¿Qué dice la ciencia sobre los ovnis y la vida extraterrestre?: “No vamos a encontrar humanoides, probablemente microorganismos”
Dos astrobiólogas latinoamericanas comparten sus perspectivas sobre los avistamientos de objetos no identificados, los miles de exoplanetas descubiertos y dónde podría surgir la primera evidencia de vida extraterrestre frente al auge del fenómeno ovni
A finales de julio, una audiencia celebrada en el Congreso estadounidense reavivó la polémica sobre el fenómeno ovni captando la atención mundial. Durante más de cuatro horas, tres testigos retirados de las Fuerzas Armadas narraron sus encuentros con fenómenos aéreos no identificados (UAP, por su siglas en inglés), un término utilizado desde hace un par de años por el Departamento de Defensa de Estados Unidos para referirse a los ovnis. El punto más álgido de la audiencia llegó tras el testimonio de David Grusch, un exoficial de inteligencia de la Fuerza Aérea, quien sostuvo que el Pentágono tiene en su poder “restos no humanos” y de naves alienígenas, todo sin presentar evidencia de por medio.
Las declaraciones, cada una más incendiaria que la anterior, acapararon los titulares con el mismo halo de secretismo y conspiranoia que ha rodeado al fenómeno ovni desde su origen durante la década de los cincuenta, cuando la cultura popular en Estados Unidos, inmerso en una carrera armamentista y espacial que delineó el resto de la Guerra Fría, abrazó la posibilidad de que platillos voladores provenientes de otros mundos visitaran la Tierra.
Los ecos de la audiencia en Estados Unidos han alcanzado al Congreso mexicano, que este 12 de septiembre celebró una audiencia pública a propósito de los UAP, la primera en su tipo en el país. Al margen de las fotografías, videos y los testimonios que componen la columna vertebral de la ufología, considerada una pseudociencia de forma casi unánime por el grueso de la comunidad científica, los ojos de la humanidad para estudiar con rigor las posibilidades de la formación de vida en otros planetas están puestos en la astrobiología, una ciencia que nació a la par de la exploración espacial y comenzó un incipiente camino en Latinoamérica, poseedora de algunos de los mejores cielos del mundo para mirar al espacio profundo, hace apenas un par de décadas.
Antígona Segura, astrobióloga del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM y una de las pioneras de su estudio en México, es tajante sobre el debate del fenómeno ovni al interior de la ciencia: “A menos que la gente lo pregunte, en realidad es irrelevante. La forma en que trabajamos [en la ciencia] es que una vez que tenemos evidencia, las personas hacen su análisis, lo presentan en publicaciones arbitradas y cuando ese proceso concluye, se publica en un artículo o se presenta en congresos y se pone en evidencia para discutirla. Se puede poner en contexto de toda la comunidad científica”, argumenta. La científica, que se dedica a estudiar las características que hacen a un planeta habitable, coincide en que la curiosidad y la imaginación son parte del combustible que alimenta la búsqueda de vida extraterrestre, una pasión que comparte desde la ciencia ficción: “Nos encanta imaginar, yo soy una fan consumidora de la ciencia ficción y esas cosas muy fantásticas, en el sentido de lo maravillosas que son. Imaginar un montón de escenarios, otros seres y otras civilizaciones, eso está muy bien” explica. No obstante, considera que la prevalencia de la ufología como el recurso más popular para buscar respuestas de vida en otros mundos radica en la complejidad que trae consigo la astrobiología: “esta ciencia requiere muchísimos elementos de otras, conjuntar equipos multidisciplinarios y no siempre esa información llega tan eficientemente como otra”, afirma.
Una cuestión de seguridad nacional
Los avistamientos de ovnis saltaron a la conversación pública en Estados Unidos en 2020, tras la desclasificación por parte del Departamento de Defensa de una serie de videos captados por pilotos militares donde aparecen UAP. El tema no ha parado de crecer desde entonces, alimentado por acusaciones suspicaces, que han orillado al Gobierno a ordenar la creación de comités e informes, así como desclasificar documentos que permitan dilucidar el origen de los objetos no identificados que surcan el cielo estadounidense.
Desde la perspectiva de la astrobióloga mexicana, actualmente no se cuenta con evidencia alguna para atribuir los distintos avistamientos a orígenes extraterrestres. “Antes de la astrobiología ya había gente hablando de ovnis como extraterrestres, porque los ovnis son cosas que no sabemos qué son y ya. Pero si tú me dices ‘yo lo vi’, yo te creo que viste cosas, te creo totalmente… la cuestión es que no te puedo decir que eso que viste es una nave o una tecnología extraterrestre, porque no tengo ninguna evidencia de que así sea, porque con esa sola información de ‘vi algo’, no hay más”, afirma Segura.
Para Priscilla Nowajewski, astrobióloga chilena y científica planetaria del observatorio ALMA, uno de los proyectos astronómicos más ambiciosos del mundo, más que un asunto relacionado con la vida extraterrestre, la polémica sobre los fenómenos aéreos no identificados se trata de un tema de seguridad nacional: “Un ovni no tiene que ver necesariamente con vida inteligente extraterrestre que se pueda comunicar con nosotros, realmente es un tema de seguridad aérea y de hecho ese es el énfasis que han hecho [en el Congreso de EEUU]. Que sea tan sensacionalista el término ovni claro que es algo que costará mucho cambiar porque atrae la atención, pero es necesario hacerlo porque se trata de un tema de seguridad nacional”, explica. El último capítulo ocurrió a principios de septiembre, cuando el Pentágono lanzó un sitio web para publicar información en su poder contenida en reportes oficiales, fotografías y videos, todo con el fin de intentar zanjar la polémica que yace sobre los avistamientos.
¿Hacia dónde dirigir la búsqueda de vida extraterrestre?
En 1992, la confirmación de que existen mundos más allá de los conocidos en el Sistema Solar aceleró una revolución en la astrobiología. Tres décadas más tarde, el registro de exoplanetas confirmados arroja que existen al menos unos 5.300 mundos que orbitan estrellas distintas al Sol, que hoy pueden ser analizados con los telescopios más potentes jamás creados por la humanidad. A partir de este contexto, Segura y Nowajewski enumeran las claves para dirigir la búsqueda de vida extraterrestre y los sitios del universo que, desde su perspectiva, podrían convertirse en los primeros en arrojar pruebas de vida extraterrestre. “Lo que se busca en realidad, y en lo que hay mayor probabilidad, es en encontrar extremófilos, pequeños microorganismos que puedan vivir en lugares muy extremos” explica Nowajewski.
Desde una perspectiva científica, las expectativas sobre los primeros hallazgos orgánicos fuera de la Tierra distan radicalmente de las historias difundidas por la ufología y la tradición que alimenta la ciencia ficción. “El tema con la astrobiología es que uno debe ser un poco más abierto de mente, porque cualquier cosa puede pasar. No soy de la idea de que vamos a encontrar humanoides en otro planeta, pero probablemente sí se encuentren microorganismos”, asegura la científica chilena especialista en dinámica atmosférica antes de soltar un par de predicciones: “Marte es uno de los lugares donde podría haber vida, en estos lagos que existen bajo su superficie, eventualmente podría encontrarse algo ahí. El problema es que está muy abajo, por eso no se puede tomar una muestra. Pero creo que los primeros indicios de vida en exoplanetas se pueden dar en el sistema planetario de Trappist-1, por un tema de probabilidad, porque tienes al menos siete planetas del tamaño de la Tierra y hay algunos que están en la zona habitable, entonces como que la mayoría de las condiciones podrían ser propicias para tener vida de algún tipo”.
Al respecto, Antígona Segura, cuya línea de investigación actual también comprende la detección de bioseñales, es decir, signos de vida que podrían contaminar la atmósfera de un planeta y que serían detectables con un telescopio, considera que la primera evidencia de vida extraterrestre podría aparecer en un exoplaneta; sin embargo, no será esta generación de instrumentos la que sea capaz de detectarla: “Estamos cada vez más cerca con ellos de poder detectar atmósferas de planetas relativamente pequeños, es decir, de planetas como la Tierra o un poco más grandes y de reconocer en su espectro compuestos relevantes que nos indiquen que es habitable y que está habitado. Yo pongo mi apuesta en los exoplanetas, pero de aquí a diez años, esto no pasaría con el James Webb” finaliza.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.