Las discrepancias de los Estados anulan el control del Gobierno de México sobre la pandemia

El gobernador de Aguascalientes, Martín Orozco Sandoval, ha negado este lunes que el Estado esté en riesgo máximo por la covid-19, como señala el semáforo epidemiológico de la Secretaría de Salud para esta semana. “Hay ciertos detalles e indicadores en los que no coincidimos, pero no vamos a hacer pleito con la Federación”, ha dicho en una rueda de prensa. Sin embargo, el político del PAN ha asegurado que “las acciones” en Aguascalientes “van a continuar como hasta ahora”, es decir, en semáforo naranja, con las actividades económicas no esenciales funcionando con el 30% del personal y los espacios públicos abiertos con aforo reducido. Horas antes, el subsecretario de Salud Pública, Hugo López-Gatell, había informado de que la entidad federativa regresaría al color rojo, el de máximo riesgo.

La gestión de las medidas sanitarias durante la pandemia ha sido motivo de tensión constante entre el Gobierno y los Estados. Este desafío de Aguascalientes respecto a la autoridad federal se suma a una larga lista de desencuentros sobre el manejo de la crisis. Orozco ha asegurado no querer hacer “pleitos” con el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (Morena). “Haremos nuestros ajustes y no voy a entrar en el debate. Al final, esto se mide en que tengamos menos personas fallecidas y menos desempleo”, ha zanjado el gobernador. Pero la pandemia ha puesto de manifiesto, quizá en México con especial crudeza, que activar la economía antes de tiempo puede ser muy costoso en vidas humanas.

No es el primer Estado que se rebela contra las directrices federales. Antes hubo discrepancias con Ciudad de México y esta semana, con Tabasco, un Estado al que López-Gatell ha hecho alusión en la conferencia de este lunes por la tarde. Tabasco rechazó pasar al color naranja, más benevolente para la economía, y optó por mantenerse en riesgo máximo durante 15 días más. El Gobierno, como ha sido habitual en toda la pandemia, le ha quitado trascendencia a la diferencia en el criterio. “Nos parece estupendo”, ha valorado López-Gatell y ha incidido en que los Estados “son libres y soberanos”. “El semáforo es indicativo, pero las entidades federativas conocen mejor la situación que lo que pudiéramos tener a distancia por parte del Gobierno federal”, ha explicado el subsecretario de Salud Pública. Entonces cabe preguntarse para qué sirve la calificación estatal y el desconcierto que esas discrepancias en el semáforo puedan causar en el ciudadano.

En mayo, cuando se declararon los llamado “municipios de la esperanza”, aquellos que podían volver a la normalidad porque eran, según el Gobierno, zonas “libres” de la covid-19, muchas de las 323 localidades optaron por seguir guardando las cautelas. Pero el caso de Aguascalientes es al revés: se le pide contención, pero prefiere seguir con un régimen más abierto.

Orozco ha rechazado que Aguascalientes, que registra 6.263 casos positivos de coronavirus y 368 fallecidos, según las últimas cifras, esté en riesgo máximo: “Tengan la tranquilidad de que esta semana vamos muy bien”. El gobernador ha mostrado un informe del 11 de agosto para argumentarlo: “Vean los indicadores del propio IMSS [Instituto Mexicano del Seguro Social]. Aquí dice que la distribución de la tasa de incidencia [de la pandemia] está en verde en Aguascalientes”. Las autoridades sanitarias federales, sin embargo, tienen en cuenta más indicadores para determinar el peligro de transmisión de la covid-19 y las actividades autorizadas para cada Estado: la ocupación hospitalaria, la tendencia de hospitalizaciones, la detección de casos recientes y el porcentaje de casos positivos entre el número de pruebas.

“Sobre los factores que se analizan en México, tendremos que darles la parte de incremento de camas en el [hospital] Hidalgo”, ha dicho Orozco, que ha asegurado que en los próximos días más pacientes serán dados de alta. Si no se hecho hasta ahora, ha afirmado, es “porque no se están requiriendo”. En el caso de Aguascalientes, el 34% de las camas hospitalarias y el 42% de las que tienen ventilación mecánica están ocupadas, de acuerdo con los últimos datos de la Secretaría de Salud. El promedio federal de ocupación es del 38% y 34%, respectivamente. Sin embargo, este criterio, en el que el semáforo del desconfinamiento deposita el gran peso para medir la situación, es uno de los datos menos fiables, entre otras razones, porque miles de personas mueren en sus casas o llegan tarde a que les traten. Y porque basta con incrementar el número de camas destinadas a la covid para que se refleje una ocupación menor.

“Tenemos capacidad [hospitalaria], en eso tengan seguridad”, ha insistido el gobernador. “Simplemente, si el tema que ellos me dicen es el de las camas, pues vamos a dar de alta camas y ventiladores, al fin que las tenemos”, ha defendido Orozco, que fue uno de los mandatarios estatales que pidió la renuncia del subsecretario de Salud Pública el pasado julio. El gobernador ha defendido que las autoridades estatales han registrado en las últimas semanas una “baja leve, pero constante en el tema de los hospitales”.

México cuenta 522.162 casos confirmados de la covid-19 y 56.757 muertos por la enfermedad. Además de Aguascalientes, otras cinco entidades federativas están en riesgo máximo —Baja California Sur, Colima, Hidalgo, Nayarit y Zacatecas—. En total, 24 Estados permanecen en riesgo alto y solo uno, Campeche, está en riesgo medio desde este lunes, según los parámetros del Gobierno federal. En los territorios con mayor riesgo, solamente están autorizadas las actividades económicas esenciales; cuando el peligro es alto está permitido que las actividades económicas no esenciales trabajen con el 30% del personal y funcionen los espacios públicos abiertos con un aforo reducido; si el semáforo está amarillo, todas las actividades laborales están permitidas y los espacios públicos cerrados pueden abrir con un número limitado de visitantes.