La patronal paraliza Nicaragua mientras Ortega hace una demostración de fuerza
El 90% de los comercios cerraron en Managua, aunque el Estado mantuvo abiertas las instituciones y el transporte público
José Adán Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) –la principal cámara empresarial del país–, se mostraba el viernes satisfecho al constatar que la mayoría del comercio, bancos y empresas de Nicaragua se unieron al paro nacional convocado por la opositora Alianza Cívica –que reúne a estudiantes, empresarios, académicos y campesinos– y respaldado por la patronal. Se trata de una medida de presión frente al Gobierno del presidente Daniel Ortega, que como respuesta mantuvo abiertas todas las instituciones del Estado y el transporte público en Managua. Ortega, además, organizó en la capital una caravana de coches con sus simpatizantes, como una respuesta a la marcha nacional del jueves y el paro de este viernes. La respuesta de las empresas al paro “muestra por segunda vez en un mes la unidad del sector empresarial al rededor de los objetivos de cese a la represión, justicia y democratización”, dijo Aguerri.
El empresario afirmó que en el 90% de los comercios de Managua, la capital, se sumaron al paro y una respuesta similar hubo en las principales ciudades del país. Empresas de textiles –principalmente de capital asiático– que forman parte del régimen de zonas francas citaron a sus empleados a trabajar. El presidente de la patronal justificó la decisión de estas compañías extranjeras por sus “particularidades contractuales a nivel internacional”, aunque dijo que no tenía el dato de cuántas habían mantenido sus actividades el viernes. “A pesar del esfuerzo del Gobierno al convocar a sus partidarios a hacer una caravana para contrarrestar el paro, la respuesta ha sido contundente al encontrarnos con la inmensa mayoría de los negocios cerrados”, explicó el presidente de la patronal.
Varias zonas de Managua lucían el viernes vacías, con bancos, supermercados, bares y restaurantes cerrados, así como centros comerciales. Muy poca gente se movilizaba por esta ciudad de 1,5 millones de habitantes. Incluso las paradas de autobuses se mostraban vacías, a pesar de que el Gobierno mantuvo activo el transporte público. Incluso estaban vacías algunas oficinas del Ministerio de Migración, que durante las últimas semanas ha estado desbordado por la demanda de pasaportes de nicaragüenses que quieren dejar el país por la crisis, que el viernes cumplió 87 días con un saldo de más de 350 nicaragüenses muertos.
La mayoría de los comercios de los mercados de la capital también estaban cerrados, principalmente de las grandes distribuidoras de alimentos y productos de limpieza o de ferretería. En el Mercado Mayoreo de la capital se mantenían operando los pequeños vendedores de frutas y verduras, productos que se deterioran con facilidad. Irlanda Jerez, comerciante del capitalino Mercado Oriental –considerado el más grande Nicaragua y uno de los mayores de Centroamérica– calificó de “éxito total” el paro. “Incluso sentimos que se sumaron más personas de las que esperábamos. Hay muy pocos comercios funcionando en el mercado, principalmente en la zona de verduras. No hay compradores, solo gente de seguridad porque los comerciantes tienen terror a los saqueos”, dijo Jerez, en referencia al asalto de comercios que se han registrado en varias zonas del país.
“Estamos parados todos”, dijo la líder sindicalista Sandra Ramos. “Estelí, Granada, Matagalpa, León, Masaya, todo el país se sumó. Esto refleja que este pueblo demanda justicia y la democratización de Nicaragua, que cese la represión, la política de muerte, que haya un cambio de raíz del sistema”, agregó Ramos. Para esta líder de trabajadores y abierta opositora al régimen de Ortega, la decisión del presidente de convocar a sus simpatizantes a pesar del paro nacional, “es un grave error” y una demostración de un control de las calles que, dijo, ya perdió.
El paro nacional fue convocado como una serie de acciones para presionar al Gobierno de Ortega. El jueves se realizó una marcha nacional en Managua y el resto de municipios del país, en la que participaron miles de Nicaragüenses bajo el lema “Juntos somos un volcán”. Y para este sábado se ha convocado una caravana de coches que recorrerá varias barrios de la capital, que han sido asediados por las huestes armadas bajo órdenes del Gobierno.
Lo cierto es que Nicaragua ha sufrido casi un mes de parálisis económica, con comercios que han cerrado el cierre por la crisis. En Managua han cerrado bares y restaurantes por falta de clientes, dado que desde las seis de la tarde la cuidada entra en un letargo forzado, una suerte de toque de queda por la presencia de camionetas con hombres armados que siembran el terror en la ciudad. Los locales que sobreviven a la crisis publican mensajes desesperados en sus redes sociales solicitando a los clientes que los visiten y a algunos han apostado por decorar sus edificios con la bandera nacional y mensajes patrióticos para atraer clientela. “Se buscan clientes. No se requiere experiencia”, se leía en un letrero de un local de desayunos en la colonial León, ciudad de postal golpeada por la crisis.
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