Omar Reyes, un técnico al frente de la UIF para perseguir el dinero del narcotráfico
Los analistas leen en el nombramiento de este experto en seguridad un refuerzo a García Harfuch y un guiño hacia Estados Unidos, que presiona a las instituciones financieras mexicanas por lavar dinero del crimen organizado


Director de la Interpol en México, jefe de la Policía de Investigación de la Fiscalía capitalina, subsecretario del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México… Los cargos que había desempeñado hasta ahora Omar Reyes componían un perfil de gran responsabilidad política pero escasa visibilidad pública. Cercanísimo al actual secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch, Reyes ha ido construyendo, al calor de los gobiernos morenistas, un perfil técnico que se ha vuelto indispensable en el actual tablero político. El funcionario pasará a encabezar la Unidad de Investigación Financiera (UIF) en un momento en el que todos los ojos se posan sobre la institución, y muy especialmente los de Estados Unidos. Adiós al discreto segundo plano. Y adiós, también, a la extrema politización del organismo, cuyo actual titular, Pablo Gómez, pasará a diseñar la reforma electoral impulsada por el Gobierno de Claudia Sheinbaum.
“Es un cambio para fortalecer a Harfuch, para tener más interlocución con Estados Unidos y que a su vez permite darle una salida decorosa a Gómez”, resume Carlos Ramírez, consultor económico y de riesgos políticos en Integralia. La presión de Estados Unidos para que México ofrezca resultados sólidos en el combate al narcotráfico es la piedra angular en la que confluye todo. El Departamento del Tesoro sancionó a finales de junio a tres entidades mexicanas —CIBanco, Intercam y Vector— por lavar dinero del narcotráfico, un golpe inédito al sistema financiero nacional que surtirá efectos el próximo 4 de septiembre, cuando entre en vigor la prohibición para hacer transferencias con sus equivalentes estadounidenses.
“El señalamiento de Estados Unidos dejó un poco en evidencia a Pablo Gómez. Quedó la duda de si era un interlocutor creíble para los Estados Unidos, que como lo están viendo es: ¿dónde estaban las autoridades mexicanas en todo este tema?”, apuntala el especialista, una opinión que también comparte el analista político Khemvirg Puente. “En los hechos, hay una sanción al desempeño de Pablo Gómez”, señala sobre el histórico político izquierdista: “Ahora se le ha asignado una tarea en un ámbito con el que está mucho más familiarizado. Nunca ha tenido experiencia en el ámbito administrativo ni mucho menos de persecución de delitos. Lo que sí sabe es identificar quiénes son los adversarios de la izquierda”.
Con el precedente de estas sanciones y el horizonte próximo del 4 de septiembre, el Gobierno ha decidido elevar el perfil técnico del titular de una institución que ha cobrado especial relevancia, aunque los resultados están por verse, coinciden los expertos. “Con el Gobierno de Estados Unidos, tiende a haber una sensación generalizada de que el éxito o los avances no dependen tanto de la parte institucional sino del perfil de la persona. Va a ser interesante ver si efectivamente este nombramiento es percibido por EE UU como una contraparte con la que hablar y avanzar”, añade Cecilia Farfán-Méndez, directora del Observatorio de América del Norte en la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional.
El gran beneficiado con el cambio de titulares será Omar García Harfuch, el secretario más fuerte del Gabinete presidencial y en el que Sheinbaum ha depositado una confianza y un poder que se consolidan más si cabe con esta designación. Fue Harfuch quien trajo a Reyes al equipo de la mandataria cuando todavía gobernaba la Ciudad de México y será Harfuch quien gane control sobre una institución adscrita a la Secretaría de Hacienda que históricamente ha respondido políticamente ante el presidente en turno. Ahora lo hará, de alguna forma, ante él, un giro que ancla el combate contra el crimen organizado, también en su vertiente financiera, como prioridad absoluta, y que anticipa una comunicación fluida entre las dependencias.
En clave interna, indica Carlos Martínez, “la presidenta ha aprovechado la coyuntura con Estados Unidos para remover a Gómez, que era un nombramiento del expresidente López Obrador, y abrir la puerta a que García Harfuch nombre a gente cercanísima a él”. “Sabemos que esa posición la querían para Harfuch y que él no se sentía cómodo con Pablo Gómez”, completa. La cercanía con el zar de Seguridad es, por extensión, una muestra de cercanía con la líder del Ejecutivo, que poco a poco va limando algunos perfiles cercanos a su predecesor para rodearse de otros más cercanos a ella misma. Siempre, en cualquier caso, leales al movimiento izquierdista.
Aunque se intuye un organismo mucho más técnico que el del sexenio anterior, el nivel de politización que alcanzará es todavía una incógnita. “Habrá que ver si la UIF es utilizada como un instrumento contra la oposición o realmente es una unidad dedicada solamente a temas técnicos”, dice Farfán-Méndez: “También va a ser interesante ver qué pasa con los casos que se judicializan y cuánto se utiliza la inteligencia financiera”.
Omar Reyes, con un alto perfil técnico en materia de seguridad, adolece sin embargo de experiencia en el ámbito financiero, el principal reto que tendrá que afrontar en cuanto asuma el cargo. “Va a tener una curva de aprendizaje”, coinciden los especialistas, y va a tener que manejarla bajo el escrutinio de los medios de comunicación y las autoridades del país vecino. En el horizonte del nuevo responsable no solo se dibujan las sanciones a las entidades bancarias mexicanas ya anunciadas por el Gobierno de Trump, sino la amenaza siempre presente de la nueva imposición de aranceles.
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