Ciudad de México supera el pico máximo de hospitalizaciones de mayo
Hay 4.598 ingresados por covid-19 en la capital, frente a los 4.573 que se registraron en el punto álgido de la pandemia hace siete meses
Ciudad de México ha registrado más hospitalizados por covid-19 este lunes que en el punto más crítico de la pandemia hace siete meses. Mientras el 22 de mayo se llegó al pico de 4.573 ingresados, hoy hay en los hospitales de la capital 4.598 pacientes por coronavirus. Sin embargo, gracias a la ampliación en la capacidad hospitalaria de los últimos meses, la ocupación se mantiene en el 66%, cuando en mayo estaba —con 25 camas menos ocupadas— casi al 80%.
El mismo día que el Gobierno mexicano ha anunciado la petición de Rusia para administrar una nueva vacuna en el país, la alcaldesa Claudia Sheinbaum ha puesto a los ciudadanos los pies en la tierra. Hoy se ha superado el nivel de ingresos por covid-19 que se registró en el peor momento de la pandemia. Entonces, la capital se mantenía en un semáforo rojo estricto, estaban cerrados los comercios y la movilidad había caído drásticamente. Un escenario muy distinto al de estas fechas, con la esperanza de las vacunas asomando por la esquina, en el que las calles y las tiendas están llenas de gente haciendo compras navideñas. Pese a las peores cifras, Ciudad de México se mantiene en semáforo naranja con una alerta de emergencia que permite a los comercios no esenciales seguir abiertos.
El viernes pasado, la jefa de Gobierno de la ciudad ya advirtió de que al ritmo actual —en las últimas dos semanas creció más de un 10% la ocupación de camas— los hospitales se saturarían en los próximos días. La capital acumula ya cuatro semanas de crecimiento sostenido de ingresos y el último acelerón de casos de diciembre —con 400 hospitalizados diarios— está poniendo al límite el sistema. Sin embargo, Sheinbaum mantiene que la situación general es mejor que en mayo gracias al crecimiento de la capacidad hospitalaria, ya que todavía se pueden atender a más de 2.300 personas. Aun así recuerda, que la ciudad debe entrar “en un nivel de estabilización y reducción con la participación de todos”.
Durante la primera oleada, la propia jefa de Gobierno marcó en mayo una línea divisoria. Mientras la ocupación de camas estuviera por encima del 65% o se registraran dos semanas de incremento sostenido de contagios, la ciudad se mantendría en semáforo rojo. Las dos condiciones se cumplen ahora.
De momento, Sheinbaum ha pactado con las cámaras de comercio limitar la apertura de los comercios no esenciales hasta las cinco de la tarde o la prohibición de la comida callejera. Pero no se ha impuesto un cierre total de la economía que podría agravar la crisis histórica que vive la ciudad, que es el corazón empresarial, turístico y cultural del país. El director general del Gobierno Digital de la Ciudad de México, Eduardo Clark, reconoció en una entrevista la pasada semana que era “imposible” llevar a la capital a un nuevo confinamiento porque no había las “condiciones económicas y sociales” para hacerlo.
La alcaldesa se mantiene firme en su propuesta para luchar contra la pandemia: seguir aumentando el número de pruebas (se ha alcanzado la meta de más de 20.000 test gratuitos al día); una campaña masiva de información, y el uso de los códigos QR en comercios y transporte para localizar contactos con positivos. Pero, sobre todo, Sheinbaum insiste en la confianza en la población y en el cumplimiento de lo que ha llamado las cinco reglas: quedarse en casa, si es esencial salir hacerlo con cubrebocas, no organizar fiestas ni reuniones familiares, solo una persona del hogar puede ir a comprar y aislarse si alguien es positivo. “El mayor número de contagios se ha demostrado que se da en lugares cerrados, en fiestas y reuniones familiares, donde se pierde la sana distancia y el uso de cubrebocas”, ha argumentado.
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