Las provocaciones del bolsonarismo tensan el futuro de las exportaciones de Brasil

Un tuit del ministro de Educación brasileño marca el segundo incidente del país con China, un aliado fundamental para la recuperación económica tras la pandemia

Llegada de material sanitario a Brasil procedente de China. En vídeo, declaraciones del presidente Bolsonaro.

Un tono áspero impregna las relaciones diplomáticas entre Brasil y China, a pesar de que el país asiático es el principal socio comercial de los brasileños. En un momento en el que el mundo depende de China para la compra de equipamiento sanitario en plena pandemia del coronavirus, las ofensas de algunos integrantes del Gobierno de Jair Bolsonaro contra China han adquirido un peso desproporcionado. Mientras el ministro de Sanidad, Luiz Henrique Mandetta...

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Un tono áspero impregna las relaciones diplomáticas entre Brasil y China, a pesar de que el país asiático es el principal socio comercial de los brasileños. En un momento en el que el mundo depende de China para la compra de equipamiento sanitario en plena pandemia del coronavirus, las ofensas de algunos integrantes del Gobierno de Jair Bolsonaro contra China han adquirido un peso desproporcionado. Mientras el ministro de Sanidad, Luiz Henrique Mandetta, destaca la importancia de la relación entre los dos países en la lucha contra la Covid-19, sectores empresariales en Brasil se esfuerzan en paliar la tensión provocada por un tuit del ministro de Educación, Abraham Weintraub, que insinuó en tono burlón que China se está beneficiando de la pandemia. El comentario tensó el diálogo con los chinos y sembró inseguridad entre los socios comerciales.

“Geopolíticamente, ¿quién podlía salil foltalecido, en télminos lelativos, de esta clisis mundial?”, publicó Weintraub el sábado día 4, reproduciendo una viñeta de la Turma da Mónica, un tebeo infantil muy famoso en Brasil. El dibujo usaba el lenguaje de un personaje del cómic, Cebollita (que cambia las erres por las eles), para burlarse del acento chino.

El tuit de Weintraub es el segundo incidente diplomático en el que se ve involucrado el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro con China, en menos de 20 días. El primero había sido protagonizado por el diputado Eduardo Bolsonaro. El 18 de marzo, el hijo del presidente provocó un aparatoso conflicto al comentar en redes sociales que la propagación del coronavirus era “culpa de China”. La bronca acabó con una discusión pública con el embajador del país asiático, Yang Wanming, y solo se apaciguó con una llamada telefónica de Bolsonaro padre al presidente chino, Xi Jinping.

Frente al nuevo episodio, Weintraub borró su comentario, pero el malestar persistió y la embajada china exigió unas disculpas públicas. “En la última crisis se creó una hostilidad que el presidente resolvió. Ahora, otra vez. Esto desgasta cualquier relación”, dijo a este periódico Charles Tang, presidente de la Cámara de Comercio Brasil-China. “Llegará un momento en que será cada vez más difícil desatar esos nudos”, observa Tang.

Brasil y China mantienen lazos comerciales muy estrechos. En 2019, el intercambio comercial (que incluye compras de Macao y Hong Kong) alcanzó los 65.000 millones de dólares. Durante el primer trimestre de este año, al menos un cuarto de las exportaciones de soja y petróleo se destinaron al mercado chino, el doble de la exportación brasileña a los Estados Unidos.

El mercado brasileño teme que las arremetidas de algunos miembros del Gobierno de Bolsonaro contaminen el intercambio comercial. “China se sentirá cómoda en reclamar descuentos en las compras a Brasil como parte de la petición de disculpas”, argumenta José Antonio Castro, presidente de la Asociación de Exportadores de Brasil. “[Esos ataques] no ayudan a Brasil en nada. Son agresiones gratuitas, ni más ni menos”, completa.

Castro recuerda que Brasil es, junto a Estados Unidos, uno de los mayores productores de soja en el mundo, mientras que China es el mayor comprador de esta materia prima. El año pasado, chinos y estadounidenses firmaron una tregua en la guerra comercial que propició un acuerdo de 200.000 millones de dólares que benefició la venta de soja estadounidense. De momento, esto no le ha supuesto ningún tipo de pérdida a Brasil. Pero, aunque el país no pierde, tampoco gana. Según Tang, de la Cámara de Comercio Chino-brasileña, China seguirá siendo un importante comprador de Brasil pero corre el riesgo “dejar de ampliar la compra” o, directamente, comprar menos.

Esta es una mala señal para un mundo que espera la recesión o depresión económica después de la pandemia. A corto plazo, Brasil se beneficiará de la recuperación china después del efecto que la Covid-19 ha tenido en aquel país. Según Larissa Wachholz, asesora dedicada a China en el Ministerio de Agricultura brasileño, el gigante asiático ha empezado a demandar más productos de Brasil, lo que ya se nota en las exportaciones de marzo. “Cuando pensamos en la poscrisis, tendremos a China como gran socio para esta recuperación”, afirma.

Su optimismo, sin embargo, contrasta con el nerviosismo de otros actores del sector, que se preocupan del valor que le da el país asiático a los símbolos en sus relaciones comerciales. Así lo demostró el comunicado de la embajada china tras la provocación del ministro de Educación: “Tales declaraciones son completamente disparatadas y despreciables, tienen tintes fuertemente racistas, objetivos inexplicables y han causado influencias negativas en el desarrollo saludable de las relaciones bilaterales China-Brasil”, reza la nota china.

El comunicado de la embajada suena con más fuerza en este contexto, en el que China concentra el 95% de las exportaciones de equipamiento médico y casi todos los países del mundo se disputan estos mismos productos. En el Estado de Pará, al norte de Brasil, el Gobierno de Helder Barbalho espera 400 equipos de Unidades de Cuidados Intensivos, incluidos respiradores, que deben llegar de China este mes. “Hasta el momento no hemos tenido ninguna señal negativa”, dijo el gobernador a EL PAÍS, sin esconder la aprensión.

La feroz competencia por material sanitario ha dejado a varios gobernadores brasileños inquietos. Hace pocos días, 600 respiradores comprados a China por nueve Estados brasileños fueron retenidos en EE UU durante una escala en Miami. La sospecha es que Estados Unidos ofreció un precio más alto por la carga.

A pesar del ruido diplomático, China ha tenido gestos solidarios con Brasil. Este martes, infectólogos de 12 Estados y del Ministerio de Sanidad participaron en una videoconferencia, intermediada por la embajada de China y el ministro de salud, para discutir procedimientos en el tratamiento de pacientes. El gigante chino de las telecomunicaciones, Huawei, donó al Gobierno del Distrito Federal, capital de Brasil, mascarillas quirúrgicas y un software para acelerar el análisis de tomografías.

Tang recuerda que los chinos están ayudando a 82 países, no solo con equipos, sino también con su experiencia para controlar las consecuencias de la pandemia. “Ya han mandado sanitarios a Italia, Venezuela y España, y están ayudando al Gobierno estadounidense”, cuenta el presidente de la cámara de comercio entre Brasil y China. “Brasil tiene que demostrar de forma más inteligente la amistad que hay entre los dos países”, concluye.

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