inversionistas extranjeros, existen suficientes coincidencias entre las dos candidatas al frente de la contienda presidencial en México para esperar suficiente continuidad, dice Raúl Martínez Ostos (Ciudad de México, 1971), director general del banco inglés Barclays. A los mercados lo que más les interesa es que el país, como destino de inversión de portafolio, tenga finanzas públicas sanas y una macroeconomía sólida. “Veo al mercado muy tranquilo”, dice el banquero a EL PAÍS en la sede de la 87 Convención Bancaria en Acapulco.
Martínez es también el vicepresidente de la anfitriona Asociación de Bancos de México (ABM) y como tal, advierte en contra de la iniciativa que el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador ha impulsado para que las cuentas para el retiro, conocidas como Afores, que están inactivas puedan ser integradas a un fondo para gestionar las nuevas pensiones, parte de sus programas sociales.
Pregunta. ¿Qué opina de la iniciativa para que se tomen recursos de cuentas para el retiro inactivas para financiar ayudas sociales?
Respuesta. No conozco los detalles. Con lo que sé de la iniciativa, creo que, mientras es un monto que no te mueve radicalmente la aguja, no es una caja de pandora que quieres abrir. Es un tema muy sensible. Nosotros como gremio estamos atentos, revisando y esperamos que se respeten las reglas. Aunque sean cuentas inactivas, si el Gobierno impone una decisión para hacerse de recursos, abres la puerta a cuestionamientos. Si se hace de manera transparente, se hace bien, se entiende, se comunica, y hay una razón bien explicada, entonces está bien. Pero no estamos ahí. Los recursos de las Afores van a seguir ahí, así como su régimen de inversión, pero estás abriendo una ventana que no quieres abrir.
P. ¿Cómo perciben los inversionistas extranjeros a las dos candidatas punteras?
R. Ven ciertas coincidencias, a pesar de que las visiones ideológicas son diametralmente opuestas. A ellos lo que les preocupa es la estabilidad macroeconómica, incluyendo finanzas públicas sanas, un banco central autónomo cuyo objetivo prioritario es la inflación, cuentas externas bien manejadas. Un tema muy importante es el Estado de derecho, la seguridad. Pero, a diferencia del 2018, cuando se corría el riesgo y la preocupación de moverse más a una izquierda radical y que terminara alejando al país de cualquier tipo de asociación con el sector privado, ahora los inversionistas ven que México estuvo más o menos estable estos seis años y el escenario que se mantenga el partido en el poder otros seis años es de neutral a positivo. Y si la oposición retoma el poder, va a haber políticas amigables hacia el mercado. La semana pasada estuve visitando muchos inversionistas en los mercados internacionales y nadie preguntó qué onda con las elecciones. Preguntan más sobre el impacto en México de las elecciones en Estados Unidos, pero eso ya lo veremos en seis meses. Yo veo al mercado muy tranquilo.
P. De ganar Biden, habría cuatro años más de lo que vemos ahora. Pero de ganar Trump, ¿cuál sería el impacto?
R. Yo simpatizo con la visión de que el enemigo es China, no México. Si bien la migración está en la narrativa política y sí, quizás puede atacarnos, pero en la práctica termina siendo bastante constructivo en la relación. Ambos candidatos saben que México y el bloque norteamericano del TMEC tiene que ser muy poderoso para poder afrontar un nuevo juego geopolítico global. La preocupación más clara es que Trump escale los conflictos bélicos, que aumente la tensión y potencialmente esta volatilidad tuviera un impacto sobre la confianza, los mercados y los sectores reales de todas las economías del mundo. Regresando a tu pregunta original, yo creo que ven que puede haber ruido, pero al final México es un aliado comercial, es el vecino y no es el enemigo asiático a vencer a toda costa.
P. Hay señales encontradas sobre la llegada del nearshoring a México. ¿Será que está llegando pero no se ve como se esperaba?
R. Veo a muchos más escépticos de lo que estaban hace un año, pero yo sigo muy optimista. A lo mejor la gente pensaba que iba a caer nada más inversión nueva, pero primero se está consolidando la reinversión. Hace un par de años, las empresas que conforman la plataforma de exportación operaban al 60% de su capacidad. Hoy operan al 90%. No es que van a llegar diez veces más empresas, más que nada van a ser las empresas que ya tienen establecidas sus cadenas de suministro aquí que se van a estar reforzando. Haciendo una analogía, si lo vemos como una carretera, lo que sucederá es que primero se ampliará en un carril, luego en dos, y quizás después se construya otra carretera. No es una cosa de la noche a la mañana. Nosotros ayudamos a la empresa mexicana Vesta en su oferta pública inicial en Nueva York y en el proceso nos dimos cuenta que el apetito de los inversionistas en el extranjero era muy alto. No se daban abasto.
P. ¿Quiere decir que faltan más empresas mexicanas ligadas al nearshoring que coticen en mercados para satisfacer la demanda de inversionistas?
R. Sí, pero para que eso suceda necesitamos infraestructura energética, de agua, logística. Creo que eso lo tienen muy claro tanto las candidatas como el candidato. Tengo un ejemplo concreto. Nosotros fuimos el asesor exclusivo de la compra que hizo el Gobierno de las 13 plantas eléctricas a Iberdrola. Nosotros pusimos un cheque junto con otros tres bancos en un crédito puente y lo hicimos de la mano de la banca de desarrollo Nafinsa y Banobras. Lo hicimos primero, por que así lo pidió Cofece, para que el Estado no fuera el único dueño. Y segundo, porque fue una decisión política pública. Con este tipo de asociaciones entre públicos y privados todos ganan.
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