Sheinbaum pide cautela hasta que Trump formalice la imposición del 25% de aranceles al aluminio y el acero

La presidenta llama a mantener la “cabeza fría” tras el anuncio inesperado de su homólogo estadounidense

Claudia Sheinbaum durante la conferencia matutina en Palacio Nacional.Moisés Pablo Nava (Cuartoscuro)

Poco han podido sacar en claro los periodistas que cubren la Mañanera, la conferencia matutina de la presidenta de México, sobre la noticia del día: el anuncio inesperado, no oficial y a última hora del domingo que hizo Donald Trump desde la Super Bowl. Estados Unidos impondrá un 25% de aranceles a todo el aluminio y el acero que importe a partir de este lunes, declaró el republicano ante la prensa poco antes del partido, aunque la Casa Blanca todavía no ha formalizado las palabras del intempestivo magnate. Su homóloga mexicana, Claudia Sheinbaum, ha apostado por transmitir cautela, “cabeza fría”, a la espera de una declaración más sólida e institucional.

Los aranceles, según las palabras de Trump, no se ciñen a México, sino a todas las importaciones de acero y aluminio de Estados Unidos. La reservada respuesta de Sheinbaum contrasta con la de la Unión Europea, que ya ha asegurado que responderá a la guerra comercial de Trump y protegerá sus intereses ante “medidas injustificadas”. La mexicana ha explicado que su equipo no sabía nada sobre las intenciones del republicano y que las descubrieron en la tarde del domingo por la prensa, como el resto de mexicanos. “Nos enteramos igual por la publicación del día de ayer en los medios. Vamos a esperar. Es como digo, cabeza fría, a ver si anuncia hoy algo y a partir de ahí tomaremos nuestras decisiones”.

La presidenta, aun así, parecía tensa esta mañana de lunes. Se ha enganchado durante unos minutos con una periodista de la revista Proceso en un debate sobre las políticas de seguridad y ha tratado de responder lo menos posible sobre los aranceles, aunque ha recordado que las amenazas de Trump al respecto están presentes desde su campaña electoral. La semana pasada, el estadounidense ya estuvo a punto de imponer gravámenes del 25% a todos los productos mexicanos y canadienses. Se detuvo a última hora tras una conversación telefónica con Sheinbaum. Poco después, México enviaba 10.000 militares para blindar la frontera y apaciguar al republicano, como ya hizo su predecesor en el cargo, Andrés Manuel López Obrador. A cambio, ganó un mes para negociar, hasta el 4 de marzo, aunque la mexicana dijo después que confiaba en que la pausa fuera permanente.

Preguntada de nuevo por ello este lunes, Sheinbaum ha recordado que los gravámenes son una decisión unilateral de Trump que México está tratando de navegar lo mejor posible. El magnate, mientras tanto, juega con el suspense y parece disfrutar de tener a los principales líderes políticos mundiales en vilo, bailando al son que él marca. “Es una decisión que no tomamos nosotros, toma el Gobierno de Estados Unidos, previo a eso pedimos una llamada con el presidente Trump, él decidió hablar el lunes [pasado] por teléfono. El martes se aplicaban los aranceles (...) Le planteé yo en la llamada: ‘Presidente Trump, nosotros podemos fortalecer la vigilancia en la frontera y fortalecer la revisión de aduanas, le pido a usted que nos ayude también a que no entren armas de Estados Unidos a México’. Eso fue lo que hablamos, y a partir de ahí salió la propuesta de que hubiera 30 días de plazo para trabajar el tema del comercio, del fentanilo y también de la seguridad, cada uno respetando nuestras soberanías”, ha aclarado.

Una empleada en una planta de acero inoxidable en Tlaxcala, México, el 4 de noviembre de 2024. Hector Lorenzo (REUTERS)

Trump se ha lanzado a una cruzada contra muchas cosas: los latinos, los servicios públicos, la Organización Mundial de la Salud, el medioambiente, los palestinos, el tráfico de fentanilo... Pero es precisamente el opioide y la migración irregular lo que esgrime contra México, Canadá y China. Contra los dos primeros, sus principales socios comerciales gracias al T-MEC, por una supuesta laxitud en el control de sus fronteras —las organizaciones de derechos humanos discrepan. Contra China, por facturar los precursores químicos de la droga causante de una crisis de salud pública en Estados Unidos, que llegan de Asia a México y, una vez allí, cocinados y refinados por los cárteles mexicanos, viajan hacia el norte.

China no ha corrido la misma suerte que Canadá y México respecto a los aranceles. Trump los ha mantenido contra el gigante asiático y este lunes Pekín ha respondido con la entrada en vigor de impuestos de entre el 10% y el 15% adicionales contra productos energéticos y manufacturas de Estados Unidos. El golpe del estadounidense fue de mayor calado: gravó con un 10% a todas las importaciones chinas sin distinción, más de 400.000 millones de dólares.

Ante la inestabilidad, Sheinbaum trata de encontrar un camino distinto para México, uno de “colaboración y coordinación” con sus pares estadounidenses, pero “sin subordinación ni sometimiento”. La presidenta ha querido terminar su conferencia de prensa con una metáfora. La semana pasada, Washington anunció que retomaría la construcción del muro fronterizo, una promesa que hizo Trump en su primera Administración (2016-2020) —una enorme valla que pagarían los mexicanos, una visión imposible que no se concretó—. Una periodista ha preguntado a Sheinbaum si está de acuerdo. Ella, primero, se ha reído. Luego ha contestado: “Pues claro que no. Es una decisión con la que no estamos de acuerdo. Hace poco se inauguró el puente de Nuevo Laredo para ferrocarril que lleva mercancía desde el centro de México hasta Canadá, y es un buen símbolo. Hay que construir puentes y no muros”.

Sobre la firma

Más información

Archivado En