_
_
_
_

Asaltado en su casa de Buenos Aires el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel

El argentino considera que el robo no fue por azar y lo relaciona a su militancia política

Federico Rivas Molina
Adolfo Pérez Esquivel participa de la marcha en Plaza de Mayo por la aparición de Santiago Maldonado, el pasado 1 de septiembre.
Adolfo Pérez Esquivel participa de la marcha en Plaza de Mayo por la aparición de Santiago Maldonado, el pasado 1 de septiembre.Telam
Más información
Cinco Premios Nobel piden un compromiso mundial por la paz desde Argentina
El premio Nobel Pérez Esquivel viaja a Malvinas a dialogar 35 años después de la guerra

El último Nobel argentino, Adolfo Pérez Esquivel, de 85 años y reconocido por su trabajo en defensa de los Derechos Humanos, sufrió el jueves por la tarde un robo en su casa de San Isidro, en las afueras de Buenos Aires. Dos ladrones ataron a Pérez Esquivel y su familia y bajo amenazas se llevaron dinero en efectivo, joyas y las condecoraciones que el Nobel atesoraba en su vivienda. “Eso fue lo que más me preocupó. Eran placas y medallas de Japón, Estados Unidos, Bolivia, República Dominicana. Sabían de lo que se trataba porque en todas leyeron mi nombre”, dijo Pérez Esquivel en la puerta de su casa a la prensa.

Los detalles del asalto no fueron muy diferentes a las “entraderas” urbanas, tan comunes en Buenos Aires. El nieto de Pérez Esquivel, de 18 años, abrió el portón del garaje de la casa para guardar su auto cuando dos personas que esperaban ocultas en la calle se metieron por detrás. Una vez dentro ataron al hombre y lo encerraron en una habitación a la espera de que llegaran el Nobel de la Paz y su esposa. “Esperaron a mi señora y la maniataron también. Después se metieron en mi auto y me dijeron:  ‘Quédese tranquilo que tenemos de rehenes a su familia”, explicó Pérez Esquivel. El botín de los ladrones incluyó dólares y euros destinado a pagar los gastos de los viajes internacionales que realiza Pérez Esquivel, pero no la medalla del Nobel de la Paz que recibió en 1980.

El Nobel, que hoy es el presidente de la Comisión Provincial de la Memoria, dijo que este robo no le pareció casual. “Esta gente actuó con mucha precisión, usaron guantes, no dejaron huella. Uno llevaba la cara tapada. No nos golpearon ni nos mostraron las armas, pero sí decían que estaban armados", contó. Recordó entonces que tuvo otro asalto hace pocos meses en una casa que tiene con su familia en Miramar, un balneario de verano a 470 kilómetros de la capital, y vinculó los ataques a su trabajo. Pérez Esquivel es querellante en el caso del último desparecido argentino, Santiago Maldonado, en una causa en la que defiende la hipótesis de que el joven artesano fue víctima de la gendarmería durante el desalojo de una protesta mapuche en la Patagonia.

“Está lo de Maldonado, hay muchas cosas, estamos en una tensión muy fuerte en el país y nosotros lógicamente estamos participando”, dijo. Pérez Esquivel dijo que se siente “indefenso”, sobre todo porque los temas en lo que trabaja son delicados. “Está el tema de Malvinas también", agregó, en referencia a un viaje que realizó a las islas junto a otros activistas para pedir por la identificación de los soldados argentinos enterrados sin nombre en el cementerio de guerra del archipiélago. La demanda del Nobel ya fue satisfecha tras un acuerdo entre Argentina y Reino Unido que autorizó a la Cruz Roja a exhumar los cuerpos y realizar pruebas de ADN, un proceso que ha finalizado en su primera etapa.

Pérez Esquivel es una figura de referencia en Argentina desde que recibió el Nobel de la Paz en plena dictadura argentina. El jurado tuvo en cuenta su lucha por los derechos humanos en todo América Latina, no sólo en su país, una tarea que no abandonó nunca. De hecho, ha apoyado sin dudar los reclamos de la familia de Maldonado para que el joven aparezca con vida, y de ahí la sospecha de Pérez Esquivel de que el robo sea “un mensaje” de sectores afectados. Desde la provincia de Buenos Aires, sin embargo, consideraron que no hay indicio alguno de que la elección de la casa del Nobel no haya sido por puro azar. Desde la secretaria de Seguridad aclararon que la policía no encontró indicios de algún tipo de trabajo de inteligencia previo que haga suponer que no fue “al voleo”, es decir, producto de las circunstancias del momento.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_