Los militares confirman su protagonismo en el aniversario del Caracazo
Todos los ministros del Ejecutivo están subordinados al titular de la cartera de Defensa
El pasado lunes se cumplió un nuevo aniversario de los desórdenes del 27 de febrero de 1989, una explosión social que la narrativa del chavismo considera un momento seminal de su historia. Aquel día se produjeron revueltas y protestas en Caracas que fueron duramente reprimidas, y que dejaron un balance de más de 250 muertos y más de un millar de heridos. El detonante del Caracazo fue una subida muy fuerte de precios de los productos básicos.
Para la efeméride, el ministro de Defensa y jefe del Comando Estratégico Operacional (CEO), general Vladimir Padrino López, emitió un mensaje en el que el más importante oficial castrense reconoce el Caracazo como la “génesis” de la Revolución Bolivariana y denuncia que en esa fecha se orquestó una represión “que seguirá siendo objeto de repudio y rechazo como política degradante que siempre caracterizó al Estado cuartorrepublicano”.
Aunque es bien sabido que el partido militar constituye la columna vertebral del régimen en Venezuela, la declaración del general Padrino López no tiene precedentes en la manera en que abraza, desde una posición institucional, un evento que representó la quiebra del orden en las calles, tan caro a los uniformados. Supone una confirmación del creciente rol de los militares en el proceso revolucionario, en el que han pasado de ser meros socios a tutores.
Padrino López ha avalado en público la gran novedad doctrinaria del Gobierno este año, el concepto del “enemigo interno” al que hay que derrotar. Pero también lleva las riendas del funcionamiento del Estado. Desde julio de 2016 está al frente de la Misión Abastecimiento Soberano, el principal frente de batalla del régimen. Con la asignación, el presidente Nicolás Maduro emitió una orden con la que subordinó a todos los demás ministros al titular de la cartera de Defensa, convirtiéndolo en un virtual primer ministro.
Se sabe que las Fuerzas Armadas se nuclean, más que alrededor de un proyecto político monolítico, sobre un eje de intereses compartidos y prebendas que el Gobierno cuida mucho de mantener atendidas.
Para aplacar las posibles expresiones de malestar entre sus filas, bastan ejemplos como el del general Raúl Baduel, un compañero de Hugo Chávez en la primera hora de la logia militar que ambos fundaron, quien ya cumple casi ocho años de cárcel tras haber roto con el oficialismo.
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