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Fría acogida de los empresarios argentinos a Mauricio Macri

El presidente critica que muchos grandes ejecutivos hayan asumido que perderá las elecciones

Enric González
El presidente de Argentina, Mauricio Macri.
El presidente de Argentina, Mauricio Macri.R. Ceppi (Getty)

Algo ha ocurrido entre Mauricio Macri y los grandes empresarios argentinos. Su relación, que durante muchos años fue de profunda confianza mutua, se ha enfriado. El presidente no acudió al cierre del coloquio de IDEA, la institución que agrupa a los principales ejecutivos empresariales, y se limitó a decir unas palabras por videoconferencia. En el hotel de Mar del Plata donde permanecieron reunidos los dos últimos días, los pocos empresarios que se habían quedado para escucharle le correspondieron con un aplauso tan tibio que pareció irónico.

Por si hiciera falta aclarar que las cosas habían cambiado entre Macri y quienes fueron sus mayores entusiastas, el presidente lanzó una andanada contra lo que suele llamar “el círculo rojo”, en referencia a los grupos de poder económico y mediático que ejercen gran influencia por encima de los políticos electos. “Sé que hay muchos escépticos en el círculo rojo que lo dieron todo por terminado”, dijo. Y no pocos empresarios se sintieron directamente aludidos.

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Ciertamente, la reunión anual de IDEA que concluyó el viernes por la noche estuvo marcada por la convicción de que el tiempo del liberal Mauricio Macri ha terminado y de que convenía prepararse para el mandato del peronista Alberto Fernández. También fue perceptible la decepción causada por un Macri que concluye su presidencia con una economía en ruinas. Resultó significativa la estruendosa ovación en pie que recibió en la jornada inaugural María Eugenia Vidal, actual gobernadora de Buenos Aires (aunque en grave riesgo de perder el cargo frente al kirchnerista Axel Kicillof) y una de las personas que aspiran a encabezar la oposición en lugar de Macri.

Tras los reproches, Macri dijo estar convencido de que podía ganar la reelección, pese al demoledor resultado de las primarias de agosto (47,7% Fernández, 31,7% Macri) y a que los sondeos, que antes de las primarias erraron al pronosticar un práctico empate, indican ahora que el presidente apenas recupera votantes. Mauricio Macri vive jornadas de exaltación con las “marchas de la victoria” que recorren el país y que el sábado deberían desembocar en una manifestación multitudinaria en Buenos Aires. “Esto es muy emocionante, es increíble, el ambiente ha cambiado, podemos darle vuelta al pronóstico”, exclamó Macri en su videoconferencia desde Corrientes, donde se disponía a hablar ante sus seguidores. El entusiasmo presidencial no contagió a los empresarios que le escuchaban en Mar del Plata.

Como el mensaje de Macri fue muy breve, los organizadores le plantearon un par de preguntas. El presidente admitió que había subestimado la dificultad de reducir la inflación (llegó a la Casa Rosada diciendo que eso era “lo más fácil del mundo”) y lamentó no haber podido reducir la pobreza, que durante su mandato ha aumentado y afecta ya al 35% de los argentinos. Y se permitió una nueva ironía a costa de su rival Alberto Fernández y de los empresarios, que hablan de la necesidad de un gran pacto social tras las elecciones: “Como se muestran tan favorables a un acuerdo, me será más fácil conseguirlo en el próximo mandato”.

Antes de Macri, se dirigió a los empresarios el ministro de Hacienda, Germán Lacunza. También lo hizo por videoconferencia, pero desde Washington, donde negocia con el Fondo Monetario Internacional. Lacunza atribuyó la devaluación de agosto y el nuevo repunte de la inflación al temor que inspiró en los mercados financieros la victoria en las primarias de Alberto Fernández, cuya compañera de candidatura es la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. No explicó por qué el pasado año, sin elecciones ni crisis políticas de ningún tipo, también se produjo una brusca de devaluación, se disparó la inflación y hubo que pedir auxilio al FMI

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