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Opinión
Tribuna
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La tragedia de Texas es el resultado del abandono al migrante

El lamentable suceso en el que murieron al menos 53 personas y otras 14 resultaron heridas, encerradas en el remolque de un tráiler en Texas, no es una excepción

Dos mujeres de la comunidad donde se encontró el tráiler, lloran tras colocar cruces y velas, el 28 de junio.Foto: GO NAKAMURA (REUTERS)
Eunice Rendón

Desafortunadamente, la reciente tragedia en la que al menos 53 personas perdieron la vida y otras 14 resultaron heridas, encerradas en el remolque de un tráiler en Texas, no es una excepción. Forma parte de la terrible realidad que viven miles de personas que abandonan sus lugares de origen en busca de mejores condiciones de vida y se suma a la larga lista de eventos trágicos de los últimos años. Migrantes que huyen de la violencia homicida o de la miseria que los aqueja en sus países de procedencia, se ven expuestos a una serie de riesgos durante el trayecto que los conduce a un anhelado mejor futuro.

El lamentable fallecimiento de estos migrantes es responsabilidad de numerosos actores. El tráfico de personas es un crimen trasnacional que, en nuestra región, está formado por redes criminales que operan desde Centroamérica hasta Estados Unidos, con autoridades corruptas en los países de origen, tránsito y destino, polleros, coyotes, transportistas y demás delincuentes implicados en este ilícito. Ante esto, urge una respuesta efectiva, con enfoque amplio, integral y con perspectiva regional.

Se deben atender, en primer lugar, los factores de empuje de la migración, que obligan a las personas a salir de su país para salvar la vida o en búsqueda de mejores oportunidades. La violencia y las amenazas por parte de grupos del crimen organizado se han convertido en las principales causas que motivan la migración. Familias completas han salido de lugares como Tierra Caliente, tanto de Guerrero como en Michoacán, de diversas áreas de Zacatecas y de Veracruz, buscando sobrevivir. Asimismo, migrantes de Honduras y El Salvador han huido de sus países por amenazas de las maras, por la violencia de género y por el riesgo permanente a perder la vida.

La mayoría de los migrantes fallecidos hasta el momento (27) eran mexicanos. Desde mediados de 2020 y hasta la fecha, la migración desde nuestro país ha aumentado. Situación que no veíamos desde hace una década, incluso se llegó a hablar de una migración tasa cero, ya que eran más los mexicanos que regresaban, que los que se iban hacia Estados Unidos. El 2021 fue el año de mayor migración de connacionales de los últimos 10 años. Durante 2020, cerca de 297.000 migrantes mexicanos fueron detenidos por la patrulla fronteriza, mientras que en 2021 la cifra ascendió a 655.000 y en lo que va del 2022, ya rebasó los 560.000 detenidos.

Además, cabe resaltar que, cada vez más, menores no acompañados y en núcleos familiares son parte del fenómeno migratorio. El 15% del total de los flujos, corresponde a la niñez migrante. Tan solo en lo que va del 2022, cerca de 20.000 niñas y niños sin compañía de un adulto, han sido detenidos por autoridades estadounidenses. La desgracia de San Antonio no fue la excepción y al menos cuatro menores resultaron heridos. Urge garantizar el interés superior de la niñez y avanzar en una pronta reunificación familiar de los afectados.

Tragedias como la sucedida, han dado lugar, una y otra vez, a declaraciones, promesas y un uso inescrupuloso por parte de políticos y funcionarios. Hace falta ir más allá de los discursos y concentrarse en el diseño e implementación de una política transnacional eficaz para reducir y debilitar a la millonaria industria criminal relacionada con el tráfico de seres humanos. Los traficantes engañan a las personas, se aprovechan de su vulnerabilidad, abusan y se enriquecen a costa de su sufrimiento y necesidad. Pero, además, han alcanzado niveles de deshumanización nunca vistos, con un respeto nulo por la vida y dignidad de las personas en movilidad. La impunidad que impera, muchas veces alentada por las dificultades para iniciar un proceso en contra de los responsables, así como la falta de denuncias y de seguimiento por parte de los migrantes, hacen que los delincuentes operen con mayor libertad y sin temor a sufrir represalias por sus actos.

No debemos perder de vista que el homicidio masivo de estos migrantes, además de indignante y profundamente doloroso, es el reflejo de políticas y estrategias migratorias limitadas y del abandono en el que las instituciones, los gobiernos y la sociedad, hemos dejado a las personas en movilidad.

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