Guaidó redobla la presión para alejar a los militares de Maduro
"Soldado, te doy una orden: no dispares al pueblo”, afirma el líder opositor que juró como presidente
El enfrentamiento entre el líder opositor venezolano Juan Guaidó, que la semana pasada juró como presidente del país, y el mandatario de facto, Nicolás Maduro, se reduce a una disputa esencial. Se trata de la reivindicación de la Constitución y, con ella, de la fidelidad de las fuerzas armadas. La oposición redobló este domingo la presión contra el régimen chavista en una jornada dedicada a informar a los militares de sus planes. Los simpatizantes de Guaidó se acercaron a los cuarteles para buscar su apoyo y este se dirigió a ellos por primera vez como lo hace un jefe de Estado, impartiendo instrucciones explícitas: “Soldado, te doy una orden: no dispares al pueblo”.
El presidente de la Asamblea Nacional, institución declarada en desacato por el chavismo, aprovechó su participación en una misa en recuerdo de los 29 fallecidos en las protestas de los últimos días para lanzar un mensaje a las fuerzas armadas y de seguridad. Tras la eucaristía, celebrada en el municipio caraqueño de Chacao, instó a los militares a abrazar su causa. Su respaldo resulta crucial no solo para lograr su objetivo, el desalojo de Maduro, sino también para la seguridad de las movilizaciones previstas para esta semana.
“Soldado venezolano, te hablo a ti. Es el momento de ponerse del lado de la Constitución, no es el momento del miedo, no es el momento de echar para atrás”, dijo antes de exigirles una actuación pacífica. “No dispares a los que, de manera clara, constitucional, han salido a defender a tu familia, a tu pueblo, a tu trabajo”.
Guaidó considera un usurpador al dirigente bolivariano por haber ganado en mayo unas elecciones sin garantías ni competencia, ya que los principales partidos de la oposición rechazaron concurrir. Dejó de reconocerle formalmente, con el beneplácito de las principales instancias internacionales, el pasado 10 enero, cuando el mandatario inauguró su segundo período hasta 2025.
El resultado de las actividades de este domingo, al menos en Caracas, fue desigual. Los opositores querían difundir el contenido de la ley de amnistía, que garantiza la “eliminación de la responsabilidad civil, penal, administrativa, disciplinaria y tributaria de las investigaciones, procedimientos, penas o sanciones” producidas desde la llegada de Hugo Chávez al poder, hace 20 años. Lograron una acogida positiva de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), pero también recibieron algún portazo. “La respuesta de los policías fue muy buena”, relata la activista Mercedes Gómez, de 57 años, en la urbanización de La Carlota. En las instalaciones de La Casona, la residencia oficial en la que Maduro decidió no vivir, los uniformados rechazaron en cambio todo lo contado. “Metimos la ley de amnistía por debajo de la puerta. Después abrieron, nos la rompieron y nos la tiraron encima”.
La jornada de Maduro giró en torno a los mismos propósitos: garantizarse la lealtad de los militares y exhibir el mandato constitucional, cuya interpretación Guaidó rechaza. El jefe del Ejecutivo se desplazó hasta el fuerte de Paracamay, en el Estado Carabobo (al norte del país), sede de la 41 Brigada Blindada, para arengar a las tropas y presenciar unos ejercicios militares. “El comandante Chávez es un soldado igual que ustedes. Me siento soldado de este Ejército. Me siento soldado de nuestra patria. Ellos quieren que las fuerzas armadas se conviertan en golpistas. ¿Ustedes son golpistas? ¿ustedes son constitucionalistas? ¿ustedes son pros imperialistas? ¿ustedes son antiimperialistas? ¡Traidores nunca! ¡Leales siempre!”.
El tono y la exhibición de fuerza contrastaban frontalmente con el de Guaidó, que a la alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, la expresidenta chilena Michelle Bachelet, le ha pedido “que apresure su visita [a Venezuela] para que sea testigo presencial de la grave crisis en la que vive todo el pueblo venezolano”.
Mientras tanto, el pulso entre los dos continúa también en el tablero internacional. Maduro cargó contra la Unión Europea y aseguró que rechaza, sin matices, cualquier plazo para convocar elecciones, como le reclama Bruselas antes de reconocer como presidente legítimo al opositor, dirigente de Voluntad Popular. El mandatario dejó claro que no habrá nuevos comicios, que en ningún caso está dispuesto a negociar un regreso a las urnas, y lanzó acusaciones a los países no aliados. En esta ocasión se centró en Bruselas, después de que el sábado le exigiera que tomara una decisión “en cuestión de días”.
“A nosotros no nos pone un ultimátum nadie. Si ellos se quieren ir de Venezuela, que se vayan ya”, dijo Maduro a CNN Türk, la filial turca de la cadena estadounidense. Calificó de “insolente” la declaración y opinó que “las élites europeas no expresan la opinión de los pueblos europeos”. El pasado viernes, había arremetido contra el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el ministro de Exteriores, Josep Borrell. “Si quiere elecciones, vayan a hacerlas a España”, espetó.
El líder chavista lleva días endureciendo su habitual retórica del enemigo exterior. Tras el desafío de Guaidó, denunció “un golpe” orquestado desde Estados Unidos, el primer país en reconocer como mandatario legítimo al dirigente opositor. “No descansaremos hasta derrotar el golpe de Estado que pretende intervenir en la vida política de Venezuela, echar de lado nuestra soberanía e instaurar un Gobierno títere del imperio estadounidense”, se revolvió en Twitter.
“Nadie nos va a someter, el tiempo de las invasiones y los golpes de Estado se terminó. ¡Jamás nos rendiremos!”, continuó Maduro, quien a la hora de la verdad evitó cortar todos los lazos con Estados Unidos. Pese a haber roto de facto las relaciones diplomáticas, se avino a negociar la apertura de una “oficina de intereses” en Caracas y en Washington. Los dos Gobiernos se dan un mes para tratar de llegar a un acuerdo, “ambas misiones cesarán sus actividades”.
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