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Famsa, a un paso de la quiebra: cierre masivo de sucursales y acciones con valores en centavos

En plena crisis financiera, los títulos de la empresa, antaño líder en el sector de consumo, siguen en caída libre rondando los 0,068 pesos por unidad

Una sucursal de Banco Famsa en Ciudad de México
Una sucursal de Banco Famsa en Ciudad de México, en 2020.Rogelio Morales Ponce (Cuartoscuro)
Karina Suárez

El tiempo de Famsa se agota y sus acciones no dejan de sufrir pérdidas. Los títulos de la empresa mexicana van en picada, este miércoles concluyeron la jornada bursátil con un valor de 0,068 pesos, un 12% menos respecto al día anterior. El desplome de sus acciones se registra al unísono del cierre masivo de sucursales: más de 100 puntos de venta han echado abajo la cortina en los últimos seis meses ante la falta de capital y de flujo de efectivo para mantener su operación. En un año los títulos de la compañía han caído un 94%. La firma, insigne del mundo empresarial del norte del país, está al borde de su extinción. Personal de la sucursal matriz en Nuevo León, Monterrey, han confirmado que solo esta tienda está en operación tras el reciente cierre de sus dos puntos de venta en Monclova y Saltillo, en el Estado vecino de Coahuila.

Con más de 53 años de historia, Famsa ha sido uno de los protagonistas del sector minorista en México, sin embargo, en años recientes su situación financiera se agravó tras la crisis generalizada en el sector a causa de la pandemia. Al no poder hacer frente a sus compromisos, en octubre de 2020, la firma es declarada en concurso mercantil, un trance del que salió hasta febrero de 2022 después de llegar a un acuerdo con sus acreedores. En ese entonces, los directivos del grupo aseguraron que la inyección de capital por 1.2000 millones de pesos y la disminución de puntos de venta les permitiría reflotar sus finanzas. “Avanzamos motivados hacia una nueva etapa, enfocados en la recuperación y el reposicionamiento de la nueva Famsa, conscientes del entorno complejo y desafiante que estamos viviendo. Buscaremos avanzar de manera ágil y sólida, concretando los acuerdos para la obtención de líneas de financiamiento y recursos frescos que nos permitan apuntalar las necesidades operativas”, declaraba la compañía al salir de esa debacle.

A un año de distancia, la empresa no solo no han logrado recuperarse, sino que ahora están a un paso de la quiebra. A diciembre de 2022, su pérdida neta acumulada ascendió a 2.900 millones de pesos, mientras que sus ventas cayeron un 42% respecto al año previo. En su reporte enviado a la Bolsa Mexicana de Valores, la administración reconoció, en ese entonces, las necesidades de flujo para mantener la continuidad del negocio. “La falta de inventarios para una adecuada oferta de productos duraderos, el no poder otorgar crédito a nuestros clientes, la reducción significativa de nuestra red de tiendas al exigirnos nuestros arrendadores entregarlas por falta de pago, la falta de recursos destinados a la publicidad y capital de trabajo para mantener el negocio en marcha han dado por resultado una limitada operación”, informaron.

Ante la falta de recursos, la compañía no generó suficientes ventas para cumplir el resto de sus compromisos, actualizar el inventario y cubrir las rentas de los inmuebles que utilizaba como sucursales. De las casi 400 puntos de venta que tenían en México en 2020, ahora solo queda abierta al público su tienda matriz y una deuda de más de 10.000 millones de pesos

Fundada en 1970, por el empresario Humberto Garza González, Famsa se enfocó durante años a las ventas al menudeo de muebles, electrodomésticos, línea blanca, computadoras y ropa, en México y en Estados Unidos. A la par de un proceso de expansión en sucursales, la firma decidió abrirse paso en el sector financiero en 2007 con la apertura de su Banco Ahorro Famsa, un brazo del negocio que les permitía ofecer financiamiento a sus clientes, así como diversificar su portafolio al crédito vacacional y vehicular. En esta época, la empresa llegó a tener más de 16.000 empleados.

Los tiempos de bonanza, no obstante, se acabaron. En junio de 2020, Banco Ahorro Famsa perdió su licencia para operar por gestiones de riesgos inapropiadas, créditos otorgados a personas relacionadas del grupo por encima de los límites regulatorios y recurrentes incumplimientos regulatorios. En ese entonces, la institución tenía más de 580.000 ahorradores con saldo en sus cuentas. La debacle del negocio financiero ahora se vislumbra como el preámbulo de una crisis interna que está a punto de escribir su capítulo final.

Para Sergio Chagoya, abogado experto en temas financieros y constitucionales, uno de los principales problemas de la compañía fue que la debacle en el negocio financiero terminó por afectar, por contaminar, al negocio de retail. “De ser una marca icónica, con todos esos conflictos de problemas financieros que empiezan a apretar su balance, el pasivo crece, empiezan a sufrir por pagar y salir de sus deudas y entonces se producen toda una serie de efectos en cadena”, refiere.

El especialista añade que aunque lograron un balón de oxígeno tras la salida de concurso mercantil en 2022, los problemas estructurales de Famsa eran más profundos y eso les impidió recuperarse. Ahora, advierte, el riesgo que supone la empresa es elevado para cualquier inversionista. “Tú cuando eres fondeador siempre haces un análisis, una perspectiva y con base en los flujos que existen. Aquí lo que veo es que es tan grave la crisis, que los fondeadores dicen: ‘¿cómo le va a ser para vender y generar más flujo de efectivo si cerró tantas tiendas?”, explica.

Famsa se encuentra en un laberinto sin salida. Sin una inyección de capital se ha visto forzado a cerrar sus puntos de venta, una decisión que al mismo tiempo le impide generar flujo para hacer frente a sus pasivos y generar más recursos. Pese a todos los nubarrones en el horizonte, Chagoya no descarta que en el último minuto, la firma consiga un último campanazo para librar la quiebra. “Tenía muchísimos empleados, es una marca muy conocida, con un modelo de negocio que durante muchos años fue exitoso y se portó en Estados Unidos, sería una pena que un grupo empresarial mexicano termine así, pero sí se ve bien complicado”, zanja.

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Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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