China llevará los aranceles de Trump a la OMC y anuncia contramedidas

Las barreras comerciales, que el republicano justifica como una forma de frenar el tráfico de fentanilo, “podrían perjudicar la cooperación antinarcóticos entre ambas partes en el futuro”, advierte Pekín

Un técnico trabaja en la cadena de producción de una farmacéutica en Chongging (China), el 6 de marzo de 2024.CFOTO (Future Publishing via Getty Images)

La respuesta oficial de Pekín a la nueva andanada arancelaria de Donald Trump no se ha hecho esperar. China ha mostrado su rechazo frontal a la “acción errónea” de Estados Unidos de imponer un gravamen adicional del 10% a los productos importados desde el país asiático. La República Popular “presentará una queja ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) y tomará las contramedidas correspondientes para salvaguardar firmemente sus derechos e interese...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La respuesta oficial de Pekín a la nueva andanada arancelaria de Donald Trump no se ha hecho esperar. China ha mostrado su rechazo frontal a la “acción errónea” de Estados Unidos de imponer un gravamen adicional del 10% a los productos importados desde el país asiático. La República Popular “presentará una queja ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) y tomará las contramedidas correspondientes para salvaguardar firmemente sus derechos e intereses”, ha asegurado este domingo un portavoz del Ministerio de Comercio a través de un comunicado.

“La imposición unilateral de aranceles adicionales por parte de EE UU viola gravemente las normas de la OMC”, añade el portavoz, señalando que esta medida no solo no resolvería sus propios problemas, sino que también interrumpiría la cooperación económica y comercial normal entre los dos países. El portavoz insta a Washington a abordar “sus asuntos relacionados con el fentanilo de forma objetiva y racional, en lugar de utilizar de forma habitual los aranceles para amenazar a otros países”.

“China deplora y se opone firmemente a esta medida y tomará las contramedidas necesarias para defender sus derechos e intereses legítimos”, ha añadido un portavoz del Ministerio de Exteriores a través de otro comunicado similar. “Las guerras comerciales y arancelarias no tienen vencedores”, ha expuesto. “Esta medida no puede resolver los problemas internos de Estados Unidos y, lo que es más importante, no beneficia a ninguna de las partes, y menos aún al mundo”.

El republicano ha justificado los nuevos aranceles, dirigidos contra los tres principales socios comerciales de Washington (Canadá y México, además de la República Popular), al considerar que el trío contribuye a la inmigración irregular y al flujo de fentanilo en territorio de EE UU, donde más de 100.000 personas al año mueren por el consumo de este opiáceo.

Washington lleva años denunciando el papel del gigante asiático, que es el mayor fabricante de productos farmacéuticos del mundo, como origen de los precursores usados para elaborar la potente droga sintética. Pekín ha argumentado en numerosas ocasiones su rechazo frontal a esta visión. Al contrario, defiende su contundencia frente al narcotráfico y asegura haber estrechado lazos policiales con Washington para frenar el tráfico ilícito. Esta cooperación se cuenta entre los escasos avances diplomáticos que en teoría lograron el anterior mandatario estadounidense, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping.

“China es uno de los países más duros del mundo en materia de lucha contra los estupefacientes, tanto por su política como por su aplicación”, ha reiterado el portavoz de Exteriores este domingo, que asegura que la República Popular ha apoyado al país norteamericano con “espíritu de humanidad y buena voluntad”.

El problema es de gran complejidad, ya que en la producción del potente opiáceo se pueden emplear diferentes sustancias químicas (los precursores) a partir de las cuales se fabrican nuevas variantes de fentanilo. A pesar de que China hizo en 2019 una prohibición general de todas las formas de fentanilo, y de algunos de los precursores, a menudo aparecen nuevos compuestos químicos con los que fabricar el opiáceo, que en principio son perfectamente legales en China, lo que complica su detección.

El portavoz también menciona la “cooperación antinarcóticos” con la primera potencia mundial. A lo largo de 2024, ha habido varios encuentros entre funcionarios policiales de ambos países en este campo. “Los logros que hemos conseguido están a la vista de todos”, dice el comunicado, que pide a Washington que aborde el problema del fentanilo “de forma objetiva y racional en lugar de amenazar a otros países con subidas arbitrarias de aranceles”. Estos, concluye el portavoz, “están destinados a afectar y perjudicar la cooperación antinarcóticos entre ambas partes en el futuro”.

Cadena de montaje de vehículos eléctricos NIO en Hefei, el 17 de enero.Kevin Frayer (Getty Images)

La respuesta no es más que dialéctica, de momento. Pero el movimiento de Trump hace sonar los tambores de una segunda batalla comercial entre las dos superpotencias, después de la que ya impulsó el magnate durante su primer mandato. En 2018, Washington impuso barreras a casi dos tercios de las importaciones chinas, por un valor de 370.000 millones de dólares, según un informe del Congreso de EE UU. China respondió con aranceles sobre 110.000 millones de dólares estadounidenses. Trump también impuso tarifas al acero (25%) y al aluminio (10%). La mayoría de estos gravámenes siguen en vigor, tras cuatro años de Joe Biden en la Casa Blanca que han mantenido el corte proteccionista.

Los dirigentes chinos llevan meses anticipando el escenario, después de que el republicano se pasara la campaña martilleando con una subida de aranceles a China de hasta el 60%. Numerosos analistas creen, en cualquier caso, que el gigante asiático llega a esta nueva contienda mejor preparado. Entre las posibles respuestas se encuentran las restricciones al acceso de algunos materiales críticos cuya producción controla China ―una medida que ya ha tomado Pekín frente a las restricciones estadounidenses al acceso de semiconductores de alta gama, aprobadas en la era Biden―; también podría sopesar recortes arancelarios sobre las importaciones procedentes de socios comerciales no estadounidenses, para impulsar la inversión extranjera y el comercio con Europa y otros países asiáticos.

La respuesta de los mandos comunistas a los aranceles de la Unión Europea a la importación de coches eléctricos chinos también muestra posibles estrategias. En este caso, Pekín ha optado por tomar represalias contra las importaciones comunitarias de determinados sectores, como el del brandy (para golpear al coñac francés), y por abrir investigaciones por competencia desleal a las importaciones de otros productos, como la carne de cerdo (un toque de atención a España, principal exportador). También ha denunciado el caso ante la OMC, mientras los líderes de ambos lados siguen negociando posibles salidas y equilibrios comerciales.

“La parte estadounidense debe corregir sus errores y trabajar con China para encontrarse a mitad de camino”, ha señalado el portavoz de Comercio, con voluntad abierta a la negociación. Ha instado a Estados Unidos a “afrontar los problemas directamente, entablar diálogos sinceros, reforzar la cooperación y gestionar las diferencias sobre la base de la igualdad, el beneficio mutuo y el respeto recíproco”.

Sobre la firma

Más información

Archivado En