La participación en el exterior supera las expectativas del INE
La autoridad electoral reconoce que la afluencia fue mayor a la que esperaba en varios de los consulados habilitados para el voto
Dentro del consulado de México en Los Ángeles todo era paz este domingo. Nueve casillas funcionaban desde temprano en el edificio próximo al parque MacArthur, en el centro de la ciudad. Es la primera vez que la diáspora mexicana en el exterior ha podido participar en persona en una elección presidencial. Sin embargo, la demanda superó con creces la oferta. Afuera del edificio la historia era otra. Los ánimos estaban calientes por la larga espera que miles de personas debieron soportar antes de participar en unos comicios históricos que han dado por ganadora a Claudia Sheinbaum, quien se convertirá en la primera presidenta de México. Las quejas por la falta de organización y de información de la autoridad electoral crecían con el paso de las horas.
La escena no fue exclusiva de esta ciudad, la de mayor número de mexicanos en el mundo por detrás de Ciudad de México. Se vio también en Chicago, Nueva York o Madrid. Estas eran solo algunas de las ciudades donde el Instituto Nacional Electoral (INE) habilitó 23 consulados de todo el mundo para el voto presencial. Veinte estaban en Estados Unidos y los tres restantes en Montreal, Canadá; París, Francia y en la capital española. Los mexicanos también podían votar por correo y por Internet.
Para poder sufragar en las sedes consulares, las personas debían haber solicitado su registro en la Lista Nominal en el extranjero entre el 1 de septiembre de 2023 y el pasado 25 de febrero. Esta quedó conformada por 223.000 personas, solo una fracción de los 12,1 millones de mexicanos que viven fuera del país. El Consejo General de la autoridad electoral determinó que cada consulado atendiera a 1.500 personas que no estuviesen en la lista siempre y cuando contaran con una credencial vigente. La mañana del domingo el INE admitió que la afluencia en varias ciudades había “rebasado las expectativas”.
Mientras la autoridad electoral hacía esta confesión, decenas de miles de personas ya habían comenzado su tránsito para poder votar. Armando, de 32 años, salió de la ciudad de Oxnard a las cinco de la mañana con dirección a Los Ángeles junto a su hermana y su primo. Viven cerca del consulado de aquella ciudad, pero este no abrió sus puertas este domingo. California tenía ocho consulados entre los 20 de Estados Unidos funcionando como colegios electorales. Así que manejaron casi 100 kilómetros al sureste del Estado para participar. Lo hicieron envueltos con la bandera tricolor y usando gorras de la selección mexicana de béisbol. Estaban en la fila a las siete de la mañana. A las dos de la tarde aún no habían votado.
La expectativa era muy grande. La gente llegó a formarse desde las nueve de la noche del sábado. Los funcionarios del INE habilitaron dos filas, una para los votantes registrados en la lista nominal y otra para quienes no se habían apuntado. Para las siete de la mañana, hora de la apertura de los colegios, la asistencia era muy nutrida. La gente que esperaba participar daba la vuelta a la manzana. La fila llegó a rodear la cuadra dos veces. Sobre las 13.00 ya se habían agotado las 1.500 plazas para votar. Los registrados siguieron avanzando a cuentagotas hasta las 17.30, hora del cierre.
Rosa María Sosa, vecina del barrio Boyle Height, calificó el proceso de “un completo caos”. “Nos tienen aquí desde hace horas y nadie es para salir a decirnos si alcanzamos o no a votar”, señala la mujer, de 56 años. Los rumores de que se habían agotado las plazas comenzaban a correr, provocando la ira en algunos y el escepticismo en otros. Muchos prefirieron seguir en la fila sin perder la esperanza.
Cuando la fila dejó de avanzar, la gente comenzó a reunirse a las puertas del consulado. “Culeros, culeros”, gritaban algunos, quienes transmitían en directo con sus móviles cómo el INE los dejó sin participar en la elección. “¡Nos han fallado!”, se quejaban.
En Texas la tensión también creció minutos antes de que la casilla dejara de operar. A diferencia de los colegios electorales en México, donde pueden votar los que estén en la fila hasta las 18.00, la hora del cierre, aquí el sistema dejaba de funcionar a esa hora. “¡Queremos votar, queremos votar!”, gritaba la gente afuera del consulado de Houston, en Texas. La policía de la ciudad llegó a reforzar la seguridad del edificio cuando las personas comenzaban coreaban “¡fraude!”, de acuerdo a la estación local KHOU de la ciudad texana. Varios de los asistentes habían estado esperando su turno por más de nueve horas y no habían entrado al consulado a marcar su boleta. Era la historia que se repitió para la gran mayoría de los mexicanos que quisieron votar en persona.
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