Nuevo bandazo de Trump: anuncia un aplazamiento de los aranceles a México y Canadá
El presidente de Estados Unidos adopta otra exención de un mes, hasta el 2 de abril, que afectará a los bienes de ambos países incluidos en el tratado de libre comercio de 2020
El caos sigue reinando en la política comercial de Donald Trump. Dos días después de que anunciara la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de productos provenientes de México y Canadá, el presidente de Estados Unidos hizo saber este jueves en un mensaje de su red social, Truth, que “tras hablar [por teléfono] con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum”, había acordado que “México no tendrá que pagar aranceles sobre nada que est...
El caos sigue reinando en la política comercial de Donald Trump. Dos días después de que anunciara la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de productos provenientes de México y Canadá, el presidente de Estados Unidos hizo saber este jueves en un mensaje de su red social, Truth, que “tras hablar [por teléfono] con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum”, había acordado que “México no tendrá que pagar aranceles sobre nada que esté incluido en el Acuerdo T-MEC”. También, que esa nueva prórroga se extiende hasta el 2 de abril.
No quedó claro al principio si el anuncio incluía a Canadá, país firmante también de ese pacto. El enigma quedó resuelto horas después, ya por la tarde. Fue en un encuentro con la prensa en el Despacho Oval, cuando Trump dijo, mientras se dedicaba a su ritual diario de firma de decretos, que el vecino del Norte también se beneficiaría, en los mismos términos que el del Sur, de ese respiro de un mes.
El nuevo aplazamiento ―que en la práctica afecta a casi todos los intercambios entre México con Estados Unidos (pese al eufemismo empleado por Trump al citar el tratado de libre comercio)― se ha decidido, escribió el mandatario republicano, “como una forma de adaptación y por respeto a la presidenta Sheinbaum”. “Nuestra relación ha sido muy buena y estamos trabajando duro, juntos, en la frontera, tanto en términos de impedir que los inmigrantes ilegales ingresen a Estados Unidos como también de detener el tráfico de fentanilo. ¡Gracias, presidenta Sheinbaum, por tu arduo trabajo y cooperación!”, escribió en Truth.
“Tuvimos una excelente y respetuosa llamada en la que coincidimos en que nuestro trabajo y colaboración han dado resultados sin precedentes, en el marco de respeto a nuestras soberanías”, señaló Sheinbaum en su cuenta de X (antes Twitter). La presidenta mexicana dio las gracias a Trump y subrayó los avances conseguidos durante la última prórroga arancelaria frente a la crisis migratoria y el tráfico de fentanilo. La mandataria explicó que la pausa se pactó hasta la primera semana de abril porque Estados Unidos tiene previsto imponer “aranceles recíprocos para todos los países” después de esa fecha e hizo votos por que continúe el “trabajo conjunto” en la relación bilateral.
“Prácticamente, todo el comercio que tenemos con Estados Unidos está dentro del tratado”, confirmó Sheinbaum en una rueda de prensa posterior a la conversación. Visiblemente aliviada, la presidenta sacó pecho de una reducción en el tráfico de fentanilo de enero a febrero de un 41,5%. “Podemos no estar de acuerdo en algunos temas, pero siempre hemos tratado con respeto al presidente Trump y él siempre nos ha tratado con respeto”, señaló.
La mandataria reconoció que en un inicio la intención del republicano era perseverar en sus aranceles, pero que pudieron alcanzar un pacto tras la conversación, y con la promesa de mantener la colaboración entre los dos países. Fue la tercera llamada entre ambos desde que Trump llegó al poder el pasado 20 de enero. “No va a ser la última, hay muchos temas que tendremos que seguir tratando, sobre todo por el trato que reciben los mexicanos del otro lado de la frontera”, agregó. Sheinbaum mantuvo la convocatoria a un acto masivo en el Zócalo, la principal plaza del país, el próximo domingo, originalmente pensado para anunciar las represalias contra Estados Unidos y ahora reconvertido en una celebración por haber alcanzado el pacto.
Un anuncio confuso
Por la mañana, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, había dicho en una entrevista televisiva que los gravámenes de todos los bienes que entren en el T-MEC, el amplio saco del acuerdo de libre comercio firmado por el propio Trump en 2020, quedarían “probablemente” aplazados durante un mes. Ese último bandazo supone un cambio importante en la agresiva política comercial de la nueva Administración estadounidense. El mensaje de Trump, sin embargo, no menciona a Canadá como país afectado por esta nueva exención de aranceles.
El cambio de criterio llegó mientras se esperaba la llamada entre Sheinbaum y Trump en busca de una posible tregua a la guerra comercial desatada por Washington esta semana en el espacio común norteamericano. México y Canadá son dos viejos aliados y los principales socios comerciales de Estados Unidos. Los tres comparten un espacio que el martes hizo saltar por los aires por la vía de los hechos en una decisión que fue muy mal recibida por los mercados.
Al día siguiente, el presidente de Estados Unidos cambió de nuevo el paso en su caótica política comercial, al conceder una moratoria de un mes a los aranceles impuestos a Canadá y México en lo tocante al sector de automoción. Lo hizo después de que las empresas advirtieran de los perjuicios de las cambiantes decisiones de la nueva Administración traerán al sector automotriz y a la industria norteamericana.
“Es probable que [el anuncio de Trump] cubra todos los bienes y servicios que cumplan con el T-MEC [Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá], y es posible que [ambos países] obtengan una exención de estos aranceles”, dijo Lutnick a CNBC el jueves. El comercio de bienes y servicios de Estados Unidos en el marco del T-MEC sumó alrededor de 1,8 billones de dólares en 2022, según el Representante Comercial de Estados Unidos.
Tanto Sheinbaum como el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, habían logrado a principios de febrero una moratoria de un mes para la llegada de los aranceles de Trump con promesas de control de la inmigración irregular y del tráfico de fentanilo.
La presidenta mexicana reaccionó al anuncio del martes ―y al hecho de que no hubiera sido posible apaciguar la furia tarifaria de Trump― con la amenaza recíproca de “medidas arancelarias y no arancelarias” contra Estados Unidos. “Nadie gana con esta decisión”, dijo Sheinbaum en su conferencia de prensa ese día. “No hay motivo que dé razón a estas acciones”, añadió.
Han sido cuatro semanas contra el reloj en las que la diplomacia mexicana en Washington trató de lograr una prórroga para el aplazamiento de un mes, arrancado a Trump por Sheinbaum el 3 de febrero. Aquel día, la presidenta mantuvo una tensa llamada con el republicano que duró unos 45 minutos y transcurrió con la ayuda de un intérprete y con el inglés que Sheinbaum perfeccionó en sus años como estudiante en la Universidad de Berkeley. Ella consideró la conversación, según fuentes diplomáticas, como un triunfo en su estrategia apaciguadora con Trump. Él dijo ese día a los periodistas que “la presidenta Sheinbaum” es una mujer que le gusta “mucho”.
México prometió reforzar la frontera con unos 10.000 soldados más, y en estas semanas, sus autoridades han detenido a cientos de personas relacionadas con el tráfico de drogas y han confiscado grandes cantidades de estupefacientes (también de fentanilo), aunque ningún gesto puede compararse a la entrega a Estados Unidos de 29 presos relacionados con el narco. Estaban repartidos por distintos centros penitenciarios del territorio mexicano y figuraban en la lista de los más buscados por la agencia de narcóticos estadounidense (DEA). La pieza más importante del lote es Rafael Caro Quintero, fundador del Cártel de Guadalajara, acusado del secuestro, tortura y asesinato en los años ochenta de Enrique Kiki Camarena, un agente infiltrado de la DEA. “Hicimos este trabajo por los mexicanos”, aseguró este jueves Sheinbaum, que ha rechazado que los capos fueran utilizados como “moneda de cambio”.
Los gravámenes a México, Canadá y China se interpretaron como el comienzo de una guerra comercial a gran escala con la que Estados Unidos quiere reducir su déficit comercial (la diferencia entre lo que se exporta y lo que se importa). En 2024, Estados Unidos compró a otros países bienes por 3,29 billones de dólares y exportó mercancías por valor de 2,08 billones. El déficit comercial se situó así en los 1,212 billones de dólares, una cifra récord. Del total de mercancías importadas, el 41% (unos 1,35 billones) procedía de México, Canadá y China. Esos tres países concentraban casi la mitad del desequilibrio comercial de la primera economía del mundo.