Gideon Saar, ministro israelí: “Habrá zonas de seguridad en Gaza a las que estará prohibido acercarse”
El veterano político, que se ha sumado al nuevo Gobierno de emergencia formado para la guerra, asegura que destruir a Hamás es también un mensaje para los países vecinos y que Israel establecerá en el enclave franjas de seguridad, quizás minadas, a las que estará prohibido acercarse
Gideon Saar (Tel Aviv, 56 años) habla despacio y con calma, pero puntúa sus frases con pequeños golpes sobre la mesa con los nudillos. Nada sorprendente en ―como lo define― “el momento más crítico” en los 75 años de historia de Israel, el país en el que ha sido ministro de Educación e Interior (con Benjamín Netanyahu) y de Justicia, en la breve y diversa coalición de Gobierno que formaron muchos de sus exaliados, solo unidos por el rechazo al actual primer ministro. “Hubo años en que trabaja...
Gideon Saar (Tel Aviv, 56 años) habla despacio y con calma, pero puntúa sus frases con pequeños golpes sobre la mesa con los nudillos. Nada sorprendente en ―como lo define― “el momento más crítico” en los 75 años de historia de Israel, el país en el que ha sido ministro de Educación e Interior (con Benjamín Netanyahu) y de Justicia, en la breve y diversa coalición de Gobierno que formaron muchos de sus exaliados, solo unidos por el rechazo al actual primer ministro. “Hubo años en que trabajamos juntos y otros en los que quizás fui su máximo rival”, bromea en una entrevista en la sede del partido que lidera, Nueva Esperanza, a las afueras de la ciudad de Modiín, entre Jerusalén y Tel Aviv.
Ha hecho casi toda su carrera política en el Likud. Lo abandonó en 2019, tras fracasar con claridad en su intento de arrebatar el liderazgo a Netanyahu en unas primarias. Fundó Nueva Esperanza, con el que concurrió a las elecciones del pasado noviembre de la mano de la formación de Benny Gantz, Unidad Nacional. Ambos abandonaron el 11 de octubre la oposición y las críticas por la reforma judicial para sumarse al Gobierno de emergencia creado exprofeso para la guerra. No ha asumido cartera porque no hace falta: es uno de los 20 escogidos con asiento permanente en el gabinete político y de seguridad, un foro reducido para agilizar la toma de decisiones en tiempos de crisis.
Asegura que “destruir a Hamás” es también un mensaje ejemplarizante para el resto de los vecinos y que ―cuando suceda― Israel establecerá en Gaza franjas de seguridad, quizás minadas, a las que estará prohibido acercarse. Culpa “única y exclusivamente” a Hamás de las muertes de civiles palestinos en los bombardeos israelíes y ve a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) sin capacidad de asumir la responsabilidad de Franja, como quiere que suceda Estados Unidos. Pero, sobre todo, Saar quiere que Israel navegue su presente y futuro teniendo clara una idea: sus enemigos tratan de exterminar a los judíos tanto como los nazis en el Holocausto. “La única diferencia”, sentencia, “son las capacidades”.
Pregunta. Usted ha dicho que, a raíz de la brutalidad del ataque del 7 de octubre, Israel tiene que cambiar su concepto de seguridad. ¿A qué se refiere?
Respuesta. En un día fueron asesinados cerca de 1.400 israelíes y secuestrados 250. ¿Cuántos residentes hay en España? ¿40 millones?
P. 48 millones.
R. Cada español tiene que imaginar que en un atentado terrorista fuesen asesinados 7.000 españoles y secuestrados 1.250. ¿Cuál sería la reacción de España? Estoy convencido de que sería eliminar la amenaza y destruir las capacidades militares de quienes hicieron algo así de forma que no puedan volver a hacerlo. Y ese es nuestro objetivo. El contexto amplio es muy importante. Israel se retiró de Gaza hace 18 años. De hecho, sacó de raíz a toda su población civil. Hasta las tumbas. Y toda su presencia militar sin excepción. Desde ese momento, Gaza habría podido tomar otras direcciones, pero se convirtió en una de las mayores bases del mundo de terrorismo y agresión contra Israel y sus ciudadanos. Hemos tenido seis pequeñas guerras o escaramuzas militares con Hamás. Y no hicimos en ellas lo que debíamos haber hecho. Y ahora es necesario hacerlo. Destruir las capacidades militares y gubernamentales de Hamás. Es fundamental por sí mismo y desde la óptica regional, para que nuestros vecinos entiendan que hacer algo así no es algo que se pueda dejar pasar. Ni siquiera diría que requiere una respuesta, porque sería una broma hablar de una respuesta. Requiere acabar desde la raíz con la fuente del mal.
P. ¿Y después?
R. No tenemos ningún reclamo territorial sobre Gaza ni voluntad de renovar los asentamientos judíos. Tenemos la voluntad de vivir en paz y con Hamás es imposible vivir en paz, porque en su carta fundacional está la destrucción del Estado de Israel. No solo. La destrucción de los judíos. Lo hemos visto con nuestros propios ojos. Estamos hablando de un movimiento nazi, hitleriano. Y con un movimiento así no puede haber paz. No tenemos ninguna pretensión de venir y decir quién gobernará a nuestros vecinos. Pero no se lo dejaremos hacer al que trabaja para destruirnos. ¿Qué pasará el día después? Mantenemos conversaciones al respecto. De verdad, espero que Egipto sea un socio. Limita con la Franja, la controló en el pasado, conoce bien el lugar… Y creo que habrá unos cuantos años de algún tipo de periodo de transición con un estatus de la comunidad internacional para rehabilitar Gaza, nuestro estatus, con potencias regionales como Egipto y la protección de nuestra seguridad, es decir…
P. Presencia militar.
R. No tenemos que quedarnos en medio de la población allá. No tenemos esa intención. Pero igual que hoy entramos y salimos de Yenín o Tulkarem para golpear en la organización antes de que nos hagan daño, hacer lo mismo. No podemos dejar que el terrorismo florezca solo. Y franjas de protección desde la frontera. Lo que pasaba antes, que los terroristas que se paseaban libremente por la frontera e incluso llegaban hasta la propia barrera y les disparaban a los soldados, no volverá a pasar.
Habrá franjas de seguridad, de un kilómetro, o lo que se defina, a las que esté prohibido acercarse. Quizás pongamos allí minas, no lo decido yo ahora. Pero nuestros kibutzs y nuestras localidades cerca de la frontera necesitan seguridad el día después de que regresen, al acabar la operación. Les daremos la confianza para volver allí. Y lo harán.
P. Es un cambio de concepto, pero sigue siendo un concepto de fuerza. Más fuerza que antes. ¿En qué ayuda a la seguridad del Estado de Israel que haya 10.000 muertos en Gaza, al parecer sobre todo civiles? ¿No genera más odio?
R. El odio proviene del adoctrinamiento. También en la Autoridad Palestina. Asesinar judíos, que no son seres humanos, odiarlos… eso es lo que les enseñan desde que nacen. No proviene del empleo de la fuerza.
No luchamos contra los gazatíes, sino contra Hamás. Y operamos según el derecho internacional. Nunca tenemos civiles como objetivo, a diferencia de Hamás. De hecho, les dijimos: “Idos de aquí y de allá, que vamos a actuar en estas zonas”. Puede que comprometiese nuestra capacidad de sorpresa, pero queríamos proteger a la población civil. Aunque se han marchado cientos de miles, quien impide su llegada [al sur] es Hamás. Entonces, ¿quién es responsable de esas muertes? Hamás, no Israel.
No hay guerras, desde luego no en zonas densamente pobladas, en las que no resulten dañados civiles. La pregunta básica es si operas de acuerdo con las leyes de la guerra, si apuntas a la población civil, si mantienes el principio de proporcionalidad. Actuamos de acuerdo con el derecho internacional en condiciones muy difíciles.
P. Los números no hablan de una operación localizada.
R. Vuelvo a lo mismo. El derecho internacional habla de proporcionalidad. Quien se esconde detrás de la población civil, fuerza a la población a quedarse y es culpable de asesinar civiles, es única y exclusivamente Hamás. Así que, si hay muchos muertos palestinos, tendrá que acudir a Hamás. ¿Por qué atacasteis el 7 de octubre? ¿Por qué no permitís a la población evacuar? ¿Por qué usáis a la población como escudos humanos? Pero no podemos sacrificarnos y no actuar. Tenemos que proteger a nuestro pueblo. La época en la que los judíos eran asesinados sin poder defenderse terminó en 1948 [año de la creación del Estado de Israel]. Hoy, los judíos se defienden. Nuestro error fue no hacerlo hasta ahora. Teníamos que haberlo hecho mucho antes. Tuvimos ocasión en 2014, en 2019. Esperamos demasiado. No esperaremos más.
P. ¿No contribuye al ciclo de violencia?
R. No quiero decir que no entienda, pero hay una falta de comprensión en la pregunta. El ciclo de violencia surge de: educación para la paz o educación para el asesinato. Si te educan desde los cero años para matar judíos, puedes llegar a un kibutz y meter a un bebé en el horno. No había un ataque israelí al que responder.
P. Si entiendo bien, lo que dice es que es un odio gratuito, que no tiene nada que ver con el bloqueo [de Gaza] ni con la ocupación [militar].
R. No, no tiene nada que ver con nada de eso. No queremos ningún bloqueo a Gaza. Los errores que cometimos fueron por lo contrario. Metimos trabajadores que recogieron información de inteligencia y se la pasaron a Hamás. Entró cemento y lo usaron para los túneles. Si cometimos errores fue por un trato humanitario hacia ellos. Nunca hicimos errores al revés.
P. Mencionó Egipto para el día después de Gaza, pero no a la ANP. ¿Por qué?
R. Miro primero lo práctico. La gente con la que me asesoro y en cuyo criterio confío, en el sistema de seguridad, de inteligencia, me dicen que la ANP no tiene ninguna posibilidad de asumir la responsabilidad y controlar Gaza. No controla ni Yenín, así que no es realista que pueda controlar Gaza. Además, tenemos problemas con ella de los que me centraría en: incitación [a la violencia] y pago a los terroristas y sus familias. Tienen que terminar y no habrá ningún proceso político sin que acaben.
P. Sobre los rehenes, ¿no es contradictorio actuar así en Gaza con las conversaciones para su liberación?
R. No, porque entendimos que [el líder político de Hamás en Gaza, Yahia] Sinwar no tiene interés en liberar a los rehenes. Antes de la operación terrestre, dimos tiempo y no hubo resultados. Nuestra conclusión fue que Sinwar ve a los rehenes como un activo y no quiere llegar a nada. Utilizarlos para interrumpir nuestra operación militar. Así que creo que el uso de la fuerza militar tiene potencial para reblandecer la postura de Hamás sobre la liberación de los rehenes.
P. ¿Cómo?
R. En la voluntad de alcanzar un alto el fuego. Porque no lo habrá sin la liberación de rehenes. Simplemente, no va a pasar. Así que el uso de fuerza militar puede llevarlos al punto de liberar a los bebés, ancianos y mujeres que retienen. Y puede generar oportunidades operacionales adicionales, como cuando liberamos la pasada semana a una soldado.
P. ¿Es realista pensar en eso más allá de un caso excepcional?
R. Es complicado, pero trabajaremos por todas las vías.
P. ¿Liberar presos palestinos, como piden las familias, es una opción?
R. No entraré en detalles, porque no creo que un debate público pueda ayudar a liberar un solo rehén. Pero hay canales discretos y, si existe la posibilidad de liberar rehenes, lo haremos. No digo a lo que estamos dispuestos y a lo que no. En cuanto dices: “Estoy dispuesto a X”, X se convierte en el punto de partida y te piden el doble de X.
P. Sé que no quiere hablar de Netanyahu, pero no se trata de una guerra de una o dos semanas, sino de un proceso largo. ¿Es la persona para liderarlo? ¿Tiene legitimidad tras lo que ha sucedido?
R. Netanyahu estaba en el cargo el 7 de octubre. Pero también el ministro de Defensa, el jefe del Estado Mayor, y el jefe del Shabak [servicios secretos en Israel y Palestina]… y todos lideran la guerra.
P. Pero ellos sí han asumido su responsabilidad.
R. La cuestión es qué ves como el tema principal. Para mí es ganar la guerra. Y por eso tomé la decisión de dejar de lado todos los asuntos políticos y el mismo 7 de octubre hablé de un Gobierno de emergencia nacional, que se formó cinco días después. Con Netanyahu durante años colaboramos y trabajamos juntos. Hubo años en los que quizás fui su máximo rival. Pero todas esas cosas no son relevantes ahora mismo. Ahora trabajamos juntos.
P. Hablo más bien de si el pueblo confía en él.
R. Estamos en un sistema democrático. Y él es primer ministro por la confianza de la mayoría de la Kneset [Parlamento]. El 7 de octubre estábamos en la oposición y esa es la situación. Todo aquel que habla de sustituir a Netanyahu… primero, no existe una posibilidad práctica de hacerlo; y segundo, no es útil para el Estado de Israel. La pregunta no es quién prefieres que sea primer ministro. Eso será en otros días.
P. Habló de Hitler y de los nazis. Hay críticas al respecto, también por el uso de una estrella de David por parte de Gilad Erdan, embajador de Israel ante la ONU. ¿No supone un riesgo de trivializar el Holocausto?
R. No. Yo critico a los que lo critican. Hamás son nazis. Su ideología es destruir a Israel y los judíos, por lo tanto, son nazis.
P. No escuché aquí la palabra nazi para hablar de Hamás hasta el 7 de octubre…
R. La única diferencia entre ellos y los nazis alemanes son las capacidades. Si tuvieran las de la Alemania nazi, exterminarían a todos. Tenían menos, exterminaron los que pudieron. Y lo mismo con Hezbolá e Irán.
P. Y que los judíos tienen un Estado y un ejército muy poderoso.
R. La terminología refleja claridad moral y realista sobre a quién nos enfrentamos. Otra cosa es el uso de la estrella amarilla. Yo no lo habría hecho. Respeto a Gilad Erdan, es mi amigo, creo que su intención era buena. Pero la diferencia entre aquella época y esta es que los judíos se pueden defender a sí mismos, lo que no pudieron hacer durante el Holocausto.
P. ¿Y la utilización de la palabra Holocausto, o mini-Holocausto?
R. Es que es un mini-Holocausto.
P. Hablo del estatus del Holocausto como algo incomparable, que era claro.
R. ¿Sabe por qué no se puede comparar? Por el alcance. Porque son seis millones y 1.400. Pero imagínese que, Dios no lo quiera, matasen en un día a 7.000 españoles.
P. Pues si se comparase con el Holocausto, se nos diría con razón que no es comparable.
R. No es el mismo alcance, pero hay comunidades y familias que han sido borradas. No he usado esas palabras, pero es el mayor asesinato organizado de judíos desde el Holocausto. ¿Ok? Es un hecho. Una lección del Holocausto es que si alguien dice que quiere eliminarte, pretende hacerlo. Y ahora nos enfrentamos a un enemigo que lo dice y acumula capacidades para lograrlo. Por eso estamos en el momento más crítico de la historia del Estado de Israel en sus 75 años. Si no entiendes el peligro al que te enfrentas, no puedes actuar como hace falta.
P. ¿Qué horizonte ofrece a los palestinos? Usted está en contra de cualquier retirada de Cisjordania.
R. Su horizonte es que Hamás no gobierne en Gaza.
P. Me refiero a que les dice que no van a recibir un Estado. Entonces, ¿qué pueden esperar?
R. No pondremos en peligro nuestra seguridad. Si los palestinos quieren cambiar de dirección, detener la incitación en el sistema educativo, el ethos de asesinar judíos, los pagos a terroristas y sus familias, identificaremos que hay con quien hacer la paz. Somos un pueblo que quiere hacer la paz.
P. Les pide que renuncien a un Estado propio.
R. Mire lo que ha hecho Israel. Para la paz con Egipto [1979], devolvimos todo el territorio. Es muy generoso ganar la guerra y devolver el territorio. Salvo una cosa: Gaza. Egipto no quería que se la devolviésemos. Piense por qué. Pero fuera de eso quisieron hasta el último centímetro. No hay de lo que hablar sobre la más mínima concesión, ni la más pequeña. Hasta que no haya un cambio fundamental de cómo educan a los niños, su postura ante el terrorismo… Decidimos que ya no habrá más obreros palestinos. Que se las apañen, que desarrollen su economía.
P. Me habla de esto con lo que está pasando en Cisjordania y el nivel de violencia de los colonos.
R. No. En Judea y Samaria [Cisjordania], la violencia es de los palestinos. El terrorismo es de los palestinos. Si hay radicales de nuestros territorios que hacen operaciones, tenemos que cogerlos y castigarlos. También nos daña a nosotros que lo hagan. Pero la base es el terrorismo. Mientras no haya educación para la paz, serán conversaciones vacías de las que no saldrá nada.
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