El candidato de la extrema derecha en Chile destaca la dictadura de Pinochet frente a los regímenes de Nicaragua, Venezuela y Cuba

A ocho días de la presidencial, José Antonio Kast se refirió a las primeras elecciones democráticas chilenas de 1989, con el militar todavía en el Gobierno: “No se encerró a los opositores políticos”

El candidato presidencial chileno José Antonio Kast, este viernes en una rueda de prensa en Santiago de Chile.IVAN ALVARADO (Reuters)

El candidato de la extrema derecha a la presidencia de Chile, José Antonio Kast, ha abierto una gran polémica, a solo nueve días de las elecciones del domingo 21 de noviembre, polarizadas y con un resultado incierto. Rostro inesperado de la derecha doctrinaria que no ha roto con Augusto Pinochet, el líder del Partido Republicano —...

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El candidato de la extrema derecha a la presidencia de Chile, José Antonio Kast, ha abierto una gran polémica, a solo nueve días de las elecciones del domingo 21 de noviembre, polarizadas y con un resultado incierto. Rostro inesperado de la derecha doctrinaria que no ha roto con Augusto Pinochet, el líder del Partido Republicano —uno de los favoritos para pasar a la segunda vuelta del 19 de diciembre, según las encuestas—, marcó diferencias entre la dictadura militar chilena al compararla con los regímenes de Nicaragua, Venezuela y Cuba. En un encuentro con la prensa extranjera, se refirió a las recientes elecciones de Nicaragua y las comparó con las presidenciales que se celebraron en Chile en diciembre de 1989, cuando todavía Pinochet estaba en La Moneda, en las que resultó elegido el primer presidente democrático, el democristiano Patricio Aylwin (1990-1994).

“Hay una situación que claramente marca una diferencia con lo que ocurre en Cuba, Venezuela o en Nicaragua. Creo que lo de Nicaragua refleja plenamente lo que en Chile no ocurrió, que, frente a elecciones democráticas, se realizaron y no se encerró a los opositores políticos. Y eso marca una diferencia fundamental”, aseguró Kast, en una frase que lo complica porque reinstala la principal crítica de sus opositores: sus lazos políticos con la derecha que no ha cortado con Pinochet y que defiende su legado, rescatando la política económica pese a las sistemáticas violaciones a los derechos humanos.

De acuerdo a Kast, el régimen de Pinochet cumplió con lo establecido en la Constitución de 1980 respecto de la transición. “No hay punto de comparación entre lo que ocurre en Cuba, donde llevan más de 70 años de dictadura; no hay comparación con la narcodictadura de Venezuela; y no hay punto de comparación con la dictadura de Ortega en Nicaragua”, aseguró Kast. En referencia a los 17 años de dictadura de Pinochet, el candidato republicano agregó: “Díganme ustedes si las dictaduras como las conocen entregan el poder a la democracia y hacen una transición que se respeta. Eso es lo que no hacen en otros países y en Chile se hizo. Y tenemos un desarrollo económico que permite hoy día que Chile haya pasado a ser uno de los países más destacados de Latinoamérica”.

La nueva polémica de esta carrera presidencial sucede justamente cuando su principal contrincante de acuerdo a los sondeos, el diputado del Frente Amplio de izquierda, Gabriel Boric, enfrenta un complejo momento con sus principales socios políticos, el Partido Comunista, que firmó una declaración de apoyo al régimen de Daniel Ortega y a las elecciones celebradas el domingo en Nicaragua. “El pueblo nicaragüense concurrió masivamente a las urnas para elegir democráticamente a sus autoridades y lo ha hecho en paz, de acuerdo con su institucionalidad y leyes vigentes”, expresó la formación en una publicación que luego fue desconocida por algunos de los principales jóvenes dirigentes comunistas, como la diputada Camila Vallejo.

“Esta declaración no fue discutida ni resuelta por la dirección colectiva del partido. Condenamos las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua, Chile y cualquier parte del mundo. Gabriel Boric será nuestro presidente y él será quien defina la política exterior del Gobierno”, aseguró Vallejo. El propio Boric tuvo que dar una señal fuerte al invitar a sus socios comunistas a “retractarse de su postura ante Nicaragua”. “En nuestro Gobierno el compromiso con la democracia y los derechos humanos será total, sin respaldos de ningún tipo a dictaduras y autocracias, moleste a quien moleste. Nicaragua necesita democracia, no elecciones fraudulentas ni persecución a opositores”, aseguró el candidato del Frente Amplio.

Abogado de 55 años, nueve hijos y adherente del movimiento católico Schoenstatt­­, Kast postuló a La Moneda en las pasadas elecciones de 2017, donde obtuvo el 8% de la votación. En el marco de aquella campaña, aseguró que, si Pinochet estuviera vivo, votaría por él. En esta nueva postulación, dada su sorpresiva posición expectante, ha moderado su postura. “Cualquier persona que haya violado los derechos humanos, sea militar o no, yo no lo respaldo”, aseguró hace algunas semanas en un programa de televisión. En 2018, escribió una columna sobre el Museo de la Memoria, que relata las violaciones a los derechos humanos desde la experiencia de las víctimas: “Yo jamás he reivindicado la violación de los derechos humanos ni he negado la existencia de hechos tan violentos como la muerte, desaparición y tortura de miles de personas en el país. En este museo y en los libros de historia, hay pruebas concretas de ello y quien dude de eso o pretenda justificarlo, no tiene razón para ello”, aseguró Kast.

En la órbita de Donald Trump y Jair Bolsonaro, aunque sin sus estridencias, Kast ha incendiado la pradera de la política chilena con sus recientes declaraciones. Javiera Parada, hija de una de las víctimas de la dictadura de mayor simbolismo, lo interpeló a través de la red social Twitter: “Una persona que niega los horrores de la dictadura de Pinochet no puede ser presidente de nuestro país. Señor Kast, en Chile se asesinó, se torturó, desaparecieron personas que aún no aparecen, se intentó aniquilar a quienes pensaban distinto”. El candidato de la coalición oficialista de derecha, Sebastián Sichel, aseguró que “no podemos legitimar o relativizar la violencia, la restricción de la libertad y la persecución al que piensa distinto”. “Como dice Vargas Llosa: todas las dictaduras son malas, peligrosas e inaceptables. Hablemos más del futuro, de las esperanzas y las urgencias de las personas”, planteó el abanderado de la coalición de Gobierno, al que Kast aventaja según las encuestas.

En los primeros gobiernos democráticos, Chile llevó adelante dos importantes investigaciones sobre las violaciones a los derechos humanos en dictadura: el informe Rettig, sobre muertes y desapariciones (3.065 personas), y el Informe Valech, que apuntó a reconocer el número de víctimas de prisión política y tortura (28.459 personas). Tanto el candidato Kast como su propio equipo de campaña se han encargado de aclarar este sábado lo que hizo fue comparar la elección de Nicaragua con la elección de Aylwin —donde no se detuvo a los postulantes a La Moneda— y “todo el resto es una interpretación mañosa”.

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