La urgencia interior relegará la agenda exterior de Biden
Los expertos confían en una vuelta a la negociación y al multilateralismo
La difícil situación interna de Estados Unidos, marcada por la pandemia de la covid-19, la crisis económica y la polarización política, va a relegar la política exterior a un segundo plano en la agenda del próximo presidente estadounidense, a juicio de los expertos. Todos confían en que la relación económica y diplomática con la nueva Administración se vuelva más previsible y amigable, pero dadas las prioridades del nuevo Ejecutivo no parece que la política exterior vaya a ser prioritaria.
“Salvo que el Senado bloquee sus proyectos de política interna, como los planes de estímulo para...
La difícil situación interna de Estados Unidos, marcada por la pandemia de la covid-19, la crisis económica y la polarización política, va a relegar la política exterior a un segundo plano en la agenda del próximo presidente estadounidense, a juicio de los expertos. Todos confían en que la relación económica y diplomática con la nueva Administración se vuelva más previsible y amigable, pero dadas las prioridades del nuevo Ejecutivo no parece que la política exterior vaya a ser prioritaria.
“Salvo que el Senado bloquee sus proyectos de política interna, como los planes de estímulo para hacer frente al coronavirus o la reducción de las desigualdades”, puntualiza Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano.
La principal diferencia entre un Gobierno de Donald Trump y otro de Joe Biden, subrayan Steinberg y la también investigadora de Elcano Carlota García-Encina, reside en la defensa del multilateralismo y la diferenciación entre socios y rivales. “La nueva Administración se declara dispuesta a hablar y a negociar y por la parte europea hay ganas de darse la mano, pero el mundo de hoy no es el mismo que el de hace cuatro años”, precisa la investigadora.
“El coronavirus ha puesto en evidencia la necesidad de cooperación a la hora de abordar problemas globales”, apunta García-Encina, que espera algún gesto del nuevo mandatario en esa dirección en la cumbre del G20 que se celebrará el año que viene bajo presidencia italiana. También es previsible algún gesto hacia los aliados de la OTAN, a los que Trump exigía un aumento de la aportación presupuestaria siempre que no implicara la creación de una industria europea de defensa.
Porque si algo bueno ha tenido la presidencia de Donald Trump para la Unión Europea es que ha obligado a los 27 a establecer su autonomía estratégica en cuestiones como la defensa o las relaciones con China o Rusia. “La Administración de Joe Biden va a pedir a Europa ir de la mano en el tema de China, pero para Europa resultará complicado porque le interesa mantener su propia agenda”, asegura Steinberg.
Donde sí es posible recuperar la negociación y el diálogo es en la disputa relativa a las ayudas públicas de Boeing y Airbus. Es en ese contexto en el que EE UU impuso aranceles, que en el caso español recayeron sobre productos agrícolas que han supuesto un golpe para el sector. Ahora que Airbus ha recibido el respaldo de la Organización Mundial del Comercio para adoptar represalias, los expertos confían en un gesto de buena voluntad. Fuentes del Ministerio de Industria subrayan que el “principal objetivo es convencer a EE UU para que retorne a la negociación y evite una escalada en el conflicto comercial, algo que no beneficiaría a ninguna de las partes”. Una negociación que esperan que incluya la extraterritorialidad de la ley Helms-Burton, que supone un golpe a las inversiones españolas en Cuba.
“Los riesgos no van a desaparecer, pero dejarán de estar ligados a la volatilidad que supone gobernar a golpe de tuit”, recalcaba ayer Jon Lezamiz, director global de Asuntos Públicos de Siemens Gamesa, en un panel organizado por EsadeGeo.
La tasa digital y la diplomacia económica
Estados Unidos es el primer destino de la inversión española fuera de la UE, segundo cliente de las exportaciones y tercer proveedor. La relación bilateral es prioritaria. Y ahí la clave puede estar marcada por la tasa digital y el impuesto a las transacciones financieras, una medida aprobada el pasado 16 de octubre que finalmente entrará en vigor el 18 de enero, dos días antes de la toma de posesión del nuevo presidente.
Joe Biden no se ha pronunciado sobre esta cuestión, pero su plan de volver al diálogo multilateral puede permitir reactivar el grupo de trabajo al respecto en la OCDE. “Vamos a asistir a un repunte de la diplomacia económica”, apunta Marta Blanco, presidenta de CEOE internacional.