El secretario de Hacienda de México propone a los mercados “una nueva narrativa” para la segunda mitad del sexenio
En un evento dirigido a inversores, Rogelio Ramírez de la O anuncia nuevas inversiones en infraestructura y reconoce que las acciones del Gobierno no han sido “suficientemente bien percibidas”
Los cambios más fuertes de la Administración de Andrés Manuel López Obrador ya pasaron y ahora, en la segunda mitad del sexenio, el enfoque está en refinar la ejecución de sus programas. Este fue el mensaje que el secretario Rogelio Ramírez de la O ofreció a inversores y mercados el jueves, durante su participación en un evento virtual. Aseguró que se está “reordenando” la empresa petrolera del Estado —Pemex— y que habrá nuevas inversiones públicas. Su tono conciliador sugiere un posible relajamiento en el trato que el Gobierno ha tenido con el sector privado.
“Tenemos un presidente que trata siempre de adelantarse a eventos, él está viendo que su agenda fuerte de reformas constitucionales ya está, en lo fundamental, satisfecha y está también convencido de que el cambio de mentalidad tanto al interior del Gobierno” ya está bien digerido, dijo Ramírez de la O, quien participó desde Palacio Nacional en un evento organizado por la agencia calificadora de riesgo crediticio Moody’s. “Por lo tanto, esta etapa ahora, incorpora un elemento más microeconómico, de mejor manejo en los detalles de la ejecución de programas y también incorpora el elemento anticipatorio de que ya estamos empezando a planear y a visualizar cómo sería el cierre fiscal de las cuentas en el año 2024”, apuntó.
Ramirez de la O anunció, además, un tercer paquete de inversiones en infraestructura: “Bajo insistencia del sector privado, que está constantemente generando proyectos, estamos por anunciar un tercer paquete y la regla es que sean paquetes que se puedan avanzar suficientemente para 2024. Y menciono esto con un cierto detalle porque es el tipo de proyectos micro en donde el presidente ahora quiere poner énfasis y estamos totalmente abocados a eso”.
La primera mitad del mandato de López Obrador pasará a la historia como el que registró la caída más profunda en inversión pública. A partir de su victoria electoral en 2018, el presidente criticó a empresas constructoras por “engañar” al Gobierno y subir el precio de las obras. Para evitar corrupción, el presidente ha otorgado grandes contratos de construcción al Ejército. Ramírez de la O destacó que el año pasado se anunciaron 67 inversiones en carreteras, puentes, energía y telecomunicaciones, los cuales suman 520.000 millones de pesos.
El presidente ha inyectado enormes recursos a Petróleos Mexicanos (Pemex), la empresa del Estado con los niveles de deuda más altos entre todas las petroleras del mundo y cuya operación ha sido el foco de escrutinio durante la Administración por costosos accidentes. Ramírez de la O aseguró que la reforma energética constitucional pasada durante el Gobierno anterior, no le permite al Gobierno explícitamente ser el garante de la deuda de Pemex, pero apoya a la empresa y que no tiene intención de revertir la reforma.
“Sería un poco tarde venir con una propuesta de cambio de ley energética a nivel constitucional, independientemente del capital político que eso requeriría, eso nos impone la necesidad de actuar con respecto a Pemex en términos muy ad hoc”, dijo el economista, “pero también esto implica que sí estamos desarrollando un esfuerzo, y también es la instrucción del presidente, por acercarnos más a Pemex, darles mayor retroalimentación, de cosas que son necesarias hacer y que son necesarias reordenar”.
Finalmente, el funcionario defendió las acciones que López Obrador tomó para separar los intereses políticos de los económicos. “La nueva narrativa que yo propongo que tomemos es que veamos los mensajes y vemos las acciones”, dijo Ramírez de la O. “México sí está pasando por un cambio estructural que me temo que no ha sido, por nuestra parte bien narrado y, quizás, en el mundo, no suficientemente bien percibido”.
Y puntualizó: “Vale mucho separar los intereses del Gobierno de los funcionarios del Gobierno de aquellos intereses de los grandes consorcios privados. Esa separación que han vivido otros países en diferentes momentos vale mucho dinero, en el largo plazo, porque la asociación demasiado cercana y tan casual como ha existido en varias décadas, en general, venía a gravitar, generalmente, en las finanzas públicas”.
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