Ir al contenido
_
_
_
_

Manuel Perló: “El sistema de gestión de agua de Ciudad de México es una pesadilla”

El urbanista, autor de ‘La ciudad sumergida’, recuerda que la capital siempre ha lidiado con problemas de lluvias o por exceso o por escasez

Verónica M. Garrido

Ciudad de México siempre ha vivido entre dos extremos: la inundación y la sequía. Lo sabe bien el urbanista Manuel Perló, quien desde hace más de tres décadas ha dedicado su vida a entender esa relación ambivalente. “Más que el agua, siempre me interesó la ciudad. Quería saber por qué es como es, cuáles son sus problemas y qué políticas se han intentado para resolverlos. Y siempre, invariablemente, aparecía el agua, por exceso o por carencia”. Economista y planificador urbano de formación, comenzó a investigar el tema en los años noventa, cuando las decisiones hidráulicas, desde la construcción de presas hasta la perforación de pozos, marcaban el rumbo de la capital. “Me preguntaba por qué se tomaban ciertas decisiones y con qué lógica. Así descubrí que cada época —prehispánica, colonial, independiente, porfiriana o posrevolucionaria—, tuvo que enfrentarse al dilema de contener inundaciones o garantizar abasto”, explica Perló en entrevista con este diario desde el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

El resultado de ese buceo por la historia es La ciudad sumergida (Ediciones Cal y Arena, 2025), una obra que recorre los episodios extraordinarios del agua en la capital. “No es un libro académico”, aclara. En estas páginas se cuentan historias como relatos culturales. “Hablo de personajes, de obras hidráulicas que muestran cómo el agua ha moldeado la ciudad”, menciona. Surge entonces una combinación de anécdotas desde Ahuízotl, el tlatoani mexica que asesinó a un consejero que le advirtió sobre un trasvase fallido de Coyoacán a Teotihuacán, hasta los ingenieros coloniales que debatían entre desaguar o traer agua, con escenas vigentes a día de hoy, como las de vecinos que bloquean avenidas reclamando el desabasto. “Busqué un término que resumiera esa complejidad y me pareció adecuado decir que nuestra relación con el agua es barroca”, explica. “Está llena de contrastes: exceso y carencia, brillantez y drama, logros monumentales y fracasos terribles. La ciudad, fundada en medio del agua, ha pasado siglos intentando expulsarla y traerla al mismo tiempo”, expone.

El autor dedica un capítulo al escenario actual de la capital, donde la temporada de lluvias de este año ha provocado inundaciones, pérdida de patrimonio en diversas colonias, vuelos cancelados, y una anegación inédita en el Zócalo capitalino. Para él, el reto es que las crisis obligan a atender lo inmediato y postergar lo estructural. “Cada temporada de lluvias es lo mismo: familias evacuadas, calles convertidas en ríos, vecinos cargados en hombros por policías. Es heroico, pero ineficiente. Necesitamos un sistema especializado. No podemos seguir resolviendo con improvisaciones lo que deberíamos atender con planeación”, subraya. Recuerda que ya en 1382, con Tenochtitlán en pleno desarrollo, las lluvias eran severas. Hubo inundaciones que duraron meses en 1580 y 1607, y otra más, en 1629, que se prolongó cinco años y obligó a miles de personas a abandonar la ciudad.

Ante ese panorama, Perló aborda los retos que enfrentará el próximo año la capital, que será escenario de la Copa del Mundo y recibirá más de cinco millones de turistas. “¿Qué tal que durante el Mundial no hay lluvias, sino que nos toca una sequía como la de 2024?”, plantea. “Entonces, para abastecer a hoteles y estadios, habría pipas recorriendo la ciudad, mientras vecinos bloquean Insurgentes o Tlalpan exigiendo agua. Ojo, porque la naturaleza nos da sorpresas increíbles”, advierte. Así, apunta la necesidad de atender problemas como las inundaciones, sin descuidar otros, como el suministro. Su recomendación es aprovechar el fin de esta temporada de lluvias para emprender medidas preventivas inmediatas. “Hay que desazolvar las presas y el drenaje, comprar equipos de georradar para detectar socavones ocultos, reparar plantas, atender fugas. No en abril ni en mayo. Ahora mismo”, avisa.

El académico advierte que, aunque hoy el Cutzamala se encuentra en buen nivel, basta una temporada seca para que en marzo o abril esté al 40% de capacidad y resurja la alarma. “Si no actuamos preventivamente, vamos a entrar al año con una ciudad vulnerable”, advierte.

La solución, insiste, pasa por un plan metropolitano de largo aliento, con la participación del Gobierno federal, local y del Estado de México y sus municipios, con metas concretas y posibles como la reducción de fugas, recuperación de acuíferos y mejora de la calidad del agua. “Yo hice el cálculo y se pierden 4.500 millones de pesos al año por fugas. Toda esa agua va al subsuelo y causa socavones, entonces es una cosa horrible, el sistema de agua de la Ciudad de México es una pesadilla”, denuncia Perló. El autor apunta a las soluciones. “Para lograrlo hay una parte financiera y otra parte que a la que yo llamo liderazgo hídrico. No hemos tenido liderazgo hídrico”, señala.

El agua, apunta, entró de lleno en el terreno electoral. En la campaña por la jefatura de Gobierno de la capital, todos los candidatos —Clara Brugada, Santiago Taboada y Salomón Chertorivski— pusieron el agua en el centro de sus propuestas. “Es la primera vez en la historia que se convierte en promesa política. Es bueno que esté en el centro de la conversación”, señala el académico. Advierte, sin embargo, que de poco sirven las promesas y declaraciones si no se acompañan de financiamiento. “No alcanza con decir que lo hará la Secretaría de Gestión Integral del Agua, que tiene tantas cosas a su cargo. Necesitamos recursos claros, compromisos verificables. No se resuelve con manitas de gato ni con declaraciones”, denuncia.

“De cada diez habitantes, solo dos confían en el agua que reciben. No podemos seguir así, hay que fijar objetivos como que en diez años al menos el 40% de la población confíe en el agua, que las fugas bajen del 35% al 20%, que se reduzca en un metro cúbico al año la sobreexplotación del acuífero. No es la solución total, pero es algo. En diez años, son diez metros cúbicos. Eso es progreso”. También propone innovaciones urbanas como aprovechar canchas deportivas y camellones como zonas de infiltración pluvial o diseñar espacios que contengan tormentas sin dañar viviendas. “Todo eso lo podemos hacer. Tenemos personal capacitado, experiencia técnica y recursos. Lo que falta es liderazgo y decisión política”, reclama.

Más allá de las advertencias, Perló transmite un mensaje de esperanza. “La investigación no solo debe analizar fuentes históricas o aplicar metodologías. También debe aportar soluciones”, sostiene, mientras se dice convencido de que “sí es posible construir alternativas sustentables con ciencia, visión y compromiso social”. El autor evita los escenarios catastróficos: “No nos vamos a hundir bajo tres metros de agua ni nos vamos a quedar sin una gota”. Pero no por eso minimiza la gravedad: “Si no actuamos ya, lo que hoy son crisis puntuales pueden convertirse en emergencias permanentes”. En sus palabras late un optimismo cuidadoso. “Sí podemos hacerlo. Tenemos seis o siete meses para implementar medidas preventivas y una década para construir un modelo sustentable. La pregunta es si tendremos el liderazgo político para hacerlo”, concluye.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Verónica M. Garrido
Periodista de EL PAÍS México. Antes estuvo en la sección de Ciencia, Salud y Tecnología. Graduada en Comunicación Social por la UAM-Xochimilco y Máster de Periodismo UAM-El País. Escribe ocasionalmente sobre deportes y en los tiempos libres disfruta haciendo fotografías.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_