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México redobla la presión a Texas y la Casa Blanca para detener los bloqueos en la frontera

El Senado llama a restablecer la vigilancia habitual al transporte mientras el gobernador Greg Abbott exhibe mano dura para marcar distancias con Biden

Crisis en la frontera norte de México
Un camión incendiado por presuntos pandilleros arde cerca de los remolques que hacían cola para cruzar el Puente Internacional Pharr-Reynosa, el pasado miércoles.STRINGER (REUTERS)

México ha intensificado este jueves la presión al gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, para que detenga las medidas de inspección adicional de los camiones y los autobuses que cruzan a Estados Unidos. El Senado llama en una carta al estado fronterizo a restablecer la vigilancia habitual ante los bloqueos, que desataron el caos en cuatro puentes internacionales y provocaron las protestas de los transportistas. En medio de la creciente tensión, el miércoles en Reynosa ardieron varios remolques que aguardaban en Reynosa, en Tamaulipas, presuntamente por un ataque del crimen organizado. El pronunciamiento de la Cámara alta, enviado también a la vicepresidenta Kamala Harris y a los líderes de los partidos demócrata y republicano en el Senado estadunidense, lamenta que “el desahogo de uno solo de los puentes afectados no representa una solución suficiente a la problemática actual”.

El gobernador solo alcanzó un acuerdo con Samuel García, su homólogo de Nuevo León, una de las locomotoras económicas de México, para aflojar los operativos de revisión entre Laredo, en Texas, y la localidad de Colombia, al otro lado de la frontera. La Junta de Coordinación Política del Senado mexicano, encabezada por Ricardo Monreal, un veterano legislador aliado del presidente, Andrés Manuel López Obrador, y aspirante a sucederle en 2024, manifiesta especial preocupación por el impacto económico de las medidas. “La frontera entre México y Estados Unidos es el territorio con más movimiento en el mundo [...]. En el caso particular del estado de Texas, el flujo comercial representa alrededor de 442.000 millones de dólares y tenemos 1.900 kilómetros de frontera con 28 cruces internacionales”, recuerda el escrito.

Con estas premisas, continúa la carta, “las medidas no solo están afectando los costos de las mercancías y las cadenas de suministro alimentarias y automotriz, sino también a miles de empleados y la calidad de vida de las personas que habita en ambos lados de la frontera”. La Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin) calcula unas pérdidas de hasta ocho millones de dólares al día. Y para visualizar la dimensión del monumental atasco provocado por Abbot, un dato: solo por el puente entre Reynosa y la ciudad texana de Pharr transitan habitualmente unos 3.000 camiones cada día.

La Secretaría de Relaciones Exteriores ya había rechazado a principios de semana las inspecciones, pero con el paso del tiempo se han sumado otras instancias ante el agravamiento de la situación, cuya espita fue un conflicto político en Estados Unidos. Abbott mantiene el pulso con el Washington de Joe Biden. El gobierno local informó que este miércoles y jueves llegaron a la capital de Estados Unidos los primeros transportes cargados de inmigrantes que buscan asilo. Estos fueron trasladados de forma gratuita por las autoridades tejanas. Al igual que los operativos en los puentes internacionales, estas son iniciativas que el republicano ha puesto en marcha como respuesta a la Administración de Joe Biden, que planea levantar a finales de mayo el Título 42, una norma sanitaria que permite deportar inmigrantes con facilidad.

“Al transportarlos a Washington, la Administración Biden podrá atender ahí de manera más inmediata las necesidades de la gente a la que se le está permitiendo cruzar la frontera”, ha señalado Abbott a través un comunicado. “Mientras el Gobierno federal siga ignorando la crisis en la frontera, el estado seguirá firme en sus esfuerzos por llenar esos huecos y mantener a Texas seguro”, ha agregado el mandatario local.

Una treintena de personas llegó esta mañana a Washington después de un viaje de más de 2.700 kilómetros. Entre estas había ciudadanos de Colombia, Cuba, Venezuela y Nicaragua. Una venezolana que huyó junto a su familia del régimen de Maduro y cruzó a EE UU desde México el sábado dijo a The Texas Tribune que estaba muy agradecida por el viaje, que no podría haber cubierto de otra manera. Ahora está a 300 kilómetros de su destino, donde tendrá que esperar a que las autoridades migratorias estudien su caso.

Abbott, un político que simpatiza con las duras políticas de inmigración de Donald Trump, ha querido mostrar mano dura con vistas a las elecciones de noviembre, donde buscará reelegirse. En marzo de 2021 lanzó el operativo Lone Star (Estrella solitaria), con el que la policía estatal combate la violencia de los cárteles mexicanos y la droga. Su oficina ha asegurado este jueves que el programa es responsable de haber arrestado a 13.600 inmigrantes ilegales, 11.000 de ellos acusados con delitos menores. Además, fueron incautadas 3.700 armas y 298 millones de dosis de fentanilo, un potente opiáceo químico que ha causado una epidemia en el país.

Las cifras, no obstante, han sido puestas en duda por una investigación de periodistas locales, que aseguran que el Gobierno de Abbott está sumando los resultados de diversas fuerzas del orden, algunas de ellas federales, para hacer mayor el problema ante la opinión pública. “Las cifras que el gobernador está citando no toman en cuenta que más de 2.000 cargos fueron levantados en diciembre pasado... Del número de delitos que cita, muchos de esos crímenes ocurrieron a cientos de kilómetros de la frontera y no tienen ningúna conexión con la inmigración”, señaló la periodista Lomi Kriel en una entrevista con la radio pública a finales de marzo. Mientras tanto, si el origen tiene carácter político, las consecuencias de esta crisis afectan el tránsito entre los dos países y la economía de millones de personas.

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