_
_
_
_
Pensándolo bien
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Hasta dónde llegará Peña Nieto para ganar?

En su desesperación las infamias han comenzado a escalar hasta alcanzar cuotas que no habíamos visto desde hace décadas

Jorge Zepeda Patterson

José Antonio Meade, el candidato oficial no va a ganar. La pregunta que todo el país se hace es ¿cuándo se va a dar cuenta la Presidencia y qué va hacer cuando lo asimile? Durante meses el equipo gobernante se había consolado con la idea de que una vez destapado su delfín, los recursos políticos, la maquinaria de Estado y la buena imagen del candidato elegido, compensarían la impopularidad actual del PRI y el rezago con el que arrancaba su abanderado. Pero eso fue hace unos meses. Al pasar las semanas ha quedado en claro que Meade no sólo no avanza en las encuestas de intención de voto, tampoco parecen estar haciendo mella las duras campañas diseñadas para enlodar a los dos candidatos de oposición que le aventajan.

En cifras redondeadas, Andrés Manuel López Obrador concentra poco más de 40% de la intención de voto, Ricardo Anaya supera un 30%, y Meade se encuentra estancando con un lejano 20%. El único cambio de los últimos meses es que el candidato del PRI ha perdido dos o tres puntos adicionales.

A 85 días de la elección el grupo en el poder contempla la cuenta regresiva sin saber qué otra cosa hacer para insuflar un soplo de esperanza a las posibilidades de Meade. Pero ya han dejado en claro que están dispuestos a recurrir a lo indecible antes de darse por derrotados. En su desesperación las infamias han comenzado a escalar hasta alcanzar cuotas que no habíamos visto desde hace décadas. El grupo en el poder, todo indica, se dispone a vender su alma al diablo con tal de generar otros 20 puntos a su candidato y/o tumbar a sus rivales. Y las posibilidades asustan.

Bajo el supuesto de que El Bronco será capaz de quitar algunos puntos a López Obrador, el grupo en el poder prefirió liquidar toda legitimidad de las autoridades electorales 

Inflar el voto era algo que se esperaba. Los financiamientos ilegales y las prácticas clientelares son peccata minuta; prácticas habituales utilizadas incluso en 2012, cuando el PRI ni siquiera las necesitaba.

Lo que no esperábamos era el uso faccioso para descabezar fiscalías (entre otras la de Delitos Electorales) y deshacerse así de funcionarios incómodos, la utilización de la Procuraduría para perseguir a un rival de Meade (Ricardo Anaya) y, más recientemente, imponer desde el Trife (el máximo tribunal en materia de elecciones) a un candidato independiente que falsificó buena parte de las firmas exigidas para estar en la boleta electoral.

Bajo el supuesto de que este candidato, Jaime Ramírez El Bronco, será capaz de quitar algunos puntos a López Obrador, el grupo en el poder prefirió liquidar toda legitimidad de las autoridades electorales con tal de dar un raspón al líder de la oposición. Por lo pronto, ha quedado en claro que la mayoría de los ministros del Tribunal son operadores del partido en el poder. Sabíamos que eran filo priístas, desconocíamos que eran empleados dispuestos a cometer cualquier ignominia que se les ordenase.

Se supone que incluso en materia de manipulación electoral había límites. Pero la presidencia parece estar dispuesta a romperlos sin que importe acabar con el débil tinglado que el país venía construyendo trabajosamente en materia de instituciones.

El código de vestir de la fiesta admitía cuchillos, el PRI ha llegado con bazuca. ¿Qué va a pasar cuando asuma que tampoco la bazuca alcanza para que su campeón resulte vencedor? ¿Qué sigue? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Peña Nieto?

@jorgezepedap

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_