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El Parlamento venezolano carga contra Goldman Sachs por comprar bonos de deuda del país

El presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, ha enviado una carta a la banca de inversión en la que critica el acuerdo por el que le entregará al régimen venezolano unos 868 millones de dólares

Julio Borges con un grupo de diputados de la Asamblea Nacional.
Julio Borges con un grupo de diputados de la Asamblea Nacional.MIGUEL GUTIERREZ (EFE)

El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, el opositor Julio Borges, ha enviado una carta a la máxima autoridad de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, en la que critica la compra de bonos de la deuda venezolana emitidos en 2011 y que vencen en 2022 por un valor de 2.800 millones de dólares con un 69% de descuento.

Borges ha recordado en una comunicación fechada el lunes en Caracas que “la decisión de ayudar al régimen de Nicolás Maduro es una clara violación del código de conducta y la declaración de derechos humanos de Goldman Sachs, los cuales supuestamente reconocen y toman seriamente sus responsabilidades para ayudar a proteger, preservar y promover los derechos humanos en todo el mundo. Goldman Sachs decidió hacer buen dinero del sufrimiento del pueblo venezolano”.

El gran negocio que ha concretado la banca de inversión supone una bocanada de aire para la Administración chavista. En los próximos días entrarán a las arcas del Banco Central de Venezuela unos 868 millones de dólares que le permitirán cumplir con los compromisos más urgentes y mantener a flote el disfuncional modelo de desarrollo que ha lastrado a la economía local.

A la vez el amplio descuento otorgado a Goldman Sachs revela que Maduro está dispuesto a cualquier cosa con tal conseguir dinero, incluso a costa de las nuevas generaciones, que van a heredar pasivos de unos 170 mil millones de dólares. A cambio de lo que hoy recibirá, en 2022 Venezuela deberá devolverles a los tenedores del bono cuatro veces más lo que Goldman Sachs le ha entregado.

El acuerdo también ha traído a la memoria el viejo debate entre la ética y los negocios, un asunto que no es menor en la actual situación de Venezuela. Borges lo plantea en su misiva: “El sustento financiero de Goldman Sachs servirá para fortalecer la brutal represión desencadenada contra cientos de venezolanos que protestan pacíficamente por un cambio político en el país. La represión ordenada por Maduro ha resultado en el asesinato de 57 personas junto a 13.000 heridos y cerca de 2.000 detenidos y procesados en tribunales militares”.

Para la oposición, parte del chavismo moderado y la gran mayoría de la comunidad internacional Goldman Sachs se ha aliado con quienes gobiernan al margen del Estado de derecho desde finales de marzo, cuando suspendieron las labores del Parlamento mediante dos decretos del Tribunal Supremo de Justicia, y han dilatado la convocatoria de las elecciones de gobernadores, que debieron celebrarse en diciembre, porque no desean perder el control de las regiones.

El anuncio de la compra, revelado el domingo por The Wall Street Journal, ha demostrado que la campaña que en abril inició el Parlamento para impedir que el régimen venezolano obtenga dinero no ha sido del todo efectiva. Desde hace varias semanas su directiva ha estado tratando de convencer a Wall Street para disuadirlos de ayudar a Maduro a monetizar unos 7.700 millones de dólares de sus reservas en oro.

La Asamblea Nacional se mantiene en desacato, según el Supremo, pero sigue trabajando para recordarles a quienes están en tratativas con las autoridades venezolanas que en el futuro serán desconocidos las emisiones de deuda, canje de deuda pública y oferta de oro como garantía que no sean aprobados por el Parlamento. Es parte de un pulso menos estridente que las protestas, pero quizá más importante en el declarado propósito de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática de quebrar la unidad del chavismo gobernante.

El presidente del Parlamento ha prometido en su carta a Goldman Sachs que va a investigar el acuerdo. “Por favor, cuente con que la Asamblea Nacional de Venezuela llamará con fuerza la atención de la comunidad internacional sobre su decisión de ayudar y sostener el régimen autoritario de Venezuela. Es importante que sepan que el pueblo de Venezuela y su futuro Gobierno democrático no olvidará donde estuvo Goldman Sachs cuando le tocó decidir entre apoyar la dictadura de Maduro o la democracia en nuestro país”, finaliza la carta.

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