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El trágico final de dos ciclistas europeos asesinados en Chiapas

México era uno de los destinos de su vuelta al mundo en bicicleta, pero el polaco Krzysztof Chmielewski y el alemán Holger Hagenbush fueron baleados y abandonados en un basurero en mitad del viaje

Krzysztof Chmielewski (izquierda) y Holger Hagenbusch (derecha).Vídeo: Facebook | epv
Elena Reina

En una de las carreteras más transitadas de Chiapas (sur de México), la que lleva directamente a las ruinas de Palenque, desaparecieron dos ciclistas europeos hace tres semanas. Cerca del 20 de abril, el polaco Krzysztof Chmielewski y el alemán Holger Hagenbush, tomaron sus bicis adaptadas como casas ambulantes —llevaban un remolque con una tienda de campaña— y pedalearon cuesta arriba en dirección a la selva. No era la primera vez que lo hacían, los dos llevaban mucho tiempo recorriendo medio mundo y México era solo una escala más de aquel ambicioso viaje. No hubo más paradas, aquella carretera se convirtió en la última.

Después de una semana sin saber nada de aquellos dos extranjeros, de pelo largo y barba rubia, la Fiscalía concluyó que era muy probable que estuvieran muertos. En México es difícil que aparezcan los desaparecidos. En muchas ocasiones —concretamente más de 20.000— ni siquiera hallan los cuerpos. El de Chmielewski fue encontrado el 26 de abril y calcularon que llevaba unos seis días muerto. Las autoridades no tenían noticias de su compañero alemán. Estaba a 200 metros del cadáver del polaco. Tardaron una semana más en anunciar su hallazgo.

"Fue un accidente", anunciaron las autoridades poco después de identificar el cadáver del deportista polaco. "La práctica de su actividad ciclista era de alto riesgo y posiblemente pudieron haber perdido el control y caer en el barranco", explicó el fiscal en ese momento. Pero el hermano de Holger Hagenbush estaba a punto de aterrizar en México y la presión mediática y diplomática alemana empezó a hacer mella en las autoridades chiapanecas. Al ciclista alemán lo encontraron el pasado 4 de mayo, estaba en el mismo barranco que su compañero, pero en un punto más profundo.

Uno de los cuerpos presentaba una herida de bala, el otro había sido decapitado. Nadie podía defender entonces la hipótesis de un accidente. "El fiscal que alegó que fue un accidente no lo hizo con dolo ni mala fe, tampoco para ocultar evidencias", explica el fiscal de homicidios de Chiapas, Luis Alberto Sánchez, a este diario.

La Fiscalía ha confirmado este viernes que se trató de un asesinato intencional. Aunque todavía no tienen datos científicos sobre la causa de muerte, pues el estado de descomposición de los cuerpos —después de una semana abandonados en la selva— complica el trabajo del forense. De momento, el cuerpo del alemán presentaba un orificio en el cráneo producido por un disparo y el cuerpo del polaco estaba mutilado.

¿Por qué querrían matar a dos ciclistas que hacían turismo en México? Es una de las primeras preguntas que se ha hecho un país hastiado de amanecer con cadáveres en las noticias. Las autoridades investigan un caso de robo, aunque una de las bicicletas y un remolque se encontraron junto a uno de los cuerpos. 

"Pudo haber sido un asalto con violencia. Quizá se opusieron y por eso los mataron", explica Sánchez en una entrevista telefónica. No ha proporcionado información sobre otros casos que hayan podido suceder en esta misma carretera.

Hagenbush había viajado desde Canadá a Estados Unidos, había recorrido en su bicicleta el norte de México y parte del sur: desde Oaxaca a Chiapas. El último mensaje que se envió desde su móvil fue una fotografía a una amiga suya. Ahí le informó que iba a conocer Palenque. 

Chmielewski ya había conocido 51 países pedaleando, según una entrevista que le hicieron para una cadena de televisión local poco antes de morir. Estaba convencido de que la bicicleta era el mejor medio de transporte para aquella aventura que había emprendido, puesto que no necesitaba gasolina, ni seguro, ni placas. "Es gratis", comentaba sonriente. "Quiero visitar todos los países del mundo", resumió.

El crimen ha indignado a un país harto de sumar cifras de muertos en los estados más violentos del norte, pero no acostumbrado a que ocurra algo similar en el sur. En Chiapas no es tan habitual que suceda un asesinato así de brutal como en zonas donde hay una fuerte presencia del crimen organizado, como, por ejemplo, en Tamaulipas. Y muchos mexicanos se preguntan si hay algún lugar del país que escape al terror de la violencia. Tres semanas después de lo sucedido no hay ningún detenido. Tampoco hay ningún sospechoso.

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Sobre la firma

Elena Reina
Es redactora de la sección de Madrid. Antes trabajó ocho años en la redacción de EL PAÍS México, donde se especializó en temas de narcotráfico, migración y feminicidios. Es coautora del libro ‘Rabia: ocho crónicas contra el cinismo en América Latina’ (Anagrama, 2022) y Premio Gabriel García Márquez de Periodismo a la mejor cobertura en 2020

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