Alberto Capella renuncia tras la represión a tiros de una protesta feminista
El gobernador de Quintana Roo acepta la dimisión del secretario de Seguridad Pública y promete “una investigación profunda para determinar a lo responsables"
El secretario de Seguridad Pública de Quintana Roo, Alberto Capella, ha dimitido este martes, un día después de que la policía reprimiera a tiros una protesta feminista en Cancún. El gobernador del Estado, Carlos Joaquín, ha aceptado “la solicitud de separación del cargo en lo que la Fiscalía General del Estado y la dirección de asuntos internos terminan la investigación profunda para determinar los responsables". "Tenemos que asegurarnos que esto no vuelva a suceder”, ha dicho Joaquín. Capella ha agradecido al gobernador su “confianza y apoyo” en un mensaje publicado en Twitter: “Esta decisión de separación es para actuar con transparencia en las investigaciones iniciadas”. La disolución violenta del grupo de manifestantes que protestaban contra los feminicidios ha causado gran indignación en todo el país y los colectivos feministas habían reclamado la renuncia de los responsables.
En un primer momento, Alberto Capella había negado que la fuerza de seguridad estatal estuviera involucrada en los sucesos, que dejaron dos periodistas y una manifestante heridos de bala frente al Palacio Municipal de Cancún. “No hay policías estatales que hayan intervenido en ese vergonzoso hecho. Vamos a aclarar con precisión en las próximas horas quienes participaron. Ya se abrió una investigación en el ministerio público. Ni matizamos, ni eludimos responsabilidades”, afirmó el lunes en Twitter.
Finalmente, la ola de indignación ha sido tal que la dimisión ha caído por su propio peso. La alcaldesa de Cancún ya había apartado de su cargo al responsable de la policía municipal, Eduardo Santamaría. La ONU se ha sumado a la condena unánime de los hechos y ha pedido que se investigue el operativo. El gobernador de Quintana Roo, por su parte, ha ofrecido una “disculpa pública” por la “incompetencia de la policía" que no cumplió sus instrucciones.
Alrededor de las siete de la tarde del lunes, un grupo de 50 policías irrumpió en una protesta feminista en el Palacio Municipal Benito Juárez, encapuchados, con armas largas y chalecos antibalas. Comenzaron a disparar a pocos metros de los manifestantes para disolver la concentración, en la que participaban unos 2.000 jóvenes que pedían responsabilidades por los dos feminicidios que se habían registrado el fin de semana en el Estado de Quintana Roo. El último, el de una joven llamada Alexis, de 20 años, cuyos restos aparecieron el lunes a dos kilómetros de su casa en bolsas de basura.
Durante horas, las autoridades locales y estatales eludieron la responsabilidad “de los lamentables hechos”. A medianoche, el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín, en una transmisión especial en Facebook, dio un nombre: Eduardo Santamaría. El mandatario informaba de que el director de la policía municipal “dio la instrucción de disparar al aire para dispersar a los manifestantes que trataban de invadir las oficinas de la presidencia municipal, con la finalidad de proteger la integridad de los servidores públicos que ahí laboraban”.
Sin embargo, Capella, el máximo responsable de la seguridad en el Estado, afirma que ni siquiera puede confirmar que esta orden se diera: “Es solo una hipótesis”. En la entrevista con este diario, el recién dimitido secretario de Seguridad Pública asegura que no hubo una orden, sino “una reacción de pánico de seis elementos ante la turba”: “Ellos dicen que reaccionaron así porque estaban incendiando el palacio municipal. Fueron como piezas de dominó, uno entró en actitud de pánico y los demás empezaron a hacer lo mismo, de una forma tan estúpida como la que ocurrió".
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