El Polisario se aferra al plan de autodeterminación de la ONU tras la deriva occidental hacia la autonomía en Marruecos
El enviado de Naciones Unidas para el Sáhara visita los campamentos de Tinduf para intentar reavivar una solución política. Por primera vez, el mediador no viaja en un avión ofrecido por España a causa del giro dado por su Gobierno
Staffan de Mistura, de 75 años, exmediador de la ONU en Afganistán, Irak, Siria y otros focos de tensión global, ha viajado este fin de semana en medio del mutismo a Tinduf (Argelia) en un intento de reavivar una salida política para la descolonización del Sáhara Occidental, territorio español hasta 1975. El diplomático ha escuchado en los campamentos de refugiados saharauis el memorial de agravios de los dirigentes del Frente Polisario, que se aferran al plan de autodeterminación mediante un referéndum que abriría la...
Staffan de Mistura, de 75 años, exmediador de la ONU en Afganistán, Irak, Siria y otros focos de tensión global, ha viajado este fin de semana en medio del mutismo a Tinduf (Argelia) en un intento de reavivar una salida política para la descolonización del Sáhara Occidental, territorio español hasta 1975. El diplomático ha escuchado en los campamentos de refugiados saharauis el memorial de agravios de los dirigentes del Frente Polisario, que se aferran al plan de autodeterminación mediante un referéndum que abriría la puerta a la independencia, diseñado hace tres décadas por Naciones Unidas, frente a la autonomía ofrecida por Marruecos, que administra de hecho la mayor parte de la antigua colonia. Enrocado en esa tesis por la deriva en su favor de Estados Unidos y varios países occidentales, entre ellos España, el Gobierno de Rabat juega con el tiempo a su favor mientras los enviados de la ONU se suceden en el cargo. Del silencio oficial de De Mistura, nombrado hace apenas 10 meses, solo ha emergido la voluntad de continuidad y de “seguir guiándose por los precedentes sentados por sus predecesores (...) en el proceso político sobre el Sáhara”, según aclaró un portavoz oficial.
En su segunda visita al desierto de piedra del extremo oeste de Argelia, la primera después del giro dado en marzo por el Gobierno español hacia la propuesta de autonomía marroquí, al considerarla como la “más seria, realista y creíble”, el mediador ha recibido un mensaje inequívoco del Polisario: ya no considera a España un actor “positivo” en la solución del conflicto tras “aliarse” con la postura de Marruecos. “Ha pasado a ser un actor que ha creado más problemas en el proceso de descolonización”, ha advertido Sidi Omar, representante saharaui ante la ONU, en declaraciones recogidas por la agencia Efe.
El Frente Polisario suspendió los contactos con el Gobierno español tras el cambio de posición sobre el Sáhara, y Argel, que acoge en su territorio a los exiliados saharauis, retiró a su embajador en Madrid y paralizó relaciones políticas y económicas con Madrid. En este clima de ruptura formal, De Mistura ha viajado a Tinduf en un vuelo regular de la compañía Air Algerie, en lugar de utilizar un avión de la Fuerza Aérea española, habitualmente ofrecido por la expotencia colonial desde hace tres décadas para los desplazamientos en la región de los enviados del secretario general de la ONU para el Sáhara Occidental.
El enviado de la ONU inició el sábado su visita con una primera toma de contacto con el negociador jefe saharaui, Jatri Aduh, y con representantes de la sociedad civil. Este domingo se ha entrevistado con Ibrahim Ghali, el líder del Polisario y presidente de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática. Este viaje se produce dos meses después de la visita del mediador a Rabat, donde se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores, Nasser Burita, sin que trascendiera el contenido de las conversaciones. De Mistura tenía también previsto volar en esas fechas a El Aaiún, capital de la antigua colonia española, pero canceló abruptamente su desplazamiento sin que mediaran explicaciones.
La visita a Tinduf forma parte de una gira en la que el mediador tiene previsto viajar este lunes a Argel antes de desplazarse el sábado a Nuakchot, las capitales de los vecinos Argelia y Mauritania, para completar las mismas etapas que recorrió en su primer recorrido regional, en el mes de enero. De Mistura trata ahora de recabar las posiciones de las distintas partes con el fin de poder reactivar un proceso de solución política que se halla largamente estancado. El Frente Polisario denunció en 2020 el acuerdo de alto el fuego con Marruecos que puso fin en 1991 a tres lustros de hostilidades con mediación de Naciones Unidas. Marruecos se ha rearmado además, entre otros medios, gracias al reciente acuerdo de cooperación militar suscrito con Israel, país con el que ha reanudado relaciones (congeladas durante dos decenios a causa de la cuestión palestina), sin culminarlas aún mediante intercambio formal de embajadores.
Vuelco de posiciones en cadena
El reconocimiento también hace dos años de la soberanía marroquí sobre el Sáhara por parte de Estados Unidos a cambio de la normalización de lazos entre Rabat y el Estado judío, cuando agonizaba el mandato del presidente republicano Donald Trump, ha sido el detonante de un vuelco de posiciones diplomáticas en cadena en favor del plan de autonomía marroquí que han seguido, entre otros, Alemania, España o Países Bajos.
De Mistura espera poder presentar el mes que viene ante el Consejo de Seguridad de la ONU el balance de su primer año de misión al frente de un arduo cargo por el que desfilaron en el pasado figuras como el ex secretario de Estado de EE UU, James Baker, quien tiró la toalla en 2004 tras siete años de mediación, o el alto diplomático estadounidense Christopher Ross, que también renunció en 2017 después de ocho años de sobresaltos en su misión.
El sigilo y el silencio con el que se mueve ahora el enviado de Naciones Unidas para el Sáhara en sus desplazamientos por el Magreb contrasta con la proyección pública y estrategia abierta de comunicación de su etapa anterior en la organización internacional. Desde 2014 a 2019 pilotó en la sede la ONU en Ginebra las conversaciones de paz entre el régimen de Damasco y los grupos rebelde y partidos de oposición, en pleno apogeo de la guerra civil en Siria. El imparable avance de las fuerzas gubernamentales con apoyo de Rusia e Irán acabó por relegar, sin embargo, su misión a la mera gestión del statu quo.
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