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El exiguo legado de Rosario Piedra en la CNDH

Activistas y especialistas cuestionan la falta de resultados del máximo órgano de defensa de los Derechos Humanos. La titular de la institución suma más de dos años al frente de una institución marcada por la inacción y la polémica

Karina Suárez
Rosario Piedra Ibarra, titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos
Rosario Piedra Ibarra, presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en julio de 2020.Galo Cañas/CUARTOSCURO

Rosario Piedra Ibarra, de 70 años, asumió la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en noviembre de 2019 con la tarea de relanzar y devolver su dimensión social a un organismo convertido en instrumento político del mandatario en turno. Su aterrizaje, sin embargo, ha estado marcado por la polémica desde el primer minuto. Asumió el cargo durante una polémica toma de posesión producida entre jaloneos, gritos de rechazo y pancartas de “No al Fraude”. Por entonces, activistas y representantes de la oposición denunciaron una supuesta ilegalidad en el proceso de votación en el que resultó electa la hija de la histórica Rosario Ibarra de Piedra, activista y fundadora del Comité Eureka por la Búsqueda de Desaparecidos. Superada la vorágine, la excandidata a diputada de Morena tomó las riendas del cargo, pero tres años después, con la pandemia de telón de fondo y la militarización creciente en el país, especialistas en Derechos Humanos echan de menos una voz potente en la CNDH ante los frecuentes abusos a los Derechos humanos denunciados.

Su polémica designación fue el comienzo de otras controversias al frente de la institución: las denuncias internas de abuso a los derechos laborales, la renuncia masiva de consejeros consultivos, la toma de las instalaciones en septiembre de 2020 por grupos feministas como señal de protesta por la falta de ayuda a las víctimas de la violencia machista y los cuestionamientos sobre su cercanía al presidente Andrés Manuela López Obrador, entre otros. En un país donde las violaciones a los derechos humanos se cuentan por decenas, los miembros de la sociedad civil advierten que la CNDH ha perdido fuerza en esta Administración.

De acuerdo con el portal de la CNDH, el año pasado la Comisión emitió más de 140 recomendaciones —dos de carácter general y siete recomendaciones por violaciones graves—, además se promovieron 183 acciones de Inconstitucionalidad derivadas del estudio de más de 968 leyes locales y federales.

La exdiputada y activista Martha Tagle señala que las dudas y temores que rodearon a la ahora titular de la CNDH sobre su cercanía con el presidente desde su nominación han sido confirmados. “Aunque la CNDH es un órgano autónomo que entre otras cosas tiene que revisar si el Estado está cumpliendo con sus obligaciones de garantizar los derechos humanos lo que hemos visto a lo largo de este tiempo es un posicionamiento de la CNDH desaparecida, ha tenido algunos pronunciamientos, pero han sido muy institucionales, muy tímidos y no han tenido la capacidad de que las cosas cambien, terminan siendo comunicados que no tienen mayor impacto”, refiere.

Tagle añade que actualmente México tiene una CNDH muy disminuida, que no defiende a las víctimas de la violencia ni tampoco a los migrantes o a los familiares que buscan a sus desaparecidos. “La parte preocupante, sobre todo derivado de quién es Rosario Piedra, es el tema de las Fuerzas Armadas, su madre hizo toda una lucha en nuestro país por la desaparición del hermano de Rosario [Jesús Piedra Ibarra, víctima de desaparición forzada durante la Guerra Sucia en México] y tampoco vemos que ahora que hay una presencia más fuerte de las Fuerzas Armadas haya una resolución más contundente al respecto, son los grandes temas en los que la CNDH está siendo omisa”, zanja.

La exlegisladora reconoce que desde hace años los derechos humanos y el fortalecimiento de la CNDH ha sido un tema pendiente, sin embargo, refiere que en este Gobierno lejos de ir hacia adelante en esta tarea se observa un retroceso con una presidenta que tiene contadas apariciones públicas. “En cuanto a las Visitadurías están prácticamente desaparecidas y también ha salido información sobre los conflictos internos que han tenido respecto a nombramientos y renuncias”, opina. En tres años de gestión de Piedra, tres directores de Visitadurías al interior de la CNDH han dejado su cargo: Elizabeth Lara, José Martínez Cruz, y Edgard Sánchez Ramírez, sobre los dos últimos, Piedra Ibarra declaró que les solicitó su renuncia porque había “perdido su confianza”.

Para Víctor Alonso del Pozo, integrante de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, la actual gestión de la CNDH se ha caracterizado por ser una institución cómplice del Gobierno, opaca y que ha revictimizado a los afectados en sus derechos humanos. “Una recomendación de la CNDH puede ser muy poderosa, puede ser lo que permita definir entre que una víctima acceda o no acceda a la justicia y es un reconocimiento para las víctimas”, explica.

El abogado advierte de que aunque este Gobierno tiene una narrativa de apoyo a los más desfavorecidos, en la práctica, las víctimas han tenido que presentar amparos contra las decisiones de la CNDH por cierres unilaterales de expedientes. “Las organizaciones pusimos nuestras preocupaciones desde el primer momento en que se le puso [a Rosario Piedra] en la terna, pero sin duda, ella tuvo la oportunidad suficiente para demostrar que nuestras preocupaciones por posible falta de autonomía eran incorrectas, pero lo que sí vemos es que el rol actual de la Comisión Nacional para hacer frente a la dimensión de la crisis de derechos humanos que tenemos en México está completamente minimizado”, concluye.

Los especialistas coinciden en que, aunque en el papel las recomendaciones de la CNDH siguen emitiéndose, en la práctica estos pronunciamientos no alcanzan a traducirse en acciones a favor de los agraviados. Quienes acompañan a diario a los afectados de la violencia, a las madres de desaparecidos, a víctimas de tortura, advierten de que en México la defensa de los derechos humanos sigue siendo una asignatura pendiente.

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Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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