Pelea por la sucesión y una ola de violencia interna: qué implica la detención de El Nini para el Cartel de Sinaloa
Néstor Isidro Pérez Salas mantuvo un enfrentamiento con el líder de Los Rusos, uno de los brazos armados de la facción liderada por ‘El Mayo’ Zambada. El Ejército le señala también como el orquestador de la violencia durante los ‘Culiacanazos’
La detención este miércoles de Néstor Isidro Pérez Salas, alias El Nini, ha sembrado Culiacán de preguntas sobre qué pasará ahora. El jefe de seguridad de Los Chapitos, una de las ramas del Cartel de Sinaloa encabezada por los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, era una de las figuras de alto perfil de esta organización criminal que Estados Unidos había reportado como de máxima prioridad. Su arresto abre la puerta a un reacomodo en la estructura de esa facción que, como ha pasado en múltiples ocasiones, se estima que traiga una pelea por la sucesión y una ola de violencia interna. El nombre de El Nini tomó fuerza en 2019, a partir de un sangriento enfrentamiento que mantuvo con el líder de los Rusos, uno de los brazos armados de la facción del cartel liderada por Ismael El Mayo Zambada que opera al norte de la capital sinaloense.
Como una especie de calma antes de la tormenta, las autoridades estatales salieron este jueves a afirmar que no habían reportado incidentes como parte de la respuesta del cartel a la detención de El Nini. El principal protector de Los Chapitos lideraba un grupo que se conoce con el nombre de Los Ninis. De acuerdo a documentos filtrados por el Ejército, se trata de una organización de jóvenes sicarios que tienen entre 20 y 35 años que se dedicaba mayoritariamente a tareas de seguridad. Ese grupo, ahora descabezado, tendrá que conseguirse un nuevo líder. Una jugada que ha puesto en alerta a Culiacán; las sucesiones dentro de los cárteles han traído históricamente en México extensos derramamientos de sangre. Fuentes conocedoras de la estructura del cartel, que prefieren anonimato por seguridad, estiman que la detención acabe produciendo más violencia. No necesariamente muy visible, pero esperan que el reacomodo traiga ajustes y muertes.
Los Chapitos cayeron en el foco de Washington por su vínculo con la producción y distribución de fentanilo. Primero llegaron las presiones de Estados Unidos, lo que decantó en la detención el pasado enero del hijo menor de Guzmán Loera, Ovidio Guzmán López, y luego en la extradición para ser juzgado en Estados Unidos. El último golpe se lo ha llevado esta semana el jefe de seguridad, a quien le señalan de ser un sicario que operaraba bajo las órdenes de Óscar Noé Medina González, alias El Panu, quien a su vez es mano derecha de Iván Archivaldo Guzmán, el líder de Los Chapitos. El Departamento de Justicia estadounidense le acusa a Pérez Salas de tráfico de cocaína y metanfetamina, posesión de armas de fuego y artefactos explosivos, e intimidación de testigos.
“Durante casi tres años, El Nini ha sido uno de los criminales más buscados de México y Estados Unidos, acusado por Estados Unidos por su participación en la perpetración de violencia y el tráfico ilícito de fentanilo, y nuestros dos países están más seguros con él encerrado y enfrentarse a la justicia por sus crímenes”, ha señalado este jueves el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en un comunicado. “Quiero agradecer al presidente López Obrador, al ejército y a las fuerzas especiales mexicanas por capturar eficazmente a El Nini”, concluía el mensaje.
Pérez Salas ganó visibilidad en 2019, al desatarse una guerra intestina en el Cartel de Sinaloa, entre su facción y una que responde al Mayo Zambada. Las versiones sobre cómo y por qué se desató la sangrienta pelea difieren. Las fuentes conocedoras de las operaciones del cartel aseguran que todo inició cuando un miembro de Los Ninis asesinó a un familiar político de El Ruso, el jefe de la plaza de Zambada en Agua Caliente, al norte de Culiacán. El Ruso, a quien algunos llaman Jesús Alexander Sánchez Félix y otros Miguel Ángel Gaxiola Quintero, le pidió a El Nini que le entregara al asesino. Al negarse este, respondió con el homicidio de uno de los suyos, como una especie de venganza. Ese fue el inicio del cruel enfrentamiento que duró meses y escaló hasta que El Mayo puso fin y solicitó el desplazamiento de su operador a otra zona, siempre de acuerdo con esa versión. Allí terminó el conflicto interno, pero el grupo del antiguo socio del Chapo Guzmán nunca volvió a tender lazos con El Nini, mucho menos a tenerle simpatía.
La historia que cuenta el Ejército mexicano es muy diferente. Los papeles filtrados de la Secretaría de la Defensa (Sedena) fichan el origen de ese cruce en noviembre de 2019, cuando Los Rusos atacaron a un grupo de policías municipales que trabajaba para Los Chapitos. Las razones de la guerra interna, de acuerdo a las fuerzas de seguridad, están vinculadas a peleas por el dominio en la producción y venta de drogas. La Sedena califica a Gaxiola Quintero como el jefe de seguridad de Zambada, en uno de sus documentos con fecha de marzo de 2020, e interpreta la pelea entre estos dos grupos como un enfrentamiento entre diferentes facciones del Cartel de Sinaloa.
Los autoridades vinculan además a Pérez Salas con los dos episodios violentos conocidos como Culiacanazos. El primero ocurrió en octubre de 2019, cuando el Ejército detuvo a Ovidio Guzmán, y luego lo liberó por orden del presidente Andrés Manuel López Obrador tras registrarse una jornada de bloqueos, balaceras y secuestros como respuesta del cartel. Las autoridades dan el crédito de esos ataques a El Nini, a quien le señalan como el principal orquestador. En ese primer episodio, sin embargo, todas las facciones del cartel se unieron para defender a El Ratón, como se le conoce al hijo menor de El Chapo. Del segundo Culiacanazo, la respuesta a la detención en enero, también se le acusa de haber coordinado durante horas la reacción violenta del cartel, que incluyó tiroteos a aviones comerciales y el sitiado de la ciudad durante horas.
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