El huracán ‘Agatha’ revive la polémica por la desaparición del Fonden
El Gobierno de López Obrador sostiene que hay recursos suficientes para atender a los damnificados, pero la oposición reprocha la ausencia de una estrategia permanente frente a desastres naturales
Al menos nueve personas han muerto y otras cinco están desaparecidas tras el paso del huracán Agatha por las costas de México. El ciclón ha azotado a Oaxaca, uno de los Estados más pobres del país, y ha vuelto a sacar a la superficie una vieja polémica por la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), un fideicomiso que se destinaba para este tipo de emergencias. “Era realmente una bolsa de dinero”, dijo el año pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador. “Imperaba la corrupción”, agregó. El inicio de la temporada de huracanes en el Pacífico mexicano ha dejado infraestructuras colapsadas, viviendas destruidas y más de 35.000 afectados, según los primeros saldos oficiales. El Gobierno federal asegura que hay dinero suficiente para atender a los damnificados. La oposición reprocha la improvisación frente a estos fenómenos y que la respuesta está sujeta a los vaivenes del presupuesto público.
El portavoz de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, ha señalado esta semana que el Ejército y la Marina serán las dos instituciones clave para canalizar los apoyos. “Hay recursos suficientes para cubrir las necesidades de los afectados; demostrando que el Fonden no es necesario, basta la voluntad política”, ha comentado en sus redes sociales. La extinción del fondo se anunció en 2020, como parte de una estrategia más amplia contra los fideicomisos y bajo el argumento de que eran estructuras particularmente opacas y un campo fértil para la malversación de dinero público y acuerdos a modo para un grupo de proveedores selectos. Más de 100 fideicomisos fueron desaparecidos finalmente a mediados del año pasado, sin que antes se investigara y se deslindaran responsabilidades por los supuestos actos de corrupción, lo que afectó las partidas para familiares de desaparecidos, proyectos culturales, investigación científica y apoyos a deportistas, entre otros.
La receta de la Administración de López Obrador buscaba cumplir un doble propósito: avanzar en su agenda de imponer la austeridad en el Gobierno y hacer transferencias directas a las poblaciones de interés, sin la necesidad de que el dinero se perdiera al pasar por intermediarios. En contraparte, la decisión ha sido criticada porque la asignación de los recursos se vuelve discrecional, sin reglas de operación claras y sin mecanismos para la rendición de cuentas, señaló la organización México Evalúa. Ante una emergencia, reclamó el think tank, los Gobiernos estatales y municipales deben responder con partidas que ya tenía comprometidas para otros fines. “Es una vuelta al pasado”, aseguraron. Todavía en el presupuesto que se aprobó el año pasado se planeó asignar más de 9.000 millones de pesos al Fonden, pese a que ya no iba a existir formalmente. “Es un desorden”, reclamó Kenia López Rabadán, senadora del Partido Acción Nacional, la principal fuerza opositora, en septiembre pasado.
La jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, lanzó esta semana una convocatoria para recibir donaciones de comida y productos de primera necesidad a favor de los afectados en Oaxaca. Varios usuarios de redes sociales la tundieron: “para eso estaba el Fonden”. “Consecuencia de cancelar el Fonden”, repetía el expresidente Vicente Fox al compartir una nota periodística sobre afectados que habían quedado a la deriva tras el paso de Agatha. También se ha denunciado que otras comunidades que han sido afectadas por otros desastres naturales no recibieron apoyos suficientes. “Fonden” Agatha. También se ha denunciado que otras comunidades que han sido afectadas por otros desastres naturales no recibieron apoyos suficientes.
La polémica resurge a unos días de que se celebren elecciones para gobernador en seis Estados del país, entre ellos Oaxaca. Morena, el partido gobernante, tiene una ventaja amplia en la intención de voto de los comicios del próximo domingo, según las últimas encuestas que se publicaron antes de la veda electoral. Otros episodios políticos similares, que tuvieron un fuerte arrastre en redes sociales, han demostrado que las elecciones casi nunca se ganan en Twitter y no está claro que el trinar de la tuitósfera se traduzca en un efecto real en las urnas. El priista Alejandro Murat, actual gobernador, ha eludido pronunciarse y ha aparecido en las conferencias presidenciales, dando los avances en la atención del huracán. El desastre lo toma a unos meses de dejar el cargo el próximo 30 de noviembre, con posibilidades remotas de que el Partido Revolucionario Institucional pueda mantener el Gobierno de la entidad.
Al margen de la dimensión estatal de las elecciones, las votaciones del 5 de junio han sido principalmente leídas en clave nacional, en medio de una carrera anticipada por la sucesión presidencial en 2024. Han sido tomadas también como un simulacro para la oposición con miras consolidar un proyecto competitivo frente al oficialismo, ya sea bajo el paraguas de una candidatura común o al contender por separado. Eso da también algunas coordenadas de las controversias que han venido y las que vendrán. Por un lado, la defensa de la austeridad por parte del Gobierno y su discurso contra la corrupción. Por el otro, los fracasos que denuncia la oposición por esa política: desde la atención a la pandemia y la falta de medicamentos para niños con cáncer hasta la respuesta ante huracanes, inundaciones y terremotos. Ante las críticas, López Obrador ha redoblado la apuesta para retar a sus rivales y ha anunciado que la austeridad se incrementará hasta imponer una “pobreza franciscana”. En Oaxaca, donde seis de cada 10 personas viven en pobreza, miles de afectados esperan resultados en el terreno y se buscará que las votaciones sigan su curso con la llegada de material electoral a las zonas de desastre. La temporada de huracanes en México también termina a finales de noviembre.
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